A finales de los 80 el equipo detrás de los parques de atracciones Disney se topó con un problema que hoy en día podría resumirse en un exceso de ambición. Tenían controlado el éxito de sus atracciones, tiendas y restaurantes, pero al caer la noche la gente abandonaba el complejo y se iba a gastar su dinero a otro sitio. Para evitarlo, dieron forma a Pleasure Island, una isla del placer plagada de discotecas y alcohol.
Discotecas en las que bailar sobre patines, clubs de comedia en vivo, conciertos al aire libre y, su gran baza frente a cualquier otro distrito de fiesta que pudieses encontrar, una fiesta de Nochevieja perpetua. Cada noche, al sonar las 12h de la noche, la Isla del Placer se convertía en una fiesta en la que podías celebrar el año nuevo aunque fuese un 9 de mayo.
Discotecas con menores, una fantástica idea
Si recuerdas el mítico capítulo de Rascapiquilandia de Los Simpson, probablemente te venga a la mente cuando Homer y Marge deciden dejar a los niños por su cuenta para desplazarse hasta la Isla de los Padres en la que hay discotecas con música de los 70 y se celebra año nuevo cada pocos minutos. Pues bien, ahora ya sabes de donde viene la idea. Con la diferencia de que en Pleasure Island las cosas terminaron aún peor que en el parque de Rasca y Pica.
Junto a nuevas opciones de comida y tiendas, Pleasure Island abrió sus puertas a principios de 1989 contando la historia ficticia del explorador Merriweather Adam Pleasure, un aventurero millonario que había dado forma a la isla y aportaba algo de contexto a los distintos clubs y discotecas que allí había.
Más allá del mítico Adventurers Club, un bar con forma de cabaña colonial plagado de máscaras tribales, lo cierto es que había poca lógica a la hora de relacionar su particular historia con el resto de bares country y discotecas con música máquina que había por la zona.
Con la premisa de pagar una única entrada para poder disfrutar de todas las ofertas de ocio de la zona, incluidas todas sus discotecas, las familias con niños vieron en aquella propuesta una forma de alargar los días de vacaciones en Walt Disney World para amortizar su inversión. Sí, los niños podían entrar sin problemas siempre que fuesen acompañados de un adulto.
La última Nochevieja de Pleasure Island
Aunque había demostrado ser una idea de lo más rentable, el negocio se les estaba quedando algo anticuado, así que a mediados de los 2000 decidieron darle una vuelta a la idea. A partir de ese punto Pleasure Island dejaría de ser una zona cerrada al público del parque. Cualquiera podría acceder a la zona común y, si lo deseaba, debería pagar para entrar en las distintas discotecas.
Más gente, más dinero, debieron pensar. También más problemas, pero en a esa posibilidad parece que no le dieron una vuelta. En 2005 daban por terminada la Nochevieja diaria y abrieron las puertas a una turba de jóvenes de la zona que, de un día para otro, hicieron de la zona su patio de recreo adolescente con todo lo que ello implicaba.
Tras el aumento de bandas callejeras y clientes indeseables, un año después de tomar aquella decisión modificaron los requisitos de las discotecas que, recordemos, hasta ese punto tenían permitida la entrada a menores. Sin embargo, ya era demasiado tarde para modificar la edad de entrada a más de 21.
Los casos de robo, violencia, y hasta un secuestro, habían convertido aquella Isla del Placer en un completo caos que cerró sus puertas un 27 de septiembre de 2008 que, por aquello de terminar por todo lo alto, volvió a celebrar una última Nochevieja para el recuerdo.
Imagen | Joe Shlabotnik
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