Sin duda, una de las cosas que más me gustan de Zelda: Tears of the Kingdom son sus santuarios. Son pruebas ideales para sacar partido de las nuevas habilidades de Link, y están cargadas de ingenio. A veces admiten varias soluciones, pero lo que siempre consiguen es algo que siempre he admirado de la saga Zelda: tirarme varios minutos pensando en la resolución a un problema. Así que cuando avisto uno en el decorado, no puedo evitarlo: corro directamente hacia su posición para comprobar qué sorpresas me aguardan en su interior.
Por supuesto, es exactamente la misma sensación que recordaba de Zelda: Breath of the Wild, aunque en cierta manera aquí las pruebas se sienten diferentes. El uso de las técnicas de ultramano, infiltración o retroceso dan lugar a planteamientos inusitados. Ahora bien, si hay algo que me ha llamado la atención es un tipo de evento que ocurre en unos pocos santuarios… No te lo esperas, y al principio puede que hasta te decepcione, pero cuando lo piensas un poco llegas a la conclusión de que es otra de las genialidades de este gran videojuego.
Santuarios que no te esperas: Protección de Rauru
De los 152 santuarios que incluye Zelda: TOTK, la mayoría implican resolver algún puzle, y muchos se basan en idear tus propias construcciones para salir del paso. Son geniales. Pero también los hay que te piden librar algún tipo de batalla, en ocasiones mostrándote determinadas mecánicas que no conocías. Se trata de que el usuario vaya creciendo, ya no solo obteniendo corazones o resistencia a cambio, sino destreza con la que prepararse ante los eventos de historia que tendrá que vivir en algún momento del juego.
Y dentro de los tipos de santuarios, hay uno en particular que te deja justo como este meme. Se llama Protección de Rauru, y cuando entras descubres que no hay prueba, sino un cofre con alguna recompensa. Nada más. Que sí, que está muy bien, pero no sé si os pasa que supone una pequeña decepción, ya que siempre relacionas estas localizaciones con pruebas estimulantes que estás deseando completar. Me pasó en Zelda: BOTW y también me ocurre en este título. Así que al plantarme en estos lugares y ver que no hay prueba, me siento como si me hubiesen quitado el caramelo de la boca.
No obstante, estos santuarios tienen una razón de ser, y una vez que entiendes el concepto resulta espectacular. Básicamente, proponen sacar a relucir otra de las facetas más importantes del juego: la exploración. El reto no es el santuario en sí, sino haber llegado hasta él. Uno de ellos se encontraba en el extremo de un lago, inaccesible si no caías desde los cielos de Hyrule o fabricándote algún tipo de navío. Otro se hallaba en lo profundo de una cueva subterránea, difícilmente accesible (y que encima estaba custodiado por las manos tenebrosas).
Estaba claro: la prueba en estos casos consistía en encontrar estos santuarios tan recónditos, así que no había razón para proponerte más retos, sino una recompensa. Yo al menos así es como lo entiendo. El otro día, paseando por la Isla Frontia, me encontré con un acceso oculto en una de las laderas de la isla. En el interior había un galeón y un montón de enemigos esperándome. Tardé un buen rato en despacharlos y recorrer esta localización tan oculta, hasta que di con un santuario escondido en su interior. Y claro, justo al verlo ya intuía lo que había en su interior.
Otra vez, un santuario de Protección de Rauru, es decir: cofrecito y para afuera. Tenía sentido, y aunque me hubiese gustado otra prueba adicional con que poner a prueba mi capacidad de resolución de puzles, acepto lo que quieren decirme los desarrolladores: no se están riendo de nosotros. Por el contrario, es otra de las genialidades del juego, porque rompe con las normas establecidas. Y esto no es nuevo de Tears of the Kingdom, sino que Breath of the Wild ya jugaba con este concepto. Como ya os dije en otro artículo, este juego no podría haber existido sin el anterior.
Pero quiero que me digáis qué os parecen estos peculiares santuarios en que el reto no está en superar una prueba en su interior, sino principalmente en encontrarlos. ¿Creéis que merece la pena su planteamiento? ¿Cómo os quedásteis la primera vez que los descubrísteis?
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