Puede que Steam Deck no fuera la pionera en esto de los ordenadores con forma de consola portátil, pero sin duda ha marcado un antes y un después en este tipo de dispositivos. Las últimas marcas han aprovechado el tirón y han sacado sus propuestas, algunas con unas especificaciones incluso algo mayores, pero dentro de los estándares técnicos que marcó la consola de Valve.
Al ser, en el fondo, ordenadores, lo lógico sería pensar que las generaciones se sucederían muy rápido, tal y como ocurre con otros portátiles o smarthphones, ampliando poco a poco la potencia y añadiendo mejoras en todos sus apartados. Sin embargo, Valve sorprendió a algunos usuarios al admitir que, aunque ya están pensando en una Steam Deck 2, no debemos esperarla pronto. Según la compañía de Newell, podría irse a 2025 o 2026, a medida que la tecnología de chip progresa.
¿Por qué tanto tiempo desde el lanzamiento del modelo original en 2022? Las razones son variadas, pero se concentran principalmente en dos vertientes: la eficiencia de los chips y el rendimiento de la batería. A diferencia de otros dispositivos que puedan conectarse más fácilmente a la corriente, estas máquinas dependen de la correlación entre los watios consumidos y la capacidad de carga de la batería.
Los chips están progresando a buen ritmo. A medida que se hacen más pequeños, la transmisión entre sus componentes se hace cada vez más rápida y, lo más importante en este caso, también más eficiente en términos de energía. Pero la fabricación de estos chips sigue siendo bastante caro. La mala noticia es que la tecnología en las baterías actuales avanza de manera mucho más lenta. No hay, o al menos todavía no se ha encontrado, una forma mejor (e igual en costes) de crear una batería que no sea ampliando su tamaño, por lo que tratar de ejecutar juegos más avanzados en chips más potentes es técnicamente posible, pero conlleva un costo de watios que drena las baterías actuales.
Esta es una de las complicaciones que se encontró ROG Ally en su lanzamiento. Aunque a día de hoy gestiona mejor el TDP en cada una de sus configuraciones, estos dispositivos rinde de manera eficaz cuando funcionan a unos 15 W. Los modos turbo pueden lograr un mejor rendimiento, pero el sacrificio es muy grande, drenando la batería en 30-45 minutos además del estrés que la provoca, afectando a su salud a largo plazo.
Encontrar el equilibrio entre calidad y precio es el objetivo de Valve
Por supuesto, hay más factores a considerar. Steam Deck se ha popularizado en parte al ofrecer una horquilla en su precio muy ajustada y atractiva para el consumidor, sobre todo con su gama baja y media. Podría darse el caso de que los materiales llegasen, la eficiencia de los chips permitiera una nueva generación, pero fuera aún demasiado caro para crear una Steam Deck 2. De hecho, los nuevos chips Intel Core Ultra, como el que lleva al nueva MSI Claw, deberían funcionar bajo este principio, pero las primeras reseñas que he podido leer sobre el rendimiento de la máquina dejan mucho que desear.
No hay duda de que en esta lucha por precios ajustados, Valve seguirá apostando por chips de AMD, más económicos. Pero no creo que sea todo lo que está haciendo hasta esta segunda generación: esperar. Ahora mismo, la compañía debe estar centrando todos sus esfuerzos en múltiples campos: desde seguir trabajando en la compatibilidad de más juegos, hacer la transición de los que están por llegar de forma más fácil, trabajas en shaders que optimicen su rendimiento y, posiblemente, experimentar con tecnologías de escalado como FSR (quién sabe si una propia) que permita mejorar la calidad de la imagen en resoluciones más altas que la que realmente está ejecutando el juego.
Estos escaladores por inteligencia artificial están siendo muy populares y con resultados sorprendentes, siendo DLSS el más popular. Pero lo cierto es que funcionan mejor cuanta más información contienen; es decir, mostrará menos artefactos al escalar de 1440p a 4K que de 540p a 1080p, por ejemplo. Sin embargo, con cada iteración la tecnología es mucho más prometedora y puede llegar un momento en que no sea tan necesaria la fuerza bruta de los chips, sino que estos sean más eficientes en la IA del escalado.
Es por ello que, si tuviera que apostar, diría que Steam Deck 2 tardará todavía en llegar y no será la primera en hacerlo. Las portátiles que han venido después, como ROG, Lenovo Legion Go o MSI Claw entre otras, tendrán menos problemas en sacar nuevas iteraciones de sus máquinas a precios menos competitivos para un público entusiasta. Asus, de hecho, ya anunció que está preparando el lanzamiento de su próxima ROG Ally 2 y, si les funciona, no me extrañaría que viéramos incluso una Ally 3 antes que una Steam Deck 2, que seguirá esperando a encontrar ese chip perfecto en cuestiones de rendimiento, eficiencia energética y coste de fabricación para seguir optando por precios más competitivos.
Entonces, ¿cuál es mi apuesta? Que 2025 podría ser incluso, demasiado pronto. Sé que hay rumores no muy sólidos de que un lanzamiento cercano con la tecnología Zen 4 y gráficos RDNA3, pero no terminan de convencerme. El Zen 4 es una mejora del Zen 3 tampoco muy novedosa, y sigue basándose en la arquitectura de 5 nm. Quizá Valve preferiría experimentar primero con los nuevos chips de 3 nm de los Zen 5 que llegarán a finales de este año. Entre las pruebas, experimentación y abaratamiento de costes, el lanzamiento (y repito que estoy especulando mucho) podría irse perfectamente a 2026 o 2027. Mientras tanto, sigamos disfrutando de una de las modas más y mejor abrazadas de nuestro sector.
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