El JRPG es mi género favorito. Mi adolescencia se desarrolló a caballo entre Super Nintendo y PlayStation, por lo que Secret of Evermore, Final Fantasy VII, Chrono Trigger, Chrono Cross y este The Legend of Dragoon se convirtieron en mis compañeros de camino a la madurez. Imaginaos lo fuertísimo que me pegó Final Fantasy VIII. Creo que todos los que adoramos el octavo capítulo de la saga lo hacemos porque nos pilló justo en esta complicada edad.
La cuestión es que los finales de los 90 y principios del 2000 estuvieron dominados por Final Fantasy. Las aventuras de Cloud, Squall y Yitán marcaron el camino a seguir en este género, y todo se comparaba con ellas. Para que os hagáis una idea, era como con Dark Souls o Breath of the Wild ahora. Por lo tanto, no era precisamente fácil innovar, porque había que seguir los triunfales pasos de estos colosos para vender, ni destacar, porque todo se comparaba con ellos.
Eso lo sabe muy bien The Legend of Dragoon. Su desarrollo duró cuatro años, y tuvo la mala fortuna de aparecer poco tiempo después de Final Fantasy IX. Os pongo en contexto, aunque a mí y a muchos nos flipó Final Fantasy VIII, esa no fue la opinión popular. La gente solo quería Final Fantasy VII otra vez. Sony lo sabía, y se puso a hacer algo parecido, es decir, la aventura de Dart que nos ocupa hoy. Pero Final Fantasy IX fue un poco eso, algo de Final Fantasy VI, graficotes, personajazos e increíble juegarral del futuro con fantásticas innovaciones en lo narrativo y en el combate. El noveno capítulo supo hacer como nadie eso de combinar tradición y novedad. Y luego salió The Legend of Dragoon.
Final Fantasy IX impidió a The Legend of Dragoon brillar
Todo el mundo lo comparó con Final Fantasy IX, porque claro, se veía viejito y salía perdiendo en la comparación. El mundo ya estaba a otras cosas, y su excesivo parecido con la aventura de Cloud ya no apetecía tanto. Porque incluso había escenas calcadas, tono y momentos Dart pecaba muchas veces de ser un SOLDADO con la única novedad de tener alas, y el estilo artístico no era tan brillante como el noveno FF.
Eso hizo que se le prestara poca atención a un mundo tan interesante, a cómo desarrollaba la política y las guerras de su mundo, las particularidades de sus personajes, sus armaduras, o lo bien que The Legend of Dragoon era capaz de hacer divertidas sus ochenta horas de juego. Porque no era lo que se esperaba, no era Final Fantasy IX, y lo demás daba igual. Sin embargo, muchos le vimos sus virtudes. Es por este motivo por lo que, cuanto más el juego se desvinculó de su fecha de lanzamiento, y más gente lo jugó sin querer compararlo con nada, más se convirtió en un título de culto. También hay que decir que parte de la culpa la tuvo Sony. Se emperró en repetir una y otra que era un JRPG que te iba a cambiar la vida, y no.
Y así llegamos a 2023. Creo que empezáis a tener más claro por qué digo que ahora The Legend of Dragoon es mejor juego que en su lanzamiento. Para empezar, porque estamos en plena celebración de Final Fantasy VII, título que se festeja en este. Porque hacer la comparación en negativo ya no es necesaria, y porque tenemos apetito de buenas historias y buenos JRPG dramáticos, con política, combates por turnos y sí, también buenos escenarios prerrenderizados.
Qué bien entra The Legend of Dragoon en 2023
The Legend of Dragoon es un JRPG que se cuece a fuego lento. Dart regresa a su hogar y descubre que este ha sido totalmente destruido. El motivo es que está teniendo lugar una guerra entre las dos grandes potencias mundiales, y su pueblo ha sido objeto de su ira. Entonces aparece un dragón, la amiga de la infancia de Dart esconde algo que interesa al imperio enemigo, descubrimos el Árbol de Dios, creador de las criaturas del mundo, y todo se complica.
Es decir, tenemos los tres elementos que a todos nos gustan: un protagonista con pasado oscuro y doloroso, un universo plagado de magia y misticismo, y guerras. La amiga de Dart, Shana, es secuestrada y toca rescatarla. Y entonces se inicia un interesante viaje en el que lo más importante son los amigos que hacemos por el camino.
En su momento, The Legend of Dragoon tuvo como punto negativo caer en varios clichés al escribir y diseñar a estos amigos, pero ahora a mí me entusiasman esos clichés. Es como volver a ese anime que tanto te gustó de crío y ahora te encanta saborear. Sus combates también son muy de género, pero introducen la necesidad de tener que combear nuestros golpes, convertirnos en Dragoons, y que saben ir creciendo en interés a medida que avanzamos.
The Legend of Dragoon ofrece 80 horas de juego muy sólidas
No sé si os pasaba a vosotros, pero en aquellos locos años, tú le decías a tu colega por dónde ibas en tu JRPG favorito basándote en la última cinemática que acababas de ver. Era mágico llegar a ellas porque le daban muchísima fuerza a los hitos de la narración. En Sony entendían la importancia de estas escenas, y en The Legend of Dragoon las desarrollaron con mucho arte. Llegar a ellas sigue siendo un placer, porque si algo tiene destacable este juego es que siempre quiso ser un Final Fantasy VII más espectacular, y supo cómo lograrlo a golpe de técnica.
En 2023, parecerse a los míticos JRPG de Square no es para nada un problema, al contrario. Jugar ahora a The Legend of Dragoon es cómo disfrutar de una divertida interpretación del rol japonés del 2000. Es nostalgia en vena, drama, oscuridad y guerreros que se hacen muy fuertes llevando armaduras chulas. En 2001 sí lo era porque se quería novedad y que el género evolucionase, y eso ya lo hizo Final Fantasy IX. Por eso, os animo a darle un tiento ahora que lo tenéis para descargar en vuestras PlayStation. ¿Y os he mencionado ya que está doblado y subtitulado a nuestro idioma? Daos el gusto, y saboread una de las mejores épocas del JRPG.
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