2024 pasará a la historia como uno de los años más duros para los desarrolladores de videojuegos. Porque, si bien es cierto que esta tendencia empezó a verse en 2023, ahora estamos recibiendo un sinfín de noticias sobre estudios que deciden prescindir de su personal en oleadas masivas. Ahora, parece que los empleados de Surgent Studios son los últimos que han sufrido esta triste práctica en la industria de los videojuegos, pues se están notificando despidos poco después del lanzamiento de Tales of Kenzera: ZAU.
Si no tenías este juego en el radar, déjame decirte que se trata del primer título de Surgent Studios para hacerse un hueco en el competitivo mercado de los videojuegos. Amparado por la firma EA Originals y apostando por una jugabilidad metroidvania engalanada con escenarios preciosos, Tales of Kenzera: ZAU no tardó en llamar la atención de algunos fans del género. Sin embargo, y teniendo en cuenta que no se han dado a conocer datos de ventas, el equipo se ha visto afectado por una inesperada ola de despidos tres meses después del celebrado estreno del juego.
Tal y como informan desde Game Developer, tres desarrolladores han anunciado vía LinkedIn que Surgent Studios ha prescindido de ellos. Y, aunque se desconoce el alcance total de la decisión, sus publicaciones dan a entender que se trata de un golpe más grande: "Bueno, parece que me uno a todas las personas afectadas por los despidos de la industria este año", escribe el artista técnico Jordan Smee. El estudio todavía no ha ofrecido un comunicado oficial abordando la situación.
La industria está en una "mala situación" por culpa de los inversores y la pésima gestión
Como decíamos al principio de la noticia, son muchos los desarrolladores que han sido despedidos a lo largo de los últimos meses. ¿Y a qué se debe esta triste tendencia en la industria de los videojuegos? De acuerdo con una reciente encuesta, los profesionales califican la situación actual como "mala" debido, principalmente, a los inversores y la pésima gestión a la hora de producir videojuegos. Y lo peor es que las previsiones de futuro no son optimistas.
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