Unas semanas atrás, Wizards of the Coast llevó a tiendas un nuevo libro de rol. Se trata de Dungeons & Dragons: El tesoro de los dragones de Fizban, una suerte de compendio sobre razas jugables y bestias dracónicas, así como todo lo que necesitas para llevarlas a tus campañas —recompensas, mapas de sus guaridas, trasfondo narrativo, etcétera— a lo largo de 224 páginas protegidas con tapa dura. Se trata de un complemento bastante interesante para los tres libros reglamentarios de D&D 5E, y al margen de las indicaciones mercadotécnicas del editor, claramente es un producto enfocado para Dungeon Masters.
Llevo algo más de una semana examinando el tomo de cerca, y aunque tengo algunas reservas, las sensaciones que puedo compartir contigo son generalmente positivas. Resumiéndote un poco el tema, creo que desde WotC han acertado a la hora de dar ideas (muchas ideas) para crear una campaña alrededor de la figura de un dragón; incluyendo todo el trasfondo narrativo que necesitas para hacer que sus guaridas sean interesantes de explorar. De eso va el tomo en realidad, de abrirte las puertas a un mundo más complejo de lo que imaginábamos y de modernizar las clases dracónicas antiguas por otras más flexibles.
Más en específico, hablamos de los dracónidos cromáticos, metálicos y de gemas. Estos últimos son 100% nuevos, aunque a efectos de juego son casi idénticos a sus semejantes: criaturas de tipo humanoide y mediana estatura dentro de la escala de D&D, solo que con sus propias afinidades mágicas prestadas de su ancestro Sardior. El libro también incorpora dos nuevas opciones de subclase para el explorador (el arquetipo de Dracoguardián) y el monje (el rasgo de Camino del Dragón Ascendente) así como el perfil de una mascota dracónica o sugerencias para vincular héroes de cualquier clase con el trasfondo de los dragones.
Eso es para tus personajes.
A mí, la verdad, me interesan más las aventuras en las guaridas de dragones, que en función de su edad albergan cantidades cómicas de tesoros; algunos de los cuales son los más poderosos descritos en las tablas de la guía del DM. Todas estas cuevas y torres tienen su personalidad, su tono; y aunque no todas las temáticas y encuentros sugeridos me han gustado igual, al menos reconozco que muchas de ellas tienen un potencial súper atractivo. Una dragona de cristal anciana enfrentándose a un explorador que colecciona trofeos dracónicos, por ejemplo, es un gran punto de partida de una campaña.
Otro punto interesante es el bestiario, que trae consigo 70 monstruos nuevos con los que enriquecer tus aventuras en los mundos de Dragonlance, Forgotten Realms, Eberron o básicamente cualquier ambientación que tengas en mente. Por supuesto, no todas ellas son tan imponentes como los aspectos de Bahamut o Tiamat; y de hecho la mayoría ni siquiera son dragones al uso. Por ejemplo, tienes parásitos cazahuevos o los escarabajos que se ocultan entre las monedas de los tesoros; y algunas criaturas tan prometedoras como los dragones de las profundidades ancianos o adultos no vienen ilustrados. Pero son pequeñeces.
En 3DJuegos | La feria de Brujaluz de Dungeons & Dragons estuvo bien, pero no esperaba el desfile de hadas monstruosas que viene después