Vengo de jugar a The Quarry, esa obra de Supermassive que hizo en conjunción con 2K y que, a pesar de que sigue la fórmula continuista que el estudio lleva aplicando desde que empezara ser conocida con Until Dawn, me entretuvo bastante. Sin duda, me parece mucho más cuidada que este The Devil in Me. Me hace pensar que Supermassive está trabajando muy atado al presupuesto del que dispone, y que esta nueva entrega de la antología The Dark Pictures no deja de ser el que tiene todas las de perder: no cuenta con la novedad ni con el presupuesto de un juego algo más grande, al pertenecer a esta serie de terror y, siendo encima la última en llegar con un público más nicho, se le ven aún más las costuras. En muchos casos tanto que es capaz de arruinar la experiencia. Lamentablemente, a veces The Devil in Me, más que miedo, da risa.
No tiene una causa específica. Más bien, es la acumulación de fallos y descuidos. Sus rostros no han conseguido superar el valle inquietante, pero el estudio demostró que podía retocar todas las sesiones de motion capture y retocarlas para conseguir un aspecto más refinado. The Devil in Me, sin embargo, ya sea por tiempo, por dinero o por las dos cosas, no ha tenido esos retoques y sus escenas pierden todo el impacto. Hay una gran cantidad de momentos en que los personajes no miran donde tienen que mirar, muestran expresiones artificiales a destiempo o tienen un lenguaje corporal más propio de un robot que no ha pasado el test de turing que de un personaje que respira y sufre en pantalla.
Hay algunas escenas, como una pelea de almohadas en el prólogo, especialmente ridículas
Así es difícil entrar en la atmósfera que propone. Hay algunas escenas, como una pelea de almohadas en el prólogo, especialmente ridículas. Por no hablar de que estos descuidos incorporan unos cuantos bugs visuales de colocación de objetos y personajes, no estando en la posición adecuada o incluso perdiendo el estilo cinemático con saltos a negro de pantalla de carga, planos mal cortados... la lista sigue y sigue. No me quiero olvidar de lo que ha sucedido en mi partida, donde el idioma saltaba de español a inglés según la secuencia hasta que un parche reciente y post-lanzamiento no arregló el problema.
Entre medias, Supermassive intenta contar una historia muy en sintonía con el resto de la antología: personajes diversos que sufrirán un destino fatídico si el jugador no tiene cuidado, aunque muchas veces me ocurre lo mismo que en otras obras del estudio: no sabes exactamente qué es lo que puede desencadenar una muerte o, por el contrario, salvar a tus personajes.
Un asesino en serie muy real
Sea como sea, en esta ocasión la historia es algo más terrenal y con una base interesante. Abre con un preludio que nos cuenta la terrible historia de un asesino en serie, llamado H.H. Holmes, que a finales del s. XIX atraía a sus víctimas a su hotel de los horrores o Castillo del Crimen, como se le conocería. La base de la historia es real, pues este personaje existió y es considerado uno de los primeros asesinos en serie, al que se le cuentan más de trescientas muertes. En el juego, se aprovecha este lugar donde las trampas se esconden en cada una de las habitaciones mientras que el propio anfitrión se ocupa de terminar el trabajo. Más de un siglo después, un grupo de técnicos de una productora de escaso presupuesto y calidad que está realizando un especial sobre el asesino recibe la suculenta invitación de un adinerado hombre que ha reconstruido el hotel con el máximo lujo de detalles, llenando el lugar además de siniestros autómatas.
Ingredientes suficientes para pasar un mal rato. La cuestión es que, como digo, a veces el juego no te deja pasarlo mal por las razones correctas. Hay una falta de ritmo alarmante en cada una de sus escenas, no solo por el control tosco de sus personajes, sino por su exploración oxidada y algunas ideas que no terminan de funcionar. Supermassive sigue apostando por aderezar la historia con cartas, notas y demás parafernalia que interrumpe el compás y la narración, mientras que sigue experimentando con algunas mecánicas jugables, quizá por las críticas a que sus juegos son muy simples y cinemáticos. Aquí busca que nos subamos a algunas superficies mientras resolvemos algunos puzles, usar objetos propios de cada personaje, escondernos... todo muy guionizado, por supuesto. El problema es que, entre la lentitud y tosquedad de los movimientos, los rompecabezas flojos y exógenos, la falta de piezas narrativas que acompañen y la exasperante personalidad de algunos protagonistas, aportar mecánicas jugables entorpecen más que aportar y estás deseando que la cámara tome el testigo y empiece el espectáculo de muertes cuanto antes.
Sobre esto último, creo que es algo que Supermassive debería explorar más en general. Todos sus juegos cuentan con arquetipos del terror de hace unas décadas: personajes planos y un poco bobalicones que carecen de cualquier cosa que se asemeje a un arco o un conflicto. Quizá sería momento, aprovechando esta conclusión de la primera temporada, para examinar algunas piezas del terror moderno que ofrecen una mejor introspección de sus personajes y, gracias a ello, el terror se refuerza.
En cualquier caso, The Devil in Me deja patente que toca una renovación. Completa e integral. Técnica, sistémica y narrativa. En 2019 con Man of Medan, o más pronto aún con Until Dawn en 2015, que puede seguir siendo su mejor juego, se podían aceptar mejor algunas de las técnicas usadas aquí, pero a veces tengo la sensación de que el paso del tiempo, unido a esa falta de recursos hace que, en vez de avanzar, sus juegos retrocedan.
The Devil in Me es fácilmente la entrega más descuidada de toda la antología. No sabemos si es por falta de tiempo o presupuesto, pero el juego se nota poco refinado en todos sus aspectos, desde las expresiones de sus personajes, el ritmo narrativo y las secuencias de exploración… todo se siente pesado y con falta de interés. Sigue teniendo elementos que lo hacen digno para pasar un buen (y mal) rato, pero en muchas ocasiones va más allá del descuido creativo, cayendo en fallos técnicos que entorpecen mucho la experiencia. Puede entretener al aficionado, pero deja patente que toca una renovación integral de la fórmula.
Comprar The Dark Pictures Anthology: The Devil in Me- Un hotel de los horrores y lleno de peligros y trampas para el elenco protagonista.
- La misma fórmula de terror de Supermassive, donde todos pueden morir, casi inalterada.
- Las expresiones y movimientos de los personajes están poco refinados y son poco realistas.
- Muchos descuidos técnicos, con múltiples bugs, cortes de planos extraños, objetos y personajes fuera de lugar.
- Sus novedades jugables no aportan demasiado.
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