Un buen sistema de inventario es indispensable, sobre todo para el gran puñado de horas que vamos a echar a un videojuego. Pero, a veces, lo que debería ser un mero trámite se convierte en una obsesión. ¿Eres de los que tienen el inventario ordenado o, por el contrario, hecho un desastre?
No me considero la persona más obsesivamente organizada en mi vida personal. Me gusta tener un cierto orden y a veces hago las típicas clasificaciones, por ejemplo, de mi colección de juegos o libros por orden de plataforma o alfabético. Y lo mismo me pasa cuando me enfrento al inventario de un videojuego. A veces no me preocupo mucho por él. Otras, en cambio, me obsesiona.
Me pasa en cada nueva partida a Resident Evil 4. No sé explicar qué es lo que me obsesiona del maletín de Leon S. Kennedy, pero lo cierto es que cada vez que lo abro puedo pasar mis buenos minutos organizando cada parte de su inventario. Creo que la clave está en la falta de espacio, eso es lo que hace nacer mi impulso por ordenarlo y que todo cuadre.
Pero reconozco que voy más allá del deber y, a medida que va creciendo mi arsenal, voy tratando de cuidar el orden. Por ejemplo, la última vez que jugué cogí todas mis armas, las coloqué en la parte izquierda del maletín y después dispuse en filas cada accesorio y tipo de munición correspondiente. Después colocaba como mejor podía las hierbas y las granadas según su color.
Como veis, un buen inventario puede ser una bendición. No obstante, el de Resident Evil 4, aunque lo adoro, es uno que tiende a hacer lo opuesto a lo que deberían ser estos menús: corta el ritmo de juego por no tener suficientes accesos directos y obligar al jugador a cambiar de arma en mitad de la acción y recurrir a la pausa. Cuando los inventarios son aún más grandes, y los hay exageradamente grandes, esto puede ser un problema.
Escapar del síndrome de Diógenes en videojuegos
Es lo que me pasa, por ejemplo, con Nioh. Es mi ejemplo opuesto, ya que no quiero dedicarle ni un minuto a la gestión del inventario. Por ello, es posible que pierda oportunidades de mezclar buenas armas o mejorarlas, pero pesa demasiado el decaimiento del ritmo que supone ir al inventario cada cierto tiempo para vender o deshacerte del exagerado equipamiento que puedes llegar a conseguir en cada categoría. Parece que en Wo Long van a seguir una línea parecida, aunque algo más comedida.
Y por último, tenemos a la saga The Elder Scrolls, porque cómo no va a estar esta serie en un artículo de estas características. Se pueden escribir libros con las experiencias de inventario de Oblivion o Skyrim. Es, además, una prueba de fuego para todo aquel que tiene el síndrome de Diógenes muy agudo y tiene la obsesión por recoger cada pequeño ítem que encuentra a su paso, en un cajón o en un cadáver.
Recuerdo que la última vez que jugué a Skyrim cambié radicalmente de estrategia. No recogía nada del suelo si no merecía mínimamente el esfuerzo. Nada de dejar los cuerpos de tus oponentes desnudos. Nada de ir abriendo cada caja o barril porque las probabilidades de encontrar algo útil eran muy inciertas. Y así no tenía que lidiar, primero con un excesivo inventario y segundo con el demonio daédrico más peligroso de todos: el límite de peso. Ya lo decía Frozen: suéltalo. Si total, te van a dar cuatro duros por esa armadura completa de bárbaro que pesa un quintal en tu inventario.
Es curioso como un simple sistema de inventario puede afectar tanto a nuestras manías
Puestos a recoger absolutamente todo, al menos que no haya ese temido límite de peso. En los Dark Souls, por ejemplo, llevo todas las armaduras conmigo sin ningún problema y lo hace fácil para ir probando algunas combinaciones porque el peso no influye a no ser que las tengas equipadas. Lo cual para mi siempre ha hecho relativamente inservible el arcón donde guardar los objetos, aunque estoy seguro de que habrá muchos jugadores que su obsesión con el orden les haga disponer de él. Lo que sí admito es que en Dark Souls no me gusta NADA tener piezas de armadura duplicadas. Me saca de mis casillas y no logro comprender por qué.
Y si es necesario recoger tanta, pero tanta morralla del suelo, qué menos que el juego lo ponga fácil. Skyrim no siempre lo hace, teniendo que señalar a veces con precisión objetos pequeños. Pero otro que me pone algo nervioso en ocasiones es Red Dead Redemption 2. Al final me acostumbré a su cadencia, pero al principio el bueno de Arthur tenía tantas animaciones hiperrealistas para abrir cada puertecita de armario y alacena que temía por mi salud mental.
Es curioso como un simple sistema de inventario puede afectar tanto a nuestras manías, y estoy seguro de que vosotros tenéis las vuestras propias, así que es buen momento para confesar vuestras anécdotas con los sistemas de inventario.
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