Este año 2023 ha sido absolutamente apoteósico en lo que se refiere a estrenos de videojuegos, firmando uno de los años más memorables que se recuerdan. Hemos tenido una gran calidad y variedad de propuestas, con compañías en un excelente estado de forma que nos han deleitado con experiencias tan satisfactorias como Baldur's Gate 3, Zelda: Tears of the Kingdom, Alan Wake 2, Spider-Man 2, Resident Evil 4, Super Mario Bros. Wonder, Final Fantasy XVI, Hi-Fi Rush y un larguísimo etcétera. Cualquier usuario estará de acuerdo en que han sido unos meses inolvidables.
Sin embargo, y aunque parezca paradójico, para la industria de los videojuegos ha sido uno de peores años que jamás han existido. Y con esto me refiero a los numerosos y contundentes recortes realizados por las empresas de videojuegos, que se han traducido en la friolera de más de 6.100 despidos, procedentes de un elevadísimo número de compañías, entre las que se encuentran Ubisoft, Take-Two, Rockstar, CD Projekt RED, Bungie, Epic Games, Blizzard, Naughty Dog, Bethesda… En definitiva, una auténtica debacle, ¿pero hay alguna razón para ello?
La crisis de 2023 en la industria del videojuego
Mirando los datos y considerando que se trata de una situación generalizada, podemos decir que la industria del videojuego ha sufrido una fuerte crisis durante este 2023. Y el origen de esta situación es bastante fácil de explicar: la pandemia mundial por coronavirus. Debido a la imposibilidad de salir de casa, los videojuegos se convirtieron en una de las principales alternativas de ocio. La demanda creció y los inversores acudieron en masa a un activo con potencial de revalorización (al menos a corto plazo).
Traducido en dinero, esto supuso 2.000 millones de euros de inversión en cada trimestre… ¡a lo largo de dos años! Actualmente, las inversiones son una tercera parte de dicha cantidad, con lo cual no era difícil intuir lo que iba a suceder. Como consecuencia de este retroceso económico, las compañías de videojuegos han realizado severos recortes y despidos masivos para contener una situación dramática. En algunos casos, como el de Volition, se llegó a tomar la radical decisión de cerrar para siempre un estudio mítico.
Take-Two, que recortó 50 millones en gastos y no se libró de los despidos, llegó a sentenciar que hubo un "entusiasmo" generalizado en la industria del videojuego durante la pandemia, que se tradujo en un elevado número de contrataciones. Podría llevar razón, y es que esta situación no ha afectado por igual a todas las compañías. Uno de los casos más graves ha sido el de Ubisoft, que ha reducido su plantilla en más de 1.000 empleados, una cifra muy similar a la de Epic Games, tras una potente reestructuración que se llevó por delante a los creadores del exitoso Fall Guys.
En algunos casos, como el de Bungie, esta situación llegó en el peor momento, con cerca de 100 despidos dentro de una plantilla de 1.200 empleados, unos números parecidos a los de CD Projekt, que dijo adiós a más de un centenar de trabajadores. La situación se extendió a otros grandes estudios como Naughty Dog, con la pérdida de 25 trabajadores, y también a la emblemática Blizzard, que prescindió de un total de 10 personas. En mayor o menor medida, una gran cantidad de empresas ejecutaron reducciones de personal: Media Molecule un 15% de despidos, Digital Bros un 30%, y Microsoft un número indeterminado en sus estudios.
Esta reducción de costes ha llegado hasta tal punto, que hubo quien creyó que las ahora tan populares IA podrían sustituir la labor de artistas. La plataforma Steam ha sido una de las primeras en pronunciarse al respecto, rechazando publicar aquellos juegos con material procedente de herramientas que trabajan con inteligencia artificial. El motivo es que es difícil demostrar la autoría en estos casos, así como que se trate de una obra original. Sin duda, este será otro de los temas candentes del futuro más inmediato, y que puede afectar a la industria del videojuego de maneras que aún no comprendemos.
En definitiva, resulta difícil valorar el impacto de la situación. Puede que todo se deba al periodo de bonanza previo, o puede que sea cierto eso de que cada vez cuesta más crear videojuegos de gran presupuesto. Y es que hay que tener el dinero suficiente para promocionarlos, porque el marketing es más caro (aunque imprescindible para llegar a los usuarios en un mercado colapsado de novedades). O tal vez todo sea una cuestión de evolución, como lo ha sido el despedirnos de una feria como el E3, que es otra de las más tristes noticias que nos dejó este 2023.
A nivel de impacto en los usuarios, no hay que dejar de mencionar las subidas de precio que han experimentado servicios como PlayStation Plus, algo que también ocurrirá en Xbox Game Pass tal y como han confirmado sus responsables. Esto pone de manifiesto los estrechos márgenes que existen en ciertos planteamientos comerciales, y que han provocado que PlayStation 5 y Xbox Series X incrementen su precio en un movimiento bastante inédito en máquinas que llevan ya bastante tiempo en el mercado.
Todo esto es preocupante, por supuesto, pero al mismo tiempo no debemos perder la perspectiva. No son pocos los que piensan que se trata de algo circunstancial, una crisis temporal, que podría tener impacto (o no) en los próximos años. Lo veremos con el tiempo, pero por el momento todos aguardamos a un 2024 que no solo creemos que va a traernos grandes videojuegos, sino buenas noticias por parte de la industria del videojuego, que a buen seguro superará este bache.
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