Una mujer de Canadá acudió al hospital quejándose de tener dificultad para hablar y problemáticos mareos, pero los médicos sólo le constataron lo que a ojos de cualquiera parecía evidente, estaba terriblemente borracha. El problema era que, ni esa ni las otras siete veces que acudió con los mismos síntomas, había probado ni gota de alcohol. No es la única persona que lo sufre.
En su caso tardaron dos años en diagnosticarle lo que la ciencia y la medicina han dado a conocer como el síndrome de la autofermentación, una condición tan extraña como poco estudiada en la que los microbios de nuestros intestinos fermentan los alimentos produciendo alcohol. Como ya podrás imaginar, es un problemón.
El síndrome de la autofermentación
De la mano de tratamientos antihongos que han ayudado a desaparecer los síntomas, los pocos casos que se han dado a conocer en la historia médica coinciden en que el síndrome de la autofermentación parece derivar de un exceso de levadura y otros hongos en los intestinos y, tal y como ocurre con la cerveza o el vino, este particular y útil microorganismo parece ser el principal culpable.
Lo que han demostrado los pocos estudios realizados sobre el problema, que parece haberse incrementado en pacientes con COVID por la facilidad al derivar en otras infecciones y alergias, es que hay cierta relación entre las dietas altas en carbohidratos y los antibióticos con la concentración de ciertos tipos de levadura en niveles inusuales.
Imagen | Jakob Owens
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