Si hicieras un top de los monstruos más terroríficos del videojuego, los de este juego ocuparían un puesto de honor. Análisis de Still Wakes the Deep

La nueva obra de The Chinese Room es un escalofriante relato de terror con fabulosas interpretaciones

Es extraño empezar con algo como el trabajo de interpretación en un análisis, pero es imposible hacerlo de otra manera. Still Wakes the Deep tiene uno de los mejores  que he visto en mucho tiempo. Ayudan varias cosas: el adecuado dialecto escocés sin duda es llamativo, pero la interpretación es soberbia porque está acompañada de líneas de diálogo escritas con mucha destreza y rabia. Sí, mucho "fuck" y "shit" y "christ" también; pero ayuda a darle un aspecto tan realista que incluso aunque te encuentres en un entorno surreal como una plataforma petrolífera infectada por fuerzas sobrenaturales y terroríficas, ayuda a mantener los pies en la tierra.

Ayuda también a darle vida a esta serie de personajes que nos vamos a encontrar en la plataforma. Eso sí, me parece muy aventurada la decisión de The Chinese Room de dar al jugador tanta libertad, que puede perderse el conocer al principio al resto de la tripulación. Entiendo que pararte nada más empezar a hablar con un montón de personajes nuevos debe ser lo contrario a un juego con ritmo, pero no hacerlo significa que, cuando cada uno de ellos tiene su momento, al jugador le importa menos.

Still Wakes the Deep me ha fascinado y a la vez me ha dejado algo frío, como sus aguas. Se nota mucho el trabajo de autenticidad que han querido añadir en cara rincón de la estación, no solo para dotarle de vida, sino adaptarla a la década de los 70 en la que se basa el juego. Lo mismo con el dialecto escocés utilizando palabras propias únicas. Pero en cuanto a la propia historia de terror, la verdad es que no podía ser más típica.

La historia de Still Wakes the Deep: Terror abisal

Os cuento primero el planteamiento. Somos Cameron McLeary, un padre de clase obrera y con bastante mal temperamento que termina aceptando un trabajo en una plataforma petrolífera, teniendo que dejar a su mujer y sus dos hijas en un momento bastante conflictivo, en el que se denotan problemas familiares y, además, un conflicto no resuelto con las autoridades por una trifulca. Su mujer, Suze, no estará muy contenta de nuestra marcha y las cosas no irán mejor en la plataforma cuando lo que en un primer momento parece un accidente, se convierte en un encuentro sobrenatural y terrorífico nacido de las profundidades marinas.

Entiendo la intención de The Chinese Room aquí: refuerza el conflicto interno y solo se apoya en el lado terrorífico para poner al límite a su personaje principal. El problema es que le da importancia a lo que menos aparece en pantalla. El lado de terror ocupa el 90% del tiempo de la aventura sin avanzar en su misterio. Se explora mucho menos que el 10% restante. Ni siquiera se cumple esa conexión que tan bien le sienta al género del terror en el que el monstruo simboliza los miedos del personaje. Aquí conflicto externo e interno parecen no ir de la mano, y eso es lo que me deja frío.

En cuanto al juego en sí, lo cierto es que me parece curioso que incluso se le llame walking simulator, aunque sea solo para matizar. No lo es, y lo dice alguien que le encantan también. Una aventura no necesita refugiarse en mecánicas de combate para justificar ser interactivo, y quizá sea el bagaje de The Chinese Room con juegos como Dear Esther o Everybody's Gone to the Rapture lo que provoque a algunos esta sensación. No es un juego sistémico, claro está. Simplemente está muy guionizado, funcionando todo a golpe de script.

Así, tenemos distintos momentos en las apenas 6 horas que dura la aventura. Quizá la mecánica más consistente sea el sigilo, porque es la que nos sitúa en los momentos más tensos, teniendo que hacer frente a los terroríficos y muy originales monstruos que ha diseñado el estudio. Lo que pasa es que es un sigilo muy básico, con lugares claramente marcados, lanzamiento de objetos para distraer al monstruo hasta salir del área en cuestión bien delimitada.

Ni siquiera se cumple esa conexión que tan bien le sienta al género del terror en el que el monstruo simboliza los miedos del personaje

Con todo, no creo que The Chinese Room quisiera tanto profundizar en una sola cosa como ofrecer un repertorio de variedad. Por ello no solo hay momentos de sigilo y exploración, sino que se adereza con pequeños puzles, zonas con saltos e incluso zonas de buceo. Todo muy sencillo. Todo muy funcional. Pero efectivo para el fin último de la obra, que es no romper nunca el ritmo.

No puedo olvidarme de destacar el grandísimo trabajo que hay en el diseño de la plataforma petrolífera en sí, que vamos a recorrer de cabo a rabo. Es alucinante pensar en el trabajo que ha habido para no solo recrearla, sino entender cómo y para qué funciona cada una de sus partes. Cómo se extrae el petróleo, cómo se refina, dónde se almacena, como se mantiene en pie y se tensa la plataforma, cómo se manipula el agua... Y, por supuesto, cómo viven meses allí los distintos trabajadores. Es casi un tour turístico y terrorífico.

Como decía antes, los monstruos también merecen un elogio. No solo su diseño es muy original y no ha debido ser fácil conseguir recrear su movimiento por los escenarios, sino que transmiten tensión gracias a una mezcla de terror visceral y real. Hay algo dentro de ellos que sigue siendo profundamente humano y eso desconcierta y hiela más la sangre que si fueran como animales. Eso sí, The Chinese Room ha optado por ese lado más abstracto en el que se cree firmemente que la explicación va en contra del género, por lo que, si buscas respuestas, no creo que vayas a encontrar muchas.

Puede que haya claroscuros en Still Wakes the Deep, pero en el momento adecuado y al precio adecuado, sigo pensando que es un caramelo para los aficionados del terror. De hecho, su añadido al Game Pass es una buena oportunidad para disfrutar de él. Tiene algo único. Algo como la serie The Terror, por ejemplo, en la que el elemento terrorífico se mezcla con lo mundano y fascinante de un entorno extraño para nosotros y los problemas que sus personajes llevan consigo. No hay duda de que a The Chinese Room le gusta remover las aguas y lo que sale de ellas es inquietante y muy interesante.

Buen relato de terror

Still Wakes the Deep análisis

Still Wakes the Deep

Por: Alejandro Pascual
Sin sello

The Chinese Room ha construido un relato de terror consistente en un entorno que ya da miedo de por sí, como es una plataforma petrolífera en mitad del océano que es asolada por un terror sobrenatural. Le da más importancia a sus personajes, y eso lo valoro; pero a su vez pasa la mayoría del tiempo en su vertiente de terror sin desarrollarla prácticamente nada, además de ser muy especialmente típica. Eso sí, no hay duda del trabajo y detalle que ha puesto en la construcción de la plataforma en sí, al igual que en el trabajo de interpretación de los actores, de los mejores que he visto (o más bien escuchado) en mucho tiempo.

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5 cosas a tener en cuenta
  • Terror sobrenatural a bordo de una plataforma petrolífera.
  • Las interpretaciones con su acento escocés son soberbias.
  • Explora más el conflicto interno de su personaje que el propio terror.
  • El sigilo sirve para sortear unos monstruos muy originales, pero es muy sencillo.
  • No es un walking simulator. Aunque simple y guionizada, hay mucha interacción.
Jugadores: 1
Idioma: Voces en Inglés. Textos en Español.
Duración: 6 horas

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