El enigmático mundo de Death Stranding es uno de los escenarios más divertidos de explorar en un videojuego. Te lo contamos en el análisis del último trabajo de Hideo Kojima, que tras su exclusiva en PS4, se estrena ahora en PC con mejoras gráficas y nuevos contenidos. ¿Qué puedes esperar de él? Una historia apasionante, personajes carismáticos y una forma única de representar un viaje a través de un gran mundo abierto.
Corría como un loco, ya no sé si por prisas o porque alguien quería matarme; lo único que recuerdo es que tropecé, caí en un caudaloso río, y en cuestión de segundos me ví chapoteando de forma ridícula. Aunque lo verdaderamente dramático fue ver cómo toda esa preciada carga que con tanto esfuerzo llevaba a la espalda se iba alejando arrastrada por la corriente. Y ahí estaba yo, gritando como un tonto, corriendo por la orilla tratando en vano de recuperar mis bártulos. Me acercaba lo máximo posible a mi objetivo resistiendo la fuerza del agua, para acabar de nuevo chapoteando como un idiota. Trataba de "pescar" la mercancía desde unas rocas dispersas por el río, pero no había manera; la carga seguía alejándose más y más. Al final opté por usar una escalera metálica a modo de barrera natural, y fue así como logré cortar el paso de los objetos extraviados. Toda una odisea para coger unas cajas que, en realidad, tampoco es que fueran a salvar el mundo. Pero esta es una de las grandezas de Death Stranding: consigue que te importe.
He ido de aquí para allá durante más de 55 horas cumpliendo encargos rutinarios, siempre llevando cajas de un lado para otro, y con cada viaje crecían las anécdotas, los recuerdos, esas situaciones divertidas que sientes la necesidad de compartir con otros, porque sí, porque no puedes evitarlo; además de muchos otros momentos épicos, emotivos e incluso terroríficos que se graban a fuego en tu memoria. Y paso a paso, hora tras hora, iba sumando historias y vivencias que me hacían disfrutar más y más del último trabajo del creador de la saga Metal Gear. La premisa es ridículamente simple: acepta un encargo, coge las cajas y llévalas a su destino. Así una y otra vez, siempre lo mismo, pues no hay variaciones ni objetivos adicionales que rompan esta monotonía. Y sin embargo, cada viaje y cada encargo tiene algo especial, algo que rememorar con el paso del tiempo; y ese algo es el propio viaje que estás realizando. Ya lo decía en las primeras impresiones de Death Stranding en PC, aquí lo importante no es el destino sino el camino, y es algo que Kojima Productions ha cuidado de forma excepcional. No solo eso.
La historia, sus cinemáticas, el simbolismo de las imágenes, la música, los personajes o incluso las emociones que transmite. Hay mucho que destacar y admirar de esta aventura de acción, sigilo y sobre todo exploración, como ya hiciera mi compañero Alejandro Pascual en el análisis de Death Stranding en PS4; pero también entiendo que no guste a todo el mundo por lo peculiar de su propuesta de juego. Que caminar y caminar durante horas pueda resultar tedioso hasta para aquellos que desean con todas sus fuerzas disfrutar del nuevo trabajo de Hideo Kojima. De todo ello te hablaré en este análisis de Death Stranding que, tras su paso por PlayStation 4, llega ahora a PC a través de Steam y Epic Games Store con algunos contenidos adicionales relacionados con la saga Half Life y el genial Portal, además de interesantes mejoras gráficas. ¿Listo para reconectar el mundo?
La historia se escribe caminando
Estamos tan acostumbrados a correr y correr por grandes mundos abiertos sin apenas prestar atención al entorno que nos rodea que cuando das tus primeros pasos en Death Stranding, y descubres que aquí ocurre justo lo contrario, que incluso una pequeña piedra en el camino te puede hacer caer al suelo, se siente raro, ¡se siente único!; y es esta precisamente la mayor aportación que hace el título de Kojima a la industria del videojuego: cada paso que das importa. Una filosofía que obliga a explorar el terreno de forma diferente prestando siempre atención a la orografía, a las inclemencias del tiempo, al propio equipo que lleva a sus espaldas Sam 'Porter' Bridges. Y esta es la gracia del juego.
Alcanzar tu destino no siempre es fácil, casi nunca lo es, pero es una experiencia que si conectas con ella te hará vivir momentos inolvidables. Como tu primera travesía por la nieve, en mitad de una ventisca, sin apenas visibilidad, sintiendo que cada paso que das cuesta más que el anterior. Una lenta agonía que no parece tener, hasta que llegas al final del camino y, respiras, aliviado, dominado por una inmensa satisfacción personal. "¡Lo logré!", te dices a ti mismo mientras caminas por un entorno idílico, sin apenas obstáculos, disfrutando de una canción escogida con un gusto exquisito. Esa es tu recompensa a tanto esfuerzo, la mejor posible, porque no necesitas que te den dinero -que no hay-, o armas, o nuevo equipo para sentir que has realizado toda una hazaña.
Tiene que ser duro, tiene que costar para que cada tropiezo, para que cada accidente, para que cada travesía por este mundo posapocalíptico deje una huella imborrable en tus recuerdos. Y así estoy ahora; rememorando una y otra vez todos esos momentos únicos que Death Stranding te regala constantemente. Los hay épicos, dignos de la mejor película de acción, pero también atesoro con cariño otras escenas más por así decirlo sencillas, que nada tienen de especial... pero son especiales. Porque son mis propias vivencias en un fascinante universo en el que algo tan simple como cruzar un río, se convierte aquí en un auténtico periplo que exige de ti lo mejor. Y me encanta. Cuanto más difícil es el trayecto más valoras no solo tu esfuerzo, sino también la ayuda que te brindan otros jugadores. Es esta precisamente el alma de Death Stranding: la idea de reconectar el mundo; de crear vínculos con otras personas para que el viaje sea más llevadero. No es poca cosa.
En Death Stranding viajas en solitario, pero nunca estás solo
En Death Stranding viajes en solitario pero nunca estás solo. Durante tus idas y venidas por esta Estados Unidos asolada por un extraño cataclismo puedes cruzarte con los objetos que otros jugadores han dejado por el camino y, a su vez, puedes dejar los tuyos propios para ayudar a personas anónimas. Al principio lo haces pensando exclusivamente en el interés propio; construyes un puente, o una carretera, sabiendo que tarde o temprano tendrás que regresar sobre tus pasos para entregar alguna mercancía. Pero cuanto más avanzas y más duro se vuelve el viaje, más valoras esa cuerda que alguien dejó en lo alto de una montaña, o esa escalera salvadora que te permite cruzar un abismo insalvable. Y te vas implicando más y más en esa tarea altruista de facilitar el camino a otros. Sí, te vendrá bien tener una carretera, pero inconscientemente, piensas en lo mucho que va a ayudar a otros. Y es genial. Tampoco aquí hay ninguna recompensa más allá de un puñado de Me Gusta que no tienen ningún valor real, pero sí emocional. Era entrar a la partida, ver que de golpe me llegaban miles de Me Gusta, y simplemente sonreía. Puede parecer una nadería pero es increíble cómo esta idea tan sencilla tiene un peso tan importante no solo en la historia, sino también en la propia acción de Death Stranding y en cómo vives la experiencia. Es un triunfo para un videojuego que, eso sí, no está exento de errores.
¿Qué es Death Stranding y qué ofrece?
La gran pregunta que durante años tuvo a millones de jugadores en vilo. ¿Qué es Death Stranding? Lo fundamental ya lo sabéis: vuestra misión consiste en transportar mercancías de un lado para otro con el fin último de reconectar Estados Unidos de costa a costa. Atravesaréis llanuras, montañas, ríos y hasta desiertos, pero la misión no varía ni un ápice, es siempre lo mismo, pues ciertamente aquí no hay un diseño de misiones propiamente dicho. Tu eres libre de cumplir los encargos como buenamente puedas, siguiendo tus propias rutas, sorteando los obstáculos como creas oportuno. Así que salvo contadas ocasiones, en las que vives escenas ligadas a la historia, la rutina no varía. Por eso entiendo que haya jugadores que se sientan frustrados por andar repitiendo las mismas acciones una y otra vez, yendo y viniendo por caminos ya conocidos. Me decía un compañero que se le hacía cuesta arriba tener que cumplir tareas secundarias para desbloquear nuevo equipo, pero es que esta es parte de la esencia del juego.
Ayuda a otros, muestra que te importa su vida, y recibirás a cambio exoesqueletos mejor preparados para superar obstáculos; o armas más poderosas, o escaleras más ligeras para que puedas equipar muchas más en tu mochila. Y si no lo haces no pasa nada porque puedes avanzar sin problemas. Lo esencial lo tienes. Simplemente, será más trabajoso. Y no será por falta de obstáculos. A la propia orografía del escenario, que es uno de los mundos abiertos más increíbles por los que me he movido, debes sumar peligros como el Declive, esa lluvia que acelera el paso del tiempo deteriorando el equipo y la carga, lo que te obliga a moverte más rápido con el riesgo de tropezar o sufrir accidentes; además de los campamentos de MULAS y terroristas: personas que no están por la labor de construir sino al contrario, que buscan la destrucción de la civilización. Para enfrentarte a ellos cuentas con algunas armas de fuego, además de otras destinadas a inmovilizarlos o distraerlos, pero sorprendentemente, viniendo de quien viene, el sigilo y la acción no son gran cosa.
Por mucho que aumenten tus opciones de combate, o por muchos gadgets que tengan a tu disposición para camuflar tu posición, al final tanto los combates como la infiltración se sienten desaprovechados. Demasiado simples, sin apenas variaciones, convirtiéndose rápidamente en un mero trámite. Así que al final... corres y poco más. Sientes el peligro, sí, porque hay muchos enemigos y tu no eres invencible; pero salvo contadas ocasiones en las que de verdad te enfrentas a una amenaza real, estos momentos de acción son bastante discretos. Y es una pena. Hay localizaciones con una ambientación apoteósica, con una puesta en escena increíble, y lo que más te sobra son todos esos tiroteos en los que, sí o sí, debes participar. No son un desastre, no me entendáis mal, pero tampoco son nada del otro mundo. Algo que se traslada a los combates finales. No hay muchos, pero sinceramente, tampoco habría pasado nada si no los hubiera. Son igualmente simples, anodinos, demasiado típicos para lo especial que se siente el resto del juego.
Al final esta es una sensación que se reproduce en elementos clave de Death Stranding. Hablo por ejemplo de los extraños EV, esos seres invisibles que aparecen con la lluvia y que debes evitar a toda costa dejando de respirar por unos segundos. Aquí encuentras detalles geniales, como que si aguantas demasiado la respiración, al tomar aire, lo harás de forma brusca, más sonora, lo que puede alertar a los enemigos. Pero como ocurre con la acción y el sigilo, es una mecánica de terror que no termina de explotar todas sus virtudes. Repites lo mismo durante horas, sin ningún cambio, pero con un equipo que va mejorando hasta hacer demasiado fácil sortear esta amenaza, que acaba volviéndose un trámite más.
Una historia que va directa al corazón... ahora en PC
Death Stranding no brilla con la misma intensidad en todos sus apartados pero aún con sus fallos, que los tiene, es un videojuego capaz de emocionar como pocos consiguen gracias a su poderosa narrativa y a una historia que por momentos golpea fuerte al corazón. Incluso aquí hay barreras que pueden provocar que algunos desistan en su intento de desentrañar el gran misterio que es Death Stranding, pues hay capítulos en los que la historia apenas tiene presencia, volviendo la acción algo rutinario y tedioso. Sigue adelante, ¡no te rindas!, porque vas a disfrutar de una de las experiencias más locas, únicas y sorprendentes de cuantas han aparecido en los últimos años. Este es un juego valiente que nace de una idea innovadoraa... aun cuando no parece inventar nada nuevo. Pero son las sensaciones, esas experiencias personales que vives en cada uno de tus viajes las que hacen de este un videojuego para el recuerdo.
En nuestro vídeo Death Stranding y sus mil y un detalles puedes ver todas esas pequeñas acciones que, en conjunto, crean un viaje inolvidable repleto de momentos únicos. La premisa es brutalmente simple, no me canso de repetirlo, pero ese camino que recorres lo es todo. "La razón por la que pasamos por muchos mundos abiertos sin que estos pasen por nosotros es precisamente que todo ocurre en A o en B o en C, pero el camino es un mero trámite", decía mi compañero Alejandro Pascual. Aquí no; aquí lo es todo, y es justo lo que diferencia a Death Stranding de tantas otras aventuras de acción. Sin olvidar la propia exploración, el control de Sam Porter Bridges, que se siente increíblemente realista. Carga cientos de kilos a sus espaldas y verás cómo cada paso es una tortura; cómo pelea por mantenerse en pie mientras la carga lo lleva de un lado para otro. Y tú lo estás sintiendo en tus propias manos, haciendo lo imposible para mantenerlo erguido en las peores condiciones imaginables. Por eso, aunque en esta adaptación al PC el control con teclado y ratón está muy bien ejecutado, te recomiendo usar un mando. La vibración, la tensión que se acumula en los dedos al pulsar los gatillos -imprescindible para mantener el equilibrio-, o la delicadeza con la que debes mover el stick para evitar un tropiezo. Todo ayuda para hacerte sentir el duro caminar del protagonista. Lo decía antes. Cuando más difícil, más disfrutas de esa recompensa final que es alcanzar tu objetivo.
Death Stranding en PC llega acompañado también de algunos nuevos contenidos relacionados con Valve, aunque no esperéis aquí grandes cosas. La idea es la de siempre: sal en busca de unas cajas especiales, en este caso el cubo de Portal, para que sus dueños te recompensen con algunos objetos cosméticos tan curiosos como las gafas de Gordon Freeman, la válvula que da forma al logo de Valve, o hasta un sombrero que es en realidad un Headcrab. También hay señales con el emblema Lambda de Half Life, y otros cosméticos para personalizar los colores de los vehículos. Más y más contenidos que sirven para que los jugadores más concienzudos se dediquen a subir la máxima puntuación en todos los refugios dispersos por la Estados Unidos que recrea el juego. ¿Es suficiente excusa? Reconozco que he cumplido infinidad de encargos por el simple placer de hacerlo, pero me falta una mejor excusa para afrontar ese desafío, pues una vez has desentrañado los grandes misterios de la historia de Death Stranding, hay pocas excusas para volver.
Si hablamos de sus gráficos Death Stranding no solo se ve espectacular, también funciona de mil maravillas... pese a haber apostado por el polémico Denuvo. Mi equipo es un Intel Core i7-8700K 3.7Ghz con 16GB de RAM DDR4 y una tarjeta gráfica GeForce GTX 970 que ya tiene años a sus espaldas, y sin embargo he jugado con los gráficos en Muy Alto, a una resolución de 1080p, con una tasa de imágenes por segundo que oscilaba entre los 45 y 60fps. En este sentido, hemos preparado una guía de optimización de Death Stranding para que conozcáis más al detalle qué ofrece el juego de Kojima Productions en cuanto a opciones de configuración. Lo importante es que se trata de una gran adaptación que sabe sacar provecho al PC con mejoras gráficas que hacen de la experiencia un viaje aún más espectacular de lo que lo fue en PS4. La mayor distancia de dibujado, las texturas más detalladas, los modelados de personajes o los efectos visuales para recrear a los EV rayan a un grandísimo nivel, con el colofón de unas escenas cinemáticas que son puro cine.
Es un juego valiente que nace de una idea innovadora aun cuando no parece inventar nada nuevo
Death Stranding es un videojuego especial; uno que es fácil que adores... pero también que te resulte tedioso. Para mí ha sido una experiencia increíble que se ha visto potenciada por una historia emotiva y espectacular cargada de momentos inolvidables y personajes con gran carisma. Pero su mayor virtud, su elemento diferenciador, es también la razón por la que tantos no conecten con esta idea de caminar, caminar y nada más que caminar. Lo genial de Death Stranding es que crea tantos viajes diferentes como jugadores se enfrentan a ellos, y mientras algunos pueden disfrutar de escenas épicas e increíbles viendo sufrir a Sam Porter Bridges con la carga a sus espaldas, es fácil que otros se vengan abajo ante la perspectiva de repetir lo mismo una y otra vez. Yo he conectado con la obra de Hideo Kojima y la he disfrutado enormemente gracias también a un fantástico acompañamiento musical que, en muchos casos, es el mejor vehículo para contar la propia historia y emocionar con ella. Esta ha sido mi experiencia, mi historia, pero ahora te toca a ti vivir tu propia aventura.
No es nada fácil resumir en unas pocas líneas qué es Death Stranding y qué ofrece el nuevo videojuego de Hideo Kojima. ¿Te gustará? ¿No lo hará? Lo único que puedo decirte es que yo lo he disfrutado y me he emocionado con su historia, deleitándome con la calidad de sus cinemáticas, su fascinante mundo e innovadora forma de entender la exploración. Cada viaje ha sido en sí mismo una experiencia repleta de momentos únicos que me han hecho valorar cada paso que daba; el esfuerzo que suponía cargar con kilos y kilos de cajas a mis espaldas. ¿La recompensa? Algo tan sencillo y a la vez tan importante como la simple satisfacción personal por haber realizado toda una hazaña.
Comprar Death Stranding- El camino hacia tu destino: cada paso cuenta, y la exploración se vuelve emocionante
- El control de Sam Porter Bridges. Se siente realista y notas cada kilo a sus espaldas
- Una historia que atrapa, con mucho misterio, escenas emotivas y personajes carismáticos
- La variedad de escenarios y todas las historias que surgen al recorrerlos
- El multijugador y cómo se integra en la experiencia de juego y la propia historia
- La acción y el sigilo no están muy aprovechados; se sienten algo simples
- Enfrentarse a los EV es terrorífico pero con el tiempo, es un recurso que pierde efectividad
- Los combates contra jefes finales son poco originales y nada emocionantes