Pokémon Blanco y Negro son, para muchos veteranos de la franquicia, las mejores entregas en los más de 25 años de historia de la saga. Este pensamiento, además, parece hacerse más fuerte cada vez que se Game Freak estrena un nuevo título. Casi todos terminan siendo comparados con las entregas principales de la quinta generación o sus secuelas, perdiendo la batalla de forma irremediable. El fenómeno es como poco curioso, ya que fueron dos videojuegos muy poco queridos cuando tuvo lugar su lanzamiento.
La gran polémica de Pokémon en la quinta generación
Pese al acuerdo generalizado sobre la calidad de estas entregas en la actualidad, Pokémon Blanco y Negro tienen el dudoso honor de ser las ediciones de inicio de generación menos vendidas de toda la franquicia. Supusieron un retroceso de casi dos millones de unidades con respecto a Diamante y Perla, marcando una etapa de estancamiento para la saga que se prolongó en la sexta y séptima generación. Esta medición en base al mercado se respalda, además, con las ideas que buena parte del público tenía cuando se lanzó.
La mayoría de críticas a Pokémon Blanco y Negro se centraron en su Pokédex, que tenía varios problemas para los fans. El más evidente era el diseño de las criaturas. Si vamos a Metacritic y leemos los análisis de la comunidad en el momento del lanzamiento del videojuego, podemos encontrar muchas críticas. También ha habido algunos monstruos introducidos en Teselia (Unova) que se han convertido en blanco habitual de memes por ser feos o parecer poco inspirados. Vanilluxe, Garbodor o el trío de monos elementales suelen ser los que se llevan la peor parte en este sentido.
El problema de la quinta generación es que trató de reiniciar la franquicia. Se añadieron 156 criaturas, más que en ninguna otra edición, y los juegos solo nos permitían utilizar a estos monstruos durante la aventura (esto cambió en las secuelas). Esta restricción fue muy criticada, acusando también a Game Freak de falta de originalidad. El problema es que, en muchos casos, las criaturas partían de conceptos similares a los de la primera generación. El mismo Garbodor no es muy diferente a Muk en su planteamiento, Amoonguss se parece a Voltorb, Bouffalant es casi idéntico a Taurus y pasa lo mismo en multitud de ocasiones. Además, recibimos el tercer inicial tipo fuego y lucha consecutivo.
Pokémon venía de entregas muy sólidas y queridas por los fans. Esmeralda es uno de los más queridos de la franquicia, Platino también gustó y los remakes de segunda generación arrasaron. Esta suma de situaciones hizo que muchos se centraran únicamente en los aspectos negativos, anunciando incluso el fin de la saga. Sin embargo, estábamos ante la entrega más madura que nos había dado la franquicia, teniendo todavía un nivel de dificultad aceptable y sublimando una fórmula que venía trabajándose los quince años anteriores a este estreno.
¿Por qué Pokémon Blanco y Negro son el juego perfecto?
Nunca he estado de acuerdo con las críticas a la Pokédex de la quinta generación porque la saga está llena de diseños feos y criaturas poco inspiradas. No es algo necesariamente malo, porque nadie puede acertar 1.000 veces seguidas y la cantidad de criaturas disponibles en la saga ya sobrepasa holgadamente el millar. Sin embargo, lo que hace de Pokémon Blanco y Negro un gran juego no es este elemento. Son la infinidad de cosas que mejora con respecto a sus antecesores.
Estas fueron las primeras entregas de la saga en las que no era obligatorio el uso de Máquinas Ocultas (MO) para avanzar en la historia. También se cambiaba el mapa en función a la estación del año en el mundo real y se modificó el mapa. Era una experiencia mucho más lineal que dejaba la exploración para el 'postgame'. El concepto no fue bien recibido en su momento, pero visto en retrospectiva parece la mejor forma de llevar la saga antes de la aparición del mundo abierto. Además, se solucionaban casi todos los fallos técnicos o de las anteriores generaciones aumentando el ritmo de combate, navegación por los menús o reduciendo el 'farmeo'.
Pese a todo, el elemento más destacado es la historia. Pokémon Blanco y Negro pueden resumirse como una experiencia perfeccionada que se combina con una narrativa particularmente interesante. No era revolucionaria para los JRPG, pero sí para una franquicia que siempre había tenido miedo de cuestionarse a sí mismo o los jugadores. La relación con otros personajes es formidable y N, como rival, es de lo mejor que ha tenido la franquicia. El final de su arco no es tan satisfactorio por haber derrotado al equipo villano de turno como por haber hecho entrar en razón a un compañero de viaje con buen corazón y planteamientos equivocados.
Pokémon Blanco y Negro es exactamente lo que muchos fans de la franquicia piden hoy en día, pero quizá llegó demasiado pronto. La comunidad todavía no estaba tan segmentada con respecto a lo que debía ser la saga. Ahora, repasando los análisis que se han realizado a posteriori, he leído muchas veces que esta es "la última buena entrega de la franquicia". No puedo estar de acuerdo con esta opinión porque disfruté de Escarlata y Púrpura y la séptima generación está indiscutiblemente en mi "top 2". Sin embargo, sí creo que es la mejor de todas las generaciones que hemos conocido.
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