La saga Disgaea lleva con nosotros desde 2003. En su veinte aniversario se publica Disgaea 7 que, haciendo honor a la celebración, es una vuelta a los orígenes en toda regla. Entrar en un Disgaea sin haber jugado a los anteriores siempre es un desafío. Estos SRPG, o juegos de rol estratégicos son lo opuesto a Final Fantasy Tactics. Disgaea no es elegante, mesurado y educado. Es excesivo, desproporcionado, grosero, y otako, muy otako Esa es su magia.
Un Final Fantasy Tactics va poco a poco, te narra una historia política seria, sus personajes son serios, y los mismos eventos que ocurren en pantalla también lo son. Disgaea es lo contrario. Sus historias hablan de demonios haciendo el cabra, hay multiversos e importa mucho más el humor que otra cosa. Disgaea 7, en concreto, es el capítulo que más me ha hecho reír de todos.
Es un título muy desenfadado en su tono, lo que contrasta frontalmente con sus profundas y complejas reglas de juego. En la saga Disgaea siempre hay sistemas que se solapan con sistemas, y no comprender bien cómo funcionan todos puede llevarte a perder la batalla. El juego lo sabe, Disgaea 7 lo sabe. Y no le importa lo más mínimo humillarte hasta que te dé la gana jugar bien o de grindear un poco más. Hasta cada fase tiene un contador de veces que la has superado para subir de nivel. Siempre ha sido así, y eso no ha cambiado en esta entrega.
Si buscas un SRPG largo y complejo, bienvenido a Disgaea 7
Sí, todo eso sigue estando aquí en su forma más pura, pero la magia de Disgaea 7 es que lo explica mejor todo y se toma más tiempo para que entendamos mejor cómo se juega. Y lo agradezco. La historia también se aleja de tanto lío multiversial y se centra en un solo mundo y en una trama más comprensible para cualquiera. Es por eso que creo que esta es la mejor entrega para meterse en esta mítica licencia. Cosa que recomiendo hacer si te gusta el humor japonés, la estrategia y los juegos largos en los que esforzarse, superar retos difíciles y estar siempre calculando en qué bonus invertir tus ganancias. Porque aunque tenga una trama tan desenfadada, este es un juego hardcore de pensar en numeritos.
La historia de Disgaea 7 nos pone en la piel de una joven que quiere restaurar el bushido en un infierno demoniaco. Para hacerlo, se propone reunir 7 espadas míticas, las cuales se supone que le ayudarán en su tarea. Una vez llega a su destino, se encuentra con un demonio con el que sella un pacto. Ambos son los protagonistas del juego. La gracia es que ella es una friki y él es el típico tío duro. Ella es muy de apelar a los sentimientos y a él le da alergia la empatía.
Eso da pie a un montón de situaciones ridículas, que van a más al enfrentarnos a los magistrados y a otros personajes con los que nos vamos encontrando. Es decir, la trama no es tensa ni dura para nada, sino que es una mamarrachada muy divertida. A mí me ha gustado. Se narra a golpe de visual novel, y en inglés, y con esto empezamos con algunas de las pegas que le veo a Disgaea 7. Su mayor esfuerzo es devolver la saga a su pureza, quedarse con las cosas que más funcionaban, suavizar el grindeo y ofrecer una de sus típicas tramas simpáticas sin tantos líos de antes. Y eso lo consigue, pero debería haber hecho más.
De nuevo, en inglés y con una calidad técnica muy regulera
Las escenas narradas son demasiado simplistas. Apenas hay animaciones, transiciones o diferentes dibujos para cada personaje. Los escenarios también son demasiado estáticos, y el juego viene sin doblar. Para ser una saga de tanto renombre, se habría agradecido que los personajes fueran modelados en 3D o que tuvieran algo de movimiento. Este problema se extiende también a los combates.
Su mayor esfuerzo es devolver la saga a su pureza
Las batallas son en tres dimensiones. Los sprites ya quedaron atrás hace tiempo en la saga, pero tanto los modelados como los escenarios son muy pobres. El problema no es solo estético, sino que el entorno gráfico y la forma de rotar el escenario no permite gestionar bien toda la información que tienes que manejar. Me he sentido bastante incómodo para hacer aparecer a mis unidades o dar instrucciones claras.
Por ejemplo, para seleccionar a tus tropas, mueves un cursor con el stick y este va de cuadrícula a cuadrícula. Pero no siempre eres capaz de acertar en el muñeco que quieres. El puntero se equivoca con la cota adecuada, y los personajes se apelotonan tanto que no tienes claro el orden de las acciones. Para mí, estos dos defectos son importantes, y afean el buen trabajo del resto del juego.
Hay temas de control y accesibilidad que hay que revisar
La pregunta es: si los gráficos son malos, el juego está en inglés y entender lo que ocurre en pantalla cuesta, ¿por qué debería jugar a Disgaea 7? Pues porque es muy divertido. El juego se estructura en capítulos y estos en niveles. En ellos nos cuenta un poco de historia y luego se pasa al combate.
La protagonista de esta trama tiene una nave, y en ella están sus aliados. Hablando con ellos podemos reclutar a nuevas tropas, curarlas en el hospital, atender peticiones, mejorarlos, comprar armas… Y más opciones que se irán desbloqueando. Es decir, lo habitual es pasar por aquí antes de cada pelea.
Las batallas son estratégicas y por turnos. Primero seleccionamos todas las acciones de cada personaje. Una vez hecho, pasan a la acción todos juntos y en bloque. Pero las instrucciones no son obvias como atacar a este o a este otro. Hay que tener en cuenta muchísimos otros factores. Para empezar, en Disgaea podemos tomar a un personaje en volandas y lanzarlo para que llegue más lejos. Esta acción la podemos encadenar varias veces. Encontraremos cristales por el suelo que cambian el color del piso. Muchas veces lo mejor será destrozarlos primero antes de ir a por el jefe. El motivo es que suele regalarle mejoras a nuestros aliados. Y suma y sigue.
Que no te engañen sus diseños tan alegres, es un juego robusto, complejo y difícil
El juego es difícil. Las fases más divertidas son en las que hay un boss. Nuestra misión consiste en matarlo a él para superarla, pero el juego te pone entre él y tu batallón a un montón de soldados. Lo ideal suele ser buscar la forma de evitarlos, pero no siempre lo logramos a la primera. Las heridas no se curan solas, y habrá que pagar en el hospital por cada tratamiento.
Y a esto se le añade que tenemos que reclutar en nuestra base a las tropas adecuadas para cada misión, o se nos hará más cuesta arriba. En Disgaea 7, hay más de 40 clases, por lo que hay que elegir con cuidado a quién fichamos porque todo vale un dinero que no siempre es fácil ganar.
Es decir, Disgaea 7 genera un bucle de juego muy adictivo desde la dificultad. Ya en el segundo capítulo tuve que repetir una pelea unas ocho veces. Fue culpa mía, porque no me di cuenta de que necesitaba a una clase concreta de guerrero y romper un elemento determinado del escenario para ganar. Un poco más adelante, tuve que rendirme también varias veces hasta que descubrí la forma de llegar hasta el jefe sorteando a un grupo de arqueras posicionadas con muy mala idea. Eso es Disgaea, siempre lo ha sido y se mantiene aquí.
Uno de los añadidos que trae esta entrega juega con esa dificultad que, en ocasiones, te hace querer huir de algunos enemigos o hace de las batallas con jefes algo más difíciles. Hablo de Jumbify. Con esta opción, uno de nuestros personajes se volverá en un ser enorme y podrá destruir lo que tiene a su alrededor. Muy útil. Además, hay personajes con habilidades especiales al recurrir a este don.
El juego trae novedades, pero no son de esas que cambian el juego por completo
En la saga Disgaea son míticos los Item Worlds. Los objetos tienen mundos interiores a los que accedemos. Superando niveles y desafíos, fortalecemos a la postre ese ítem Esto alarga muchísimo la vida útil del juego, y es una manera excelente de contar con mejor equipo y más fases que jugar tras pasar la campaña. A esto se le ha añadido la opción Item Incarnation. Lo que nos permite esta opción es transformar objetos en armas manteniendo sus características básicas. Es decir, si conviertes un objeto curativo en un arma, podrás usarlo como tal además de como arma. Parece algo tonto contado así, pero tiene muchísimo sentido y uso dentro del juego.
Me habría venido bien que el juego estuviera en español para no perderme detalle
Es decir, aparecen nuevos subsistemas que se suman a los anteriores de otros juegos, y todo para tener más variables que poder gestionar para hacer los combates tuyos. Ambas opciones se agradecen, y los momentos en los que tanto un aliado como un enemigo se hacen gigantes son muy divertidos. La verdad es que sienten totalmente Disgaea.
Antes he comentado que esta es una saga en la que es importante grindear de vez en cuando, y así es. Aquí llega la opción más controvertida de Disgaea 7, y que a mí me ha parecido un acierto. En lugar de tener que repetir y repetir fases para machacar enemigos y subir de nivel, puedes programar a cada uno de los miembros de tu batallón para que juegue de una manera concreta.
Disgaea 7 elimina lo sobrante y se queda con lo que más nos gusta de la saga
Esta idea está genial porque en Disgaea consigues experiencia haciendo acciones concretas, así como maestría en ellas. De esa forma, puedes decirle a tus soldados que se esfuercen en lo que necesitas, y sacar lo mejor de ellos. Para que no puedas abusar de este sistema, hay una moneda que se gasta: el Poltergas. Gastas menos cuantos menos turnos emplees en finalizar el combate. Por lo que no solo hay que programar la IA de tus guerreros, sino lograr que sea eficiente. Consigues Poltergas al superar Item Worlds y al avanzar en la historia, y luego lo inviertes en esto.
Es decir, este sistema de autobattle se convierte en otra capa más de profundidad a la que atender. He de reconocer que me habría venido bien que el juego estuviera en español para no perderme detalle de todo lo que se podía hacer aquí, la verdad. Y para rematar, Disgaea 7 incorpora batallas online, minijuegos, la posibilidad de visitar el mundo de juego y conseguir misiones extra… Por todo ello lo he sentido como un juego inmenso, que no para de crecer e inagotable. Me ha parecido muy divertido, abrumador a veces, pero se nota que es un juego que sabe que tiene sistemas complejos y que quiere que los disfrutes.
Con todo, se crea un paquete con lo mejor de siempre de Disgaea, pero con la suficiente personalidad para que apetezca jugarlo a gusto. No es que sus novedades sean disruptoras, para nada. Al final, yo he acabado disfrutando de lo mismo de siempre: de los escenarios bien diseñados como un tablero de ajedrez en el que hay que mover las piezas con mucha cabeza. Y si no consigues superar un desafío, es porque tienes que levelear a reina a esos dos peones.
Me lo he pasado muy bien con Disgaea 7, y lo seguiré haciendo. Creo que aterriza muy bien las ideas de otros juegos y toma decisiones valientes para suavizar toda la parte del grindeo. Lo que sí, le pediría a la continuación que tuviera unos combates más claros, mejores gráficos y traducción. Porque es perfectamente comprensible que no quieras saber nada de este juego por venir en inglés. Hay muchos menús y muchas pequeñas decisiones que tomar. Pero si eso no te asusta, aquí tienes una joya que te devorará la mente si le dejas.
Disgaea 7 hace autocrítica de muchas de las razones por las que podría ser difícil jugar a algún capítulo de la saga, y no solo a su campaña, sino a lo que viene después. Se agradecen los cambios y los añadidos. Es un SRPG exigente, divertido, completo y profundo, en el que todo se entiende mejor, hay más alternativas y el grindeo no es tan excesivo. Para mí, es el ideal para meterse en este mundillo. Sin embargo, toca renovar más a fondo la licencia cambiando gráficos y optimizando tanto la jugabilidad y la presentación para las próximas entregas.
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