Si hay algo que me gusta de Devolver Digital es cuando se revela como lo que es: una curadora de videojuegos enamorada de los más locos, atroces, violentos, mamarrachos y alborotadores títulos del mercado. Children of the Sun es justamente eso. Juro que, nada más empezar a jugarlo, sentí unas vibras entre Hotline Miami y el mítico Killer 7 de Goichi Suda que me atraparon al instante. Y su sentido de la violencia hizo el resto. Pero, ¿de qué va este videojuego? ¿Qué es Children of the Sun? Es, en esencia, un juego arcade en el que superar retos y lograr buenas puntuaciones.
Es un título en el que hay que hacer las cosas bien y luego intentar hacerlas mejor. Esas cosas son manejar a un francotirador, posicionarlo bien en el lugar idóneo en una línea recta y luego disparar. Una vez hecho esto, el jugador pasa de controlar al sicario a manejar la bala. El proyectil impacta y destruye a la víctima escogida. Desde el punto en el que la bala ha tocado su carne, ahora hay que girar la cámara, buscar una nueva víctima y salir disparado hacia ella. Si chocas contra algo que no sea tu objetivo, el puzzle se paraliza y has de volver a empezar.
Como premio, Children of the Sun te muestra la preciosa estela que has compuesto con el vuelo de tu disparo, víctima a víctima. Es gracioso porque a veces descubres que tu bala ha viajado formando una figura parecida a una estrella o a un paraguas. Es inevitable no ver que, en esencia, es como esos crucigramas para niños pequeños en los que tienes que trazar líneas uniendo puntos numerados y progresivos, solo que de forma mucho más violenta.
Une a tus víctimas con tus balas
Su cruce entre lo infantil y lo ultra violento es maravilloso. Children of the Sun adereza este truculento tono con un arte de colores muy marcados y chillones. Es como estar en una pesadilla, y ese rollo onírico tan chungo lo emplea para servir de excusa a las variables que añade el título. A medida que sigues adelante, fase a fase, se añaden nuevos lugares en los que tu bala puede rebotar o chocar sin penalización. Sin entrar en detalles para no spoilear, el primero es el depósito de un coche, lo que te permite hacerlo explotar y hacer combos de muerte múltiple. Por supuesto, el protagonista está como una cabra, y se va tejiendo un contexto muy interesante misión a misión. Por cierto, Children of the Sun va muy bien en Steam Deck.
Esto no es más que un avance, todavía no me he llegado al final. He estado jugando durante varias horas a lo largo del fin de semana a una versión de prueba del título, y me lo he pasado muy bien con él. Tengo ganas de seguir dedicándole tiempo porque hay fases especialmente complicadas. No es todo tan fácil como parece. A veces, los objetivos son móviles, o tienes que disparar de formas determinadas para conseguir reacciones concretas de tus objetivos. Por ejemplo, para conectar una víctima con otra, tendrás que hacerle huir, permitirle llegar a tu siguiente presa y luego dispararle para conseguir un buen ángulo de visión para continuar con el combo.
Para llegar a esta deducción hay que hacer mucho ensayo y error, y no siempre es tan divertido como otras veces. He de reconocer que cuando la solución no se me ocurre de forma natural, los títulos de puzzle me acaban frustrando, y esto ocurre a veces en Children of the Sun. Está claro que el juego quiere que explores sus fases convertido en bala antes de lograr la máxima puntuación en el nivel. Esta idea a veces le sale bien, pero otras acaba rallando. Lo genial es que es de esos juegos que logra que te lleves el desafío contigo. Apagas la Steam Deck, te vas a dormir, te despiertas y, en la ducha gritas: “¡eureka! Así era!”.
Un juego de francotiradores de lo más único
Children of the Sun me parece un título divertido, loco y prometedor. Es justo lo que yo le pido a Devolver Digital, así que agradezco que me lo den. Tiene un gran espíritu arcade mezclado con muchas ganas de hacerte sentir cositas. Tiene la capacidad de trasladarte a un mundo extraño, y hace muy suyo eso que hace que Hotline Miami haya sido un título tan especial: mezclar lo más pueril con lo más gore.
El estilo artístico me ha encantado porque me ha recordado al de Killer 7. Es una paranoia que refuerza el tono macabro del juego, y la música le va a la par. Le seguiremos la pista para comprobar cómo ha quedado el resultado final, y si ese ensayo y error se acaba disfrutando a la larga. Por ahora, las sensaciones son buenas.
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