Cuando pienso en los motivos por los que ya no se hacen juegos como uno de mis Zelda favoritos me da mucha pena

Cuando pienso en los motivos por los que ya no se hacen juegos como uno de mis Zelda favoritos me da mucha pena

Recién estrenado en el servicio online de Nintendo Switch, cómo añoro más títulos como Zelda: The Minish Cap.

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The Legend Of Zelda The Minish Cap

El hype por The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom me ha llevado a una misión suicida. Quiero rejugar a todos los Zelda de su línea temporal. Es decir, obviar el arco de Wind Waker y el de A Link to the Past. Eso me ha llevado hasta Skyward Sword y, de ahí, a The Legend of Zelda: Minish Cap. No tenía muy claro cómo me iba a hacer con él para jugarlo, por eso me alegré de que fuera uno de los títulos incluidos en  Nintendo Switch Online.

Esta semana empecé a jugarlo. Y juro que lo primero que sentí fue lo mismo que siento cuando me doy el primer baño en la playa al comienzo del verano. Qué frescor, qué placer, qué relax. Zelda: Minish Cap es un título adorable, sin complejos y que está hecho en una época en la que las cosas se hacían de otra manera. Por supuesto, lo primero que entra por los ojos son sus sprites y el diseño de su mundo. Es luminoso, brillante y muy detallado.

Pero lo mejor del videojuego no es solo su apartado artístico en sí, sino cómo este conecta con su tono. Siempre ha habido mucho debate sobre si el Link adulto o el Link niño molaba más. Se montó gorda cuando se lanzó Wind Waker con los fans más fans quejándose de que el juego parecía muy infantil. Personalmente, yo lloré más cuando Nintendo se pasó de oscura e intensita con Twilight Princess, la verdad. Pero para gustos, colores.

The Legend Of Zelda The Minish Cap 4 The Legend Of Zelda: The Minish Cap

Qué grande es el pequeño Link niño

El caso es que Zelda: Minish Cap aprovecha muy bien que su Link sea un muchachito. Todo parece un cuento ilustrado, y el viaje que hace el niño de verde es uno que todos hemos soñado con hacer de pequeños: hacia lo salvaje, hacia la naturaleza, hacia el estudio de las cosas. Link se vuelve diminuto hasta adoptar el tamaño de un minish. Eso le ayuda a ver el mundo de otra forma. Ahora, los insectos son enormes, las hojas de un árbol son como velas de un barco, y una bellota le alimentaría durante años.

Es como si se nos quisiera enseñar a ver el mundo con los ojos de la inocencia y de la infancia

Como jugadores, es como si se nos quisiera enseñar a ver el mundo con los ojos de la inocencia y de la infancia. Este colorido, este enorme trabajo pixelado y este cambio de dimensión, logran que eso que ya no nos interesa porque somos adultos, sí lo haga en este juego. Porque ¿cuánto tiempo hace que no te quedas embobado mirando un riachuelo pasar? ¿Hace cuánto que no te flipas al ver una fila de hormigas transportando una miguita? Entonces conoces a  los minish y te dicen: los adultos no pueden vernos, solo los niños. "¡¿Por qué esta sociedad capitalista ha matado al niño que vive en mí?! ¡Yo también quiero ver a los minish!"

Además de enternecerme por este planteamiento, también he pensado mucho en por qué ya no se hacen estos juegos. Recordé el odio que se comió Wind Waker y lo mucho que se celebró este videojuego, ¿qué había de diferente entre ambos? Pues la plataforma, ni más ni menos. El primero apareció en una de sobremesa, en Game Cube, y el segundo en Game Boy Advance, en una portátil.

The Legend Of Zelda: Wind Waker The Legend Of Zelda: Wind Waker

Si Wind Waker hubiera salido en portátil, habría sido mejor valorado

Con el tiempo, por culpa del marketing y de la maldita, maldita prensa de videojuegos, nos hemos montado una idea en la cabeza: a las consolas grandes tienen que llegar juegos grandes. A las pequeñas pueden llegar cosas pequeñas. Se le exige a las máquinas que se enchufan a la tele que ofrezcan el máximo potencial tecnológico, e historias que casen con la etiqueta de "adultos". Tanto es así que otra opción parece ya descabellada, y la industria ha escuchado y obedecido.

Antes esto no me parecía mal  porque, hasta hace un par de primaveras, un apocalipsis mundial y unas cuantas guerras, esos sistemas convivían con los portátiles. Pero ahora ya no hay PSVita, PSP ni Game Boy, lo que hace muy difícil el desarrollo de experiencias pequeñas. Ahora estaréis pensando que las desarrolladoras independientes sí se dedican a ello, pero no es de lo que estoy hablando. Me refiero a que no se hacen ya experiencias pequeñas de grandes franquicias.

En PSP tuvimos aventurillas sobre Final Fantasy, Kingdom Hearts y Metal Gear Solid. En Game Boy y compañía, sobre Mario, Zelda y Kirby; y todas fueron geniales. Salió hace poco la nueva versión de Crisis Core y nos la comimos con patatas, ¿por qué? Pues porque no todas las grandes sagas deben, ni pueden, lanzar todo el tiempo historias con el objetivo de cambiarte la vida. A veces, un sencillo relato sobre un soldado y una florista, tres niños enfrentados al destino o un muchacho que viaja al mundo de los diminutos, es lo mejor que nos puede pasar.

The Legend Of Zelda The Minish Cap 2 The Legend of Zelda: Skyward Sword

Las limitaciones hacen a Minish Cap un juego genial

Además de todo esto, lo bueno de las máquinas portátiles es que ofrecían limitaciones. En Zelda: Minish Cap, las mazmorras son más pequeñas de lo normal. Hace un rato me he pasado una en el tiempo que iba al baño y volvía a mi mesa de trabajo. ¿Y cómo se compensa esta brevedad? Pues con más puzzles por habitación, más ingeniosos y con menos relleno. Estoy disfrutando muchísimo de volver a estas construcciones que, por su tamaño y por ser más directas, me están entrando incluso mejor que las de Skyward Sword.

Otra cosa a su favor es que pueden tomarse más a chirigota lo que cuentan y cómo lo cuentan. Acostumbrado a los rollos de Skyward Sword con sus dragones, Hylia, que si las hypneas y el destino de la galaxia, en Minish Cap te encuentras con un minish que te dice: "mira, chaval, tú ve a estos cuatro templos que te marco el mapa, pillas lo que hay dentro, te vuelves para aquí y luego ya te pediré otra cosa, ¿vale? Pues venga, arreando". ¿Y el villano? Pues dejamos a Ganon descansar un rato de tanta resurrección. En su lugar, ponemos a un malo muy malo que es malo porque alguien tiene que ser el malo. Bendito Vaati y sus risas siniestras, capa y colores lila para que te quede claro que es el más chungo de Hyrule.

The Legend Of Zelda The Minish Cap 3 Tears of the Kingdom: The Legend Of Zelda

En el caso de The Legend of Zelda, creo que Link siempre se ha beneficiado muchísimo de su existencia en portátiles. Link’s Awakening es uno de los que más evidencian la experimentación, riesgo y el espíritu "al carallo" que puede existir en estos desarrollos. Como leemos en el libro Super Control: serias aproximaciones al mundo del videojuego, la aventura que se desarrolla en la isla Koholint se permitió inspirarse en Twin Peaks, y llenar su ficción de personajes metatextuales, cómicos e idiotas porque sí. El riesgo era mínimo. Esto es impensable en un juego de sobremesa.

Con este artículo no me quiero poner más nostálgico o retro de la cuenta. Disfruto como el que más con The Last of Us Parte II o con el próximo Tears of the Kingdom, pero es que siempre que me pongo con estos capítulos más humildes de sagas míticas me ocurre lo mismo. Y ha sido exagerado al empezar con Zelda: Minish Cap. Por eso espero que  las portátiles vuelvan o que, al menos, no siempre las sagas gigantescas quieran sacar episodios aún más gigantescos. Como ocurre con los minish, qué guay son las experiencias pequeñitas, cuquis e "infantiles".

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