Con 59 años, el artista canadiense Jeff de Boer lleva 36 años enfrascado en un negocio de escultura de lo más inusual. Pese a que también realiza piezas de joyería, su principal afición y fuente de ingresos es crear armaduras para gatos y ratones que van desde máscaras samurái a lo Rise of the Ronin hasta cotas de malla de inspiración islámica.
Vendidas a través de sus redes sociales para clientes particulares, en su particular museo de se han dado forma a más de 500 vestimentas para distintas mascotas, pero por alguna extraña razón parece tener una fijación especial con las armaduras de felinos y roedores.
De la joyería a crear armaduras para gatos
De Boer contaba a National Geographic que su pasión por las armaduras nació de una visita a un museo de Calgary con su padre cuando apenas tenía cinco años. La curiosidad sobre su origen, quién había llevado aquellas piezas, y qué históricas hazañas habrían vivido, se convirtió en una de sus principales obsesiones que, apoyadas por el trabajo de su padre en su propio taller, le hicieron interesarse cada vez más por la metalurgia.
Mientras estudiaba joyería en la escuela de arte, se percató de hasta qué punto trabajar con piezas tan pequeñas le estaba abriendo las puertas a crear armaduras en miniatura y, lejos de ceñirse a las humanas, empezó a experimentar con la creación de protecciones históricamente realistas para ratones. Tras ello, como en una suerte de Warhammer animal, saltó a crear las de sus antagonistas: los gatos.
Los encargos que viene recibiendo desde entonces no son sólo una fuente de inspiración a la hora de crearlas y venderlas. La investigación sobre distintos tipos de armaduras procedentes de culturas y épocas alejadas entre sí le ha llevado a fusionar conceptos completamente surrealistas capaces de mezclar los detalles artesanos del antiguo Egipto con estilos heredados del Japón Feudal.
La idea detrás de las armaduras no está en que los animales vivos las terminen vistiendo como se hizo realmente en algunas épocas (aunque están hechas a medida por si a alguien le hace especial ilusión), sino estimular la imaginación y acercar el trabajo de los artesanos de antaño a las nuevas generaciones de una forma que consiga captar su atención.
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