Las siglas DLC han ido mejorando su aceptación entre los usuarios de videojuegos. Hubo una época negra, pero cada vez hemos recibiendo contenidos de mejor calidad y a un precio más ajustado. Por supuesto, siempre hay excepciones, pero hoy estoy muy contento por comprobar que Nintendo sigue haciendo un buen trabajo en este sentido, y más en concreto la licencia Splatoon. Ya nos sorprendieron con la Octo Expansión, una campaña single-player que era de lo más inventiva y retante.
Y es curioso, porque siendo un título enfocado al multijugador, sus DLC suelen ir enfocados a la vertiente individual, como es el caso también de La Cara del Orden. Y no solo eso, porque esta expansión adquiere la forma de un rogue-lite, lo cual demuestra las ganas de experimentar que siguen teniendo los desarrolladores de esta fabulosa licencia. ¿Pero queréis saber lo mejor? Que les ha quedado fenomenal. Dura unas pocas horas, pero suficientes como para que disfrutéis de las dinámicas shooter de Splatoon desde una renovada perspectiva.
Un DLC nada convencional
Ya os adelanté cuando probé el nuevo DLC de Splatoon 3 de este contenido descargable que me costó despegarme del juego, y me ha vuelto a suceder. Es tremendamente adictivo. Su planteamiento es el de superar una torre de 30 plantas en que cada una de ellas supone un desafío diferente a superar. Podría ser disparar a un aspersor para llevarlo a un punto de otro del escenario mientras te vas quitando de encima a los enemigos que aparecen, o bien dominar las zonas designadas manchándolas con pintura mientras resistes las oleadas enemigas.
La diversidad de objetivos es considerable, y se van alternando según subes de planta, dando lugar a una buena sensación de variedad. Tan pronto estás empujando unas bolas para llevarlas hasta su destino, como acabando con unos portales de los que no dejan de salir enemigos. Todo en escenarios cerrados y más bien pequeños, como si fueran los santuarios de los últimos Zelda, cada uno con su propio diseño. Me ha recordado mucho a ese enfoque, pero en este caso con el estilo shooter tan icónico de la saga Splatoon.
El diseño de los jefes es genial tanto en lo visual como en lo jugable
Pero más allá de la original idea de hacer un rogue-lite basado en las dinámicas de Splatoon, lo que más destacaría es lo bien que está ejecutado. Crea adicción y genera mucha tensión. La razón principal está en que si acaban con tu vida mientras subes a lo alto de la torre, tienes que volver al principio. Y es algo que ocurre desde tu primera partida. Este DLC está hecho para que lo intentes una y otra vez, y por supuesto es aquí donde se encuentra su verdadero triunfo, porque se las apaña para que te piques y vuelvas a intentarlo.
La forma en que lo logra es realmente muy sencilla. Con cada planta superada, ganas una serie de perlas que puedes invertir en obtener mejoras permanentes. Así, antes de volver a intentar subir a lo alto de la Torre del Orden, puedes obtener más vidas, mejor defensa, mayor capacidad para llevar armaduras y diversas mejoras para el dron que te acompaña, que es otra de las cosas más curiosas de este DLC. Todo esto sin mencionar una serie de ayudas que van destinadas a jugadores de menor habilidad, como la posibilidad de obtener continuaciones.
En definitiva, es un DLC de dificultad elevada, pero con los suficientemente elementos como para que todos acabemos llegando a lo alto. Puede que lo hagas antes o después, eso ya depende de lo bueno que seas en Splatoon, pero también de tu suerte. ¿Por qué? Porque cada vez que subes una planta, se te plantean tres pruebas aleatorizadas, que podrían ser de cualquiera de las tipologías que te he mencionado antes… con el importante detalle de que además pueden responder a un grado de desafío fácil, medio, difícil o dificilísimo.
Y he aquí lo más interesante, porque cada una de estas pruebas lleva asociada la obtención de un cromochip (hay más de 60 diferentes) que puede mejorar tu cadencia de disparo, la recuperación de tinta, la velocidad con que nos movemos, cómo de rápido se llena el medidor especial… Y claro, al final tienes que escoger entre tratar de superar un desafío que no te gusta un pelo, pero te proporciona un cromochip fenomenal, o conformarte con algo más humilde, a cambio de tener más garantías de seguir tu partida. Es un concepto riesgo-beneficio tan bien ajustado que acaba enganchando.
No puedo negarte que existe cierta sensación de repetición
Las mejoras de los cromochips son temporales, y se pierden al fracasar en la partida y volver a la base de la torre. No obstante, no es que no te hayan servido para nada, sino que te proporcionan un apoyo extra en la escalada, hasta el punto de que pueden convertirte en una auténtica máquina de tintar. Yo llegué a lo más alto con la cadencia de disparo al máximo, por ejemplo, así como una velocidad de desplazamiento que dejaba atrás a todos los enemigos que trataban de perseguirme. Así que sí, puedes "romper" el juego, sobre todo si le das muchas horas, pero incluso así se puede hacer muy divertido.
Otro aspecto muy curioso es que puedes usar distintas configuraciones de equipamiento, aquí conocidas como paletas. Se desbloquean a medida que juegas y te permiten usar el variado armamento que tan único hace a Splatoon, desde el lanzatintas hasta las pistolas duales, pasando por la brocha, el cargatintas o el paratintas. Esto asegura una rejugabilidad extrema, puesto que cada arma otorga una experiencia única en cada desafío. Además, hay un par de detalles que hace muy bien Nintendo a este respecto, y es importante que los conozcas.
Uno consiste en que, dependiendo de la paleta que escojas, los cromochips que aparecerán en los desafíos serán de un determinado tipo. Y el otro detalle, mucho más interesante, tiene que ver con el hecho de que si te enfrentas a los jefes finales equipándote con todas las paletas posibles, obtendrás una serie de llaves que desbloquean no solo coleccionables, sino paletas adicionales. Esto hace que completar este DLC al 100% se convierta en un auténtico reto.
Y ya que te lo he dicho, sí, tienes algunos jefes. No son muchos, y por tanto acaban repitiéndose, pero su diseño es genial tanto en lo visual como en lo jugable… una maravilla. Sin embargo, no puedo negarte que existe cierta sensación de repetición, la cual acusarás más cuanto más juegues, ya que los niveles también tienden a repetirse al no estar generados proceduralmente. Este era el precio a pagar al hacer un rogue-lite bajo esta premisa, pero supongo que Nintendo lo ha hecho así por una razón, y es mantener el control sobre el diseño de cada escenario, porque se nota que están específicamente pensados para cada uno de los objetivos que se proponen.
Quitando esto, como DLC creo que es un trabajo espléndido, que aporta una nueva perspectiva sobre lo que ya habíamos jugado. Y lo digo también por el plano audiovisual, que no se conforma con imitar lo ya conocido, sino otorgar un toque más futurista y también enigmático a esta nueva aventura. Básicamente, es como entrar en el Matrix de Splatoon, un mundo paralelo sin color y en el cual debemos derrotar al malvado villano que, con sus acciones, pretende acabar con el mundo colorido que todos conocemos.
Ya solo comentarte, por si no lo sabías aún, que este DLC pertenece al pase de expansión de Splatoon 3, que también incluye la incorporación del escenario de Cromópolis, pero el plato fuerte era realmente este, y creo que merece la pena. De hecho, me alegro de que los desarrolladores hayan vuelto a demostrar su ingenio y talento, tal y como hicieron en el caso de la Octo Expansión. Desde luego, con tan buenas ideas y tan bien ejecutadas, se puede estar tranquilo con esta licencia.
Los desarrolladores de Splatoon se arriesgan… y hay recompensa, porque vuelven a demostrarnos que saben hacer grandísimas experiencias, y además de lo más originales. Tras sorprendernos con la Octo Expansión, ahora repiten jugada con un rogue-lite que resulta tremendamente adictivo, gracias a un sistema riesgo-recompensa muy equilibrado. Para aquellos usuarios que quieran ponerse a prueba en una torre de pruebas shooter cada vez más retantes, este es un contenido que merece mucho la pena, especialmente si te gustan las propuestas más arriesgadas y diferentes.
- La jugabilidad shooter de Splatoon llevada a un esquema rogue-lite para jugar en individual
- Puede llegar a ser muy desafiante, especialmente en los niveles más avanzados
- El equilibrio entre riesgo y recompensa está muy bien resuelto y genera mucha adicción
- Buena cantidad de configuraciones, mejoras y coleccionables para potenciar la rejugabilidad
- Algunos jefes y niveles pueden llegar a generar cierta sensación de repetición
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