Fue el primer videojuego que mostró hasta dónde podían llegar los gráficos de Xbox Series X en la nueva generación, y estoy seguro de que más de uno lo recibió con cierto escepticismo pensando que "esto es imposible; que Hellblade 2 no puede lucir así de hiperrealista". Incluso con el juego en tus manos, mientras luchas, exploras y te enfrentas a situaciones apabullantes; incluso así, no te lo crees. Porque lo nuevo de Ninja Theory es un portento gráfico que no deja de sorprender hasta el mismísimo final. Se ve tan espectacular, y tiene una puesta en escena tan increíble, que tuve momentos en los que me mataron simplemente porque me quedé hipnotizado observando todo cuanto pasaba a mi alrededor.
Senua's Saga: Hellblade II tiene algunas de las secuencias de acción más alucinantes que he visto en toda esta generación, pero como el original, también tiene el poder de encoger tu corazón con la fuerza de su historia. Con la tremenda humanidad de su protagonista. Es imposible no conectar con ella. Es dificilísimo no emocionarse cuando sufre, y llora, o grita de rabia superada por la pesadilla en la que se ha embarcado. Pero a diferencia del primer Hellblade aquí hay otros personajes que también tienen una historia que compartir, y todos ellos en conjunto, son protagonistas de una dramática epopeya que te asalta con imágenes, diálogos y peleas que se graban a fuego en tus retinas; que te hacen exclamar de asombro y hasta suspirar de alivio. Así de intensa puede ser la acción y la historia de Hellblade 2. Pero, ¿qué hay del juego? ¿Qué ofrece esta secuela? Aquí me vas a notar algo menos exultante porque, sinceramente, esperaba algo más.
Hellblade 2 es puro espectáculo
Mataron a todos cuanto quería y ahora Senua busca venganza. A bordo de un barco de esclavistas, se dirige a Islandia para matar a todo vikingo que se cruce en su camino. Pero ya sabes que nunca nada sale como planeas. El barco se hunde y ella acaba sola, sin nada, en la orilla de un mundo más fiero y peligroso de lo que jamás pudo imaginar. Así arranca esta nueva aventura que puedes disfrutar plenamente incluso si no jugaste al original, aunque obviamente hay referencias al primer Hellblade que ayudan a entender mejor a su heroína.
Si eres veterano, ya en estos primeros pasos por Islandia te darás cuenta de algo que marcará por completo la experiencia de juego. Hellblade 2 es tremendamente continuista. Lo es hasta tal punto que me cuesta pensar en alguna novedad de peso más allá de algunos desafíos nuevos. La propia estructura de la aventura es idéntica. Avanzas por escenarios más o menos lineales, superas un par de puzles nada complicados, y te enfrentas a tus enemigos en una arena de combate. Es así de principio a fin durante las cerca de ocho horas que dura la aventura, como lo fue también en el primer Hellblade. La gran diferencia son los gráficos, o más bien, la magistral puesta en escena con la que Ninja Theory te deja sin habla en los momentos álgidos de la acción. Porque el combate es exactamente el mismo que ya disfrutamos en el original, y sin embargo, las sensaciones son radicalmente opuestas.
Hellblade 2 tiene algunas de las secuencias de acción más alucinantes que he podido ver en toda esta generación
Si en la primera aventura de Senua terminabas agotado de pelear una y otra vez contra los mismos enemigos, en Hellblade 2 te mueres de ganas por desenfundar la espada; por adentrarte en una nueva batalla. El combate no cambia. No aprendes nuevas habilidades, ni aparecen enemigos que te obliguen a pensar distinto, ni nada por el estilo. Es siempre lo mismo. Y sin embargo, quieres más de eso. No tardarás mucho en descubrir por qué.
Decía el equipo de Ninja Theory que se habían inspirado en la Batalla de los Bastardos de Juego de Tronos para crear el combate de Hellblade 2, y se nota. La acción es brutalmente angustiosa. Es puro caos. Matas a un enemigo y de inmediato tienes a otro tirando de ti con furia. Es visceral, es salvaje y absolutamente imprevisible. Ni siquiera bloquear con precisión y esquivar golpes en el momento justo te garantiza estar a salvo, pues hasta un aliado que trata de escapar de ese infierno puede provocar que caigas al suelo. Ese es su gran triunfo: hacerte ver que no tienes el control de la situación. Te defiendes como puedes y atacas con desesperación, pero no llevas la iniciativa; solo reaccionas al terrible festival de muerte y destrucción en el que te has metido.
La sensación es devastadora. Ninja Theory se recrea en los detalles para dar vida a algunos de los combates con espada más increíbles, descarnados y realistas que se han visto jamás en el mundo del videojuego. Las animaciones de Senua y sus rivales son absolutamente espectaculares, como lo son también las salvajes ejecuciones con las que una y otra vez te deshaces de tus rivales, o la tremenda expresividad de todos estos guerreros. Puro hiperrealismo. Y el juego, claro, se deleita en todos estos detalles con movimientos de cámara y zooms que no hacen sino ensalzar el glorioso y sangriento caos al que tratas de sobrevivir. Todas estas batallas campales están ejecutadas con una maestría envidiable, al estilo de películas como Redada asesina (The Raid) o las películas de la saga John Wick, con una serie de "coreografías" que te dejan sin aliento, y que saben sorprenderte a medida que avanzas por las devastadas tierras de Islandia.
El mayor problema de Hellblade 2, como decía, es que a nivel mecánico el combate es bastante discreto. Hay dos tipos de ataque, bloqueos, esquivas, y una habilidad especial para acelerar los movimientos de Senua. Ya está. Es lo que tenías en el juego original y es lo que tienes en esta secuela, de principio a fin. No cambia nada. Y aunque es verdad que hay más enemigos y, para qué negarlo, la acción es absolutamente espectacular, al final, sea un vikingo con espada, uno con hacha y escudo, o uno que escupe fuego, tu forma de actuar será siempre la misma. Esquivas, bloqueas y golpeas. Así durante ocho horas.
Una historia que atrapa en un juego con mecánicas sencillas
No me parecería mal que Senua's Saga: Hellblade II fuera un juego continuista si al menos Ninja Theory hubiera llevado la fórmula un paso más allá. Lo decepcionante es que casi siete años después del lanzamiento original esta secuela es un calco. Te desafía con el mismo tipo de puzles, la exploración es tan limitada como antaño, y cuando verdaderamente rompe la rutina y te enfrenta a algo novedoso, lo hace de una forma un tanto torpe y simplista, como si tratara de justificar que es un "juego de verdad" introduciendo desafíos que están lejos de ser divertidos. Y lo peor es que son el desenlace de algunos de los momentos más impactantes y emocionantes del juego, lo que obviamente les resta fuerza. Se sienten más como un mero trámite para "jugar" que como un desafío a la altura de la historia que nos cuentan.
Si hablamos de los puzles, repiten los que te llevan a buscar runas por todo el escenario usando la perspectiva, que no están mal para perderse por unos entornos que quitan el aliento de lo bien que se ven, pero que aportan poco a nivel jugable. A estos se suman otros rompecabezas que nos proponen alterar el escenario usando esferas mágicas o la propia luz, al estilo de la linterna de Alan Wake 2, pero de una forma más simple y anticuada. Puede que los primeros entren bien, pero cuando ya llevas unos cuantos la acción se vuelve incluso pesada. No son divertidos. Y es un problema. Después de todos estos años esperaba algo más de Ninja Theory porque la ambientación es de diez, pero el juego como tal no siempre es tan estimulante.
La ambientación es de diez, pero el juego como tal no siempre es tan estimulante
Hay escenas de terror, momentos para la contemplación; largas caminatas escuchando las voces en la cabeza de Senua, y por supuesto los combates. Pero aquí Hellblade 2 va con lo justo. Más allá de las batallas, el resto, como juego, es bastante discreto. Por lo que si no conectas con su historia no tienes mucho más donde rascar. Afortunadamente y sin entrar en spoilers, esta nueva aventura tiene fuerza, sorprende, emociona, y te deja con un par de mensajes que calan hondo. Decía Ninja Theory que no querían estirar artificialmente la duración de Hellblade 2, y siento decir que hay momentos bastante anodinos que entorpecen la narración de esta historia. Pero también es verdad que cuando el juego coge fuerza, es apoteósico. Su puesta en escena está a un nivel tan alto que, como decía, a veces ni te crees lo que estás viendo.
¿Recuerdas ese momento con el gigante que ya vimos años atrás? Vivir esa escena en persona, sabiendo que estás ahí, jugando, es alucinante. Y sí, no haces más que andar y luego correr; pero es increíble. Ninja Theory ha creado una de las experiencias más impactantes que recuerdo, con una buena historia que profundiza aún más en esa psicosis que afecta a la protagonista, pero que va más allá explorando también la mitología nórdica y la trágica existencia de aquellos que habitan Islandia. Como en el original, además, hay una serie de coleccionables que te permiten conocer otras historias sobre este mundo, lo que en cierto modo te anima a explorar todavía más los escenarios, pues además esto desbloquean un nuevo modo de juego al completar la partida.
Qué tal funciona Hellblade 2 en Xbox Series X y PC
Las imágenes hablan por sí solas, ¿verdad? Hellblade 2 es uno de los juegos más impactantes que vas a encontrar en esta nueva generación de consolas. En lo estético es portentoso, con un hiperrealismo que brilla con luz propia en esos primeros planos en los que ves a Senua, y sus aliados, abriendo su corazón frente a tus ojos. Pero hay más, mucho más; porque las batallas no dejan de mejorar en lo estético, con unos escenarios cada vez más espectaculares y un diseño de enemigos colosal. Trato de no decir mucho más porque es todo un viaje que merece la pena jugar sin saber apenas nada, pero prepárate, porque es una salvajada. Y lo mejor es que tiene un modo foto maravilloso que puedes activar incluso durante las cinemáticas para sacar instantáneas de una calidad pasmosa. Confieso que yo no he dejado de sacar imágenes, algunas de las cuales acompañan este artículo. Pero, ¿qué tal funciona el juego?
He jugado principalmente en Xbox Series X, donde se funciona a 4K y 30 FPS, y es ahora mismo uno de los techos técnicos de la consola. Las texturas son en su mayoría fotorrealistas, la iluminación y efectos como la niebla o el humo se ven increíblemente bien, y si hablamos de los personajes, no solo lucen de escándalo, es que sus animaciones y expresiones faciales juegan en otra liga. Es una barbaridad; una que funciona bastante bien en la consola más potente de Xbox sin ralentizaciones notorias salvo en contadas ocasiones. Por desgracia no he podido ponerlo a prueba en Xbox Series S, pero sí me acompaña Iván Lerner de 3DJuegos PC para que nos cuente con más detalle qué tal rinde Hellblade 2 en compatibles. Hemos probado el juego —con sus opciones gráficas al máximo— en dos equipos que no podían ser más diferentes, y aquí están nuestros números:
El primero de nuestros equipos de prueba fue una torre con un procesador AMD Ryzen 7 5800X3D, una tarjeta gráfica AMD RX 7900 GRE y 32 GB de RAM DDR4 3.200 MT/s. Aquí, durante una de las secuencias más gráficamente exigentes del juego, pudimos ver los siguientes resultados:
- Resolución 1440p (2K) con FSR 3 en modo calidad: FPS medios de 76,3; mínimos de 59,9 y máximos de 90,1.
- Resolución 4K con FSR 3 en modo calidad: FPS medios de 51,3, mínimos de 41,8 y máximos de 59.
- Resolución 4K con FSR 3 en modo rendimiento: FPS medios de 65,6, mínimos de 57,6 y máximos de 75,6.
Cabe destacar que, al utilizar una tarjeta gráfica AMD, no tenemos acceso a DLSS 3 ni, lo que es más importante, a Frame Generation, pues Hellblade 2 se reserva esta técnica exclusivamente para los usuarios de NVIDIA. Por suerte, nuestro segundo equipo de prueba viene con una tarjeta gráfica del equipo verde.
Por otro lado, en un portátil con una tarjeta gráfica NVIDIA RTX 4090 —de nuevo, de portátiles—, un procesador Intel i9-14900HX y 64 GB de RAM DDR5 a 6.000 MT/s, los resultados en la misma secuencia son los siguientes:
- Resolución de 3200x2000 con DLSS 3 en modo calidad y Frame Generation activado: FPS medios de 93,7, mínimos de 86 y máximos de 99,8.
- Resolución de 2560x1600 con DLSS 3 en modo calidad y Frame Generation activado: FPS medios de 119,9, mínimos de 101 y máximos de 133,9.
Lo que nos demuestran estos números es que estamos ante un videojuego exigente, sí, pero no descabelladamente mal optimizado. Es un título que te ofrece buenos gráficos y se cobra un precio bastante justo por ellos, sobre todo a resoluciones y opciones gráficas altas. Por otro lado, la generación de frames de NVIDIA ofrece grandes resultados, pero es una pena que Ninja Theory haya dejado huérfanos a los usuarios de AMD sin ofrecer la tecnología equivalente a través de FSR 3.
Lo que más importa en Hellblade 2
Habrás notado que en este análisis me muevo entre la emoción y la decepción pues, al final, Hellblade 2 es un juego con muchos altibajos. Cuando brilla es una experiencia arrolladora que deja huella, que emociona e impacta como pocos juegos consiguen. Han pasado días desde que lo completé y sigo reteniendo en mi cabeza algunos de esos momentos, porque marcan. Pero a veces, para llegar a ellos, toca lidiar con otras escenas mucho menos inspiradas que se sienten más como una travesía por el desierto, que como ese épico y dramático viaje a los infiernos que es en realidad. Y es una pena.
No solo hablamos de uno de los juegos con mejores gráficos de toda la generación, también tiene un apartado sonoro excelso
No solo hablamos de uno de los juegos con mejores gráficos de toda la generación, es que también a nivel sonoro, Ninja Theory firma un trabajo excelso. Jugar con unos buenos cascos es toda una experiencia porque todas esas voces que atormentan a Senua llegan incluso a afectarte a ti, llevándote al borde de la "locura" cuando casi deseas que se callen de una maldita vez para centrarte en lo que haces. Hay momentos cinemáticos que son una absoluta barbaridad. Cuesta no emocionarse y es difícil no admirar la actuación de todos estos personajes, porque es escandalosamente buena. Y aquí el juego lo borda.
Cuando ves a Senua rota de dolor porque algo ha salido mal, y en su cabeza no dejan de insultarle y de decirle que es despreciable… es bestial. Pero también ocurre lo mismo con aquellos que la siguen y a los que se enfrenta. La historia de Hellblade 2 es digna de ser vivida, y es por eso que incluso a pesar de sus defectos, y a pesar de haberme decepcionado con su exceso de continuismo, he disfrutado de este viaje.
En definitiva, Hellblade 2 es toda una experiencia. Gráficamente hablando es uno de los juegos más brutos y espectaculares que puedes encontrar en el mercado. En sus mejores momentos es una de esas aventuras que te deja sin palabras; que te maravillan hasta el punto de soltar incluso alguna exclamación de asombro. Y luego está Senua, que una vez más te roba el corazón. Su viaje, es tu viaje. Por eso me da tanta pena que sea tan continuista. Después de todos estos años, Hellblade 2 peca de las mismas carencias que ya tuvo el original, entorpeciendo a veces el propio curso de la historia con puzles y caminatas interminables que no aportan absolutamente nada a la experiencia. Ninja Theory ha pegado un salto de gigante a nivel técnico, pero ha perdido la oportunidad de llevar Hellblade un paso más allá, también en lo jugable. Es un viaje que marca, que emociona, y que merece la pena ser vivido; pero Hellblade 2 es también una pequeña decepción. Y en esa dualidad, entre la emoción y la decepción, me he movido hasta su mismo desenlace.
- Puedes disfrutar del juego sin conocer la historia del original. Incluye, eso sí, un resumen del primer Hellblade.
- El combate es idéntico a nivel mecánico, pero las sensaciones son muy distintas.
- Repite las carencias del original: puzles muy simples y exploración bastante limitada.
- La historia y sobre todo Senua, atrapan. Es un viaje que merece la pena vivir.
- Gráficamente es uno de los juegos más espectaculares del mercado. Es asombroso.
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