Recuerdo la primera vez que vi Tekken en movimiento como si fuera ayer. El salto del 2D a las tres dimensiones me alucinó y me hizo soñar con el futuro de los videojuegos como pocos juegos lo han hecho a lo largo de mi vida. Ahora, casi 30 años después, me he pasado todo el fin de semana pegado a su octava entrega y tengo claro que el futuro de esta saga es tan brillante que deslumbra. Tres días con Tekken 8 han bastado para que tenga fe ciega en lo que está haciendo el equipo de Bandai Namco, y la clave está en su acercamiento a esta nueva entrega: no arreglar lo que no está roto, sino refinar hasta el milímetro las fortalezas de la saga.
Los amantes de la lucha sabemos que si hay tres cosas que importan más que nada dentro de un juego de pelea, son las siguientes: la sensación a los mandos, las mecánicas y lo interesantes que resulten sus personajes. El contenido extra siempre es de agradecer, sí, pero si el núcleo de tu título no es sobresaliente, vas a ser devorado sin piedad en uno de los géneros más competitivos de toda la industria del gaming. El equipo de Tekken tiene clarísimo esto, y lleva décadas afinando al milímetro sus bondades en este aspecto. Tras enfrentarme a brutales adversarios sin parar en su beta online, tengo claro que esta es la entrega más brutal y agresiva de la franquicia hasta la fecha, y justo lo que necesitaba para seguir destacando en el medio.
Tekken 8, el Puño de Hierro más potente hasta la fecha
Y es que, ¿qué es Tekken sino uno de los espectáculos más impactantes del mundo de los fighting games? No lo llaman Puño de Hierro por nada. Especialmente desde Tekken 3, la saga se ha caracterizado por su presentación tan fluida como agresiva, sus combos y la noción de que un paso en falso es suficiente para decidir, en un abrir y cerrar de ojos, quién es el ganador de la manera más bombástica. Esta nueva entrega opta por llevar eso al límite con un lavado de cara impresionante, pero también con nuevas mecánicas que elevan la agresividad aún más.
Tekken 7 dejó claro que la fórmula que lleva fraguándose desde la época de la PlayStation 1 simple y llanamente funciona, y esta entrega no viene a alterar el rumbo. Para los veteranos de la franquicia, Tekken 8 tiene sabor a hogar. Con pequeños cambios aquí y allá para mantener y equilibrar su núcleo basado en malabares con combos, esta nueva entrega no aliena a sus fans, sino que busca ser más Tekken que nunca. Cada golpe acertado es una auténtica gozada, una explosión de energía, poderío y deleite gráfico que va a hacer muy difícil volver a su precuela.
Heat, el sistema que viene a cambiarlo todo
Pese a este enfoque esperadamente conservador, sí que se nota más énfasis hacia el juego frenético y las decisiones de último momento. El octavo Tekken eleva al máximo la sensación de que todo puede decidirse en cuestión de milisegundos y empuja el flujo del combate hacia la agresividad, algo que le sienta de maravilla. Su mayor novedad precisamente apunta hacia a esta dinámica: el sistema Heat, que se plantea como una manera de agilizar el flujo de los encuentros, crear nuevas posibilidades de agresión y, sobre todo, ofrecer más profundidad jugable a cambio de muy poco.
El Heat es el gran añadido de esta entrega y activarlo es tan sencillo como pulsar un botón de tu mando o hacer ciertos movimientos de tus personajes. A partir de ahí, las ramificaciones pueden ser totalmente devastadoras para tu rival. De sus dos maneras de activar este nuevo estado, el Heat Burst te permite interrumpir los ataques enemigos o comenzar un nuevo combo, mientras que el Heat Engager es una oportunidad para ser más agresivo haciendo que tu personaje persiga al rival tras este ataque y continúe en una situación de superioridad de frames para el siguiente ataque.
A partir de aquí, hay una multitud de beneficios durante los siguientes 10 segundos: acceso a nuevos movimientos, propiedades extra y dos propiedades nuevas que pondrán fin a tu Heat: el Heat Dash, que te permite, de nuevo, volver a perseguir a tus oponentes estando en ventaja de frames, y el Heat Smash, un demoledor ataque que viene a ser el sucesor del Rage Drive que vimos en Tekken 7. Si bien al principio me preocupaba que el uso de Heat fuese a monopolizar los encuentros, la realidad está mucho más cerca de los Drives de Street Fighter 6. Es un recurso del que es fácil abusar y malgastar su potencial, pero que usado de manera medida y con técnica se convierte en algo mucho más importante que en "daño casi gratis".
Porque sí, puedes simplemente “tirar” tu Heat Burst y colmarlo con un Heat Smash al comienzo del combate con la esperanza de crear una situación de relativa ventaja, pero el verdadero potencial de esta nueva mecánica y la razón por la que me parece una genialidad está precisamente en saber aprovecharlo y desbloquear el verdadero potencial de tu personaje. Combinar, por ejemplo, un Heat Engager con más movimientos para acabar utilizando los movimientos exclusivos de tu personaje durante ese estado no solo requiere más técnica —dotando al título de más profundidad—, sino que también va a llevar a situaciones de juego muy interesantes con resultados absolutamente trepidantes.
Tekken 8 está más vivo que nunca
A esta bestialidad jugable también hay que sumar un lavado de cara a la altura. Es indiscutible que el paso a Unreal Engine 5 le sienta increíble al juego de Bandai Namco. Los escenarios están más vivos que nunca y los luchadores son los más expresivos que hemos visto en la saga. Gracias a los esfuerzos por sacarle todo el jugo al motor de Epic Games, cada ataque tiene más impacto que nunca y cada combate se convierte en todo un espectáculo de golpes, luces y agresividad que elevan a la saga a un nuevo nivel de contundencia.
Mi parte favorita de esta renovación gráfica viene es, sin lugar a dudas, los personajes. Nunca antes habíamos visto al elenco de Tekken representado con tantísima personalidad. Desde sus animaciones faciales hasta sus propios ataques, todas las brutales animaciones del título se ven potenciadas por un apartado gráfico digno de las nuevas generaciones. Sin miedo a separar a su audiencia por el salto generacional, Bandai Namco ha optado por solo lanzar su juego en sistemas actuales, y eso le ha permitido potenciar el aspecto de su título para convertirlo en un auténtico portento.
Ahora con rollback netcode, un pilar de la experiencia online
Por supuesto, siendo esta una CNT —o Closed Network Test— también hay que hablar de la experiencia online. Con el añadido de rollback netcode, jugar a Tekken 8 en línea se siente tan fluido como si lo hicieras en el sofá de tu casa. En un título donde cada segundo es crucial y un tirón puede cambiar el flujo del combate de manera decisiva, Bandai Namco ha puesto mucho de su parte para salvaguardar nuestra experiencia de juego fuera de casa. Además, como siempre, puedes rehusar un combate si ves que la conexión de tu oponente no está a la altura, pero es que también vas a tener la posibilidad de aplicar filtros para encontrarte solo con aquellos que tengan una mejor conexión.
En definitiva, Tekken 8 me ha maravillado como fan de la saga que soy, pero también me ha dejado intrigado por ver cómo será su lanzamiento definitivo. Con muchos de los personajes más icónicos de la franquicia todavía sin hacer acto de aparición y la gran incógnita de su fecha de lanzamiento, el equipo de Bandai Namco tiene varios ases bajo la manga aguardando a ser utilizados. Tras este fin de semana, eso sí, estoy 100% seguro de que este nuevo Tekken va a ser digno rival de Street Fighter 6 y Mortal Kombat 1, y de que cada día más nos sumimos en una nueva edad de oro para los amantes de los títulos de pelea.
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