Durante el pasado fin de semana las redes sociales se han visto inundadas con cientos de imágenes de alrededor del mundo en las que, en los cielos de países donde normalmente no pueden verse, habían aparecido unas espectaculares auroras boreales. Pero pese a la belleza de la estampa, eso también es un problema, y Elon Musk lo sabe muy bien.
La tormenta electromagnética más grande que hemos vivido en dos décadas provocó que varios de los satélites de Starlink se viesen afectados por el fenómeno, lo que terminó provocando problemas en el servicio ejerciendo una inesperada presión sobre los satélites que, según Musk, estaban aguantando bastante bien.
Los satélites de Starlink se encargan de redirigir la información de una punta a otra del planeta como en la conexión a internet terrestre, pero en vez de moverse mediante cables a través de autopistas de fibra, aquí lo hace aprovechando una red satelital que orbita la Tierra a baja altura enviando las señales láser de un lado a otro a la velocidad de la luz.
El internet de Elon Musk no es a prueba de tormentas solares
A día de hoy Starlink es propietaria de alrededor del 60% de los más de 7.000 satélites que dan la vuelta al mundo día tras día, y precisamente por eso se ha convertido en uno de los jugadores más importantes en el control del futuro de la red. La tormenta solar ha demostrado, en cualquier caso, que los mismos riesgos que puede sufrir internet a pie de suelo pueden extrapolarse también al espacio.
Imagen | Vincent Guth
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