Un par de años después de su estreno en acceso anticipado, Hunt: Showdown ya está terminado y disponible en PC, PS4 y Xbox One incluso en caja. Aprovechamos la ocasión para volver a visitar el juego de terror multijugador de Crytek: ¿cómo son sus cacerías online y qué tal le ha sentado el paso del tiempo?
Creo que los juegos de terror y los juegos multijugador no se llevan muy bien. Los monstruos y los zombis pierden fuerza cuando vas en grupo, cuando te sientes poderoso, y las cosas comienzan a transformarse en un festival de "a ver quién mata más". Algunas franquicias grandes han intentando mezclar el agua y el aceite en experimentos como Resident Evil: Operation Raccoon City, y sus resultados fueron… mejorables. Incluso los títulos más populares como Dead by Daylight, donde el villano es un jugador, tienen problemas para contentar al público. ¿Dónde se sienta Hunt: Showdown en esta sala?
Pues muy fácil, se lleva su propia silla. Crytek se desmarca de la acción trepidante de Crysis o Far Cry, apostando por otro sello de identidad: la tensión. No vas a entrar en pánico jugando a Hunt. No vas a tener el corazón en un puño mientras exploras pasillos oscuros, ni tampoco hay eventos encriptados para descubrir. Los jugadores tienen el mismo rol que tú, y tienen las mismas capacidades y vulnerabilidades. Sin embargo, puedes estar seguro de que en algún momento vas a rezar para que no te vean, de que vas a maldecir cuando salte una alarma que no querías, y de que vas a correr por tu vida cuando lleves un valioso contrato encima.
¿Y cómo se consiguen estas sensaciones tan interesantes? Pues esencialmente, atacando a lo único que importa a todo el mundo en este tipo de juegos: la progresión. En esencia, Hunt: Showdown te hace aprender las mecánicas y entornos, subir de nivel y desbloquear equipamiento para nuestro personaje ya sea jugando o pagando. Coquetea con la idea de jugar para conseguir cosas valiosas, y luego perder esas mismas cosas temporalmente si no lo hacemos bien. Y claro, la propia jugabilidad está diseñada de tal forma que durante el 90% de la partida estemos preocupándonos de no meter la pata. Y aunque sobre la mesa pueda parecer muy tramposo por parte de los desarrolladores, lo cierto es que es divertido.
A la caza de monstruosidades
Algo tienen los pantanos de Louisiana para convertirse en el escenario favorito de tantas y tantas películas y juegos de terror. Si no te llevaste las manos a la cabeza con "El caimán humano (1959)" igual te convencen más las sanguijuelas, sabuesos y no muertos que pone sobre la mesa Crytek. Todos, lógicamente, se interponen entre nuestros cazadores y los objetivos de sus presas, que hacen las veces de jefes y son los grandes protagonistas del modo "principal", Bounty Hunt. No sabemos a qué nos enfrentamos hasta que ya ha comenzado la partida, y una vez dentro, toca buscar pistas escondidas aleatoriamente en el mapa con la ayuda de un modo de visión alternativo.
Cuando crees tenerlo todo bajo control, pisas una rama o una botella de vidrio rota o asustas a un caballo que alerta a los enemigos
La idea de explorar un mapa abierto, saqueando cosas mientras reducimos el espacio disponible no es nada nuevo, se ha desarrollado en paralelo al creciente interés por los juegos battle royale. Pero no te confundas, esto tiene poco en común con aquellos. Tenemos objetivos muy claros en el juego y el mapa está lleno de criaturas, trampas, atajos y geometría bastante variada. Siempre vamos a enfrentarnos a situaciones parecidas, pero como se suele decir, lo que de verdad importa son los amigos que hacemos por el camino: hay enemigos genéricos a los que matas por instinto sin despeinarte, otras quieres pasar de largo sin alertarlos por miedo a llamar la atención de un élite más peligroso, puede que quieras correr el riesgo para saquear munición y botiquines de un edificio. Cubres las espaldas de tu compañero, miras antes de avanzar, puede que te sorprenda un enemigo escondido y el ruido que genere te ponga en un aprieto. Es el tipo de cosas que gustan.
Puede que parezca demasiado peliculero para ser real, pero lo es. Incluso si eres un jugador experimentado, una metedura de pata puede hacerte perder para siempre tu cazador y todo lo que lleva consigo, así que te aseguras de que todo salga perfecto. Y justo cuando crees tenerlo todo bajo control, pisas una rama o una botella de vidrio rota, o asustas a un caballo moribundo que se pone a llamar la atención de otros horrores. Y puede que ahí te toque improvisar. Como decíamos más arriba, es una cuestión de tensión, no de miedo. Y en ese punto, el juego hace un trabajo estupendo. Más allá de lo siniestro que resulta el escenario, lo bien que cambia de la niebla al crepúsculo, o los sustos que te dan ocasionalmente los cuervos volando a tu lado, lo interesante es cómo integrar todo con la jugabilidad, la generación aleatoria de enemigos y objetivos y las posibles tácticas que seguir en cada situación.
El sonido es una de las claves para disfrutar de Hunt. Un escenario lleno de enemigos y nada más no dice gran cosa, pero cuando el resto de jugadores supone una amenaza o simplemente vas mal de suministros, cualquier pisada, aullido del viento o incluso los cultivos doblándose al pasar entre ellos incrementan inconscientemente tu nivel de estrés. Y este a su vez crece a medida de la partida, al enfrentarte a jefes, perder aliados o correr nuevos riesgos. Los primeros no solo tienen mecánicas interesantes como correr por las paredes y techos, teletransportarse o prenderte fuego, sino que además hacen tanto ruido que atraen la atención de otros monstruos… y cazadores, claro. Todo el mundo quiere hacerse con la recompensa y escapar con vida, pues es la mejor forma de conseguir experiencia y dinero.
Pero de todas las amenazas presentes, la mayor de todas es tu propia torpeza, los despistes que te llevan a meter la pata aquí o allá. Los enemigos, ciertamente, no están espabilados en absoluto. Responden a los sonidos, te detectan y te atacan como es de esperar, pero tienen una inteligencia nula y solo suponen un problema cuando forman un grupo o no tienes las herramientas adecuadas para lidiar con ellos. Ni siquiera los élites demuestran la capacidad de hacer algo que no sea correr hacia ti para hacerte daño. Los jefes están mucho mejor, como decía antes. Tienen mecánicas interesantes y saben cuándo huir y cuándo perseguirte, y las casas donde se esconden siempre ofrecen varias posibilidades tácticas.
Una vez muerto el jefe, la partida no acaba: hay que desterrarlo de este mundo en un ritual que dura 200 segundos y lidiar con el resto de jugadores al mismo tiempo ¡que se dice pronto! Claro, esos momentos donde las balas fallan y el personaje recarga lentamente y con torpeza pueden sacarte de quicio, y después toca escapar con vida. Si no consigues sobrevivir a la partida, pierdes a tu personaje, pero al menos la experiencia que hubieras conseguido con todo lo que no sea una recompensa se transmite a tu cuenta mediante un "sistema de linaje". Así que toca contratar otros cazadores, equiparlos debidamente, y tratar de mantenerlos vivos durante más tiempo esta vez.
Es una progresión delicada, pero bastante bien entramada. El juego es lo suficientemente generoso como para permitirte comprar armas y consumibles nuevos de forma regular, pero lo que te interesa es mantener vivos a tus cazadores y desbloquear nuevas ranuras de equipamiento y habilidades. Gran parte de la gracia del juego a largo plazo reside en las armas y cazadores legendarios, que están atados a una divisa premium que también se puede conseguir jugando. Estas preciadas piezas también pueden perderse, pero si se da el caso, se pueden recuperar por créditos estándar. Por quisquilloso que parezca, el ciclo funciona bien: cada cazador tiene su propia progresión, pero el linaje es lo que cuenta al final del día. Cada pérdida es más bien temporal, sabes que volverás a recuperarte tras unas partidas, y estas son lo suficientemente largas (unos 20-40 minutos de media) para hacerte ver cada nueva pieza como una inversión y un logro.
Si suena demasiado desafiante para entender de golpe, descuida: el juego acumula numerosas actualizaciones a sus espaldas, y entre las muchas cosas que han mejorado desde su estreno como acceso anticipado puedes encontrar un tutorial más completo y mejorado y una protección de personaje hasta alcanzar el nivel 10. Presenta una buena curva de dificultad, tiene sus propias recompensas y también se puede volver a visitar si quieres probar otras armas o tácticas, o simplemente explorar mejor el mapa, sin correr el riesgo de perder tu personaje en una partida estándar. También como parte del soporte poslanzamiento llegaba el modo de partida rápida, que se juega en partidas de 12 jugadores sin equipos. Cuenta con un número reducido de objetivos, la acción es más directa y enfocada al PvP, aunque puedes dar por hecho que el núcleo del juego es Bounty Hunt.
Por otro lado, estaría bien que a día de hoy se hubieran corregido más problemas técnicos. La mayoría de bugs que presenta el juego no son graves, pero también hay excepciones como grupos de enemigos que aparecen de la nada. También debería mejorarse en buena medida la localización al español (únicamente disponible en textos) que mezcla el inglés, con el castellano, con el español latino, y presenta otros errores variados. Por suerte, a nivel de desempeño el juego se mueve bastante bien en resoluciones de hasta 1080p. A partir de ahí, la cosa se complica exponencialmente. Se ofrecen suficientes opciones de configuración gráfica en PC, incluyendo opciones esenciales como tope de fotogramas manual o campo de visión. Lógicamente, las versiones de consola están más limitadas. Todas corren a 30 FPS, bastante sólidos eso sí, aunque PS4 Pro y Xbox One X disfrutan de mejor resolución y gráficos revisados.
Es extraño para un juego online de mundo abierto, pero Hunt: Showdown trae una idea fresca e interesante, y unas sensaciones también diferentes a las que solemos ver en los juegos de terror. Las decisiones de otros grupos de jugadores nos ponen en tensión y nos obligan a improvisar, y estamos constantemente balanceando las cosas que perdemos con las que desbloqueamos. ¿Es divertido? Sí. ¿Vale la pena repetir estas misiones durante mucho tiempo? Eso lo dejamos en tus manos.
Comprar Hunt: Showdown- El apartado sonoro es bestial, tiene un gran nivel de detalle e inmersión.
- La sensación de tensión acumulable en cada partida y el desenfreno en los últimos compases.
- Combates contra jefes bastante bien logrados. ¡Ojalá hubieran más!
- Algunas armas se sienten más toscas que "pesadas" o "difíciles de manejar".
- Hay problemas técnicos de peso, y la localización al español es muy mejorable.
- A menudo dependes de tu compañero para no perder tu personaje, y es frustrante.