Es uno de los emblemas más famosos de Estados Unidos, pero en realidad está lejos de ser la despampanante estatua creada por un gran artista, o el majestuoso edificio creado por un reputado arquitecto. En realidad el cartel de Hollywood no era más que una simple valla publicitaria y, de hecho, ni siquiera tenía nada que ver con el cine.
Creado en 1923 con un presupuesto de 21.000 dólares, que en base a la inflación actualmente se traduciría como cerca de un cuarto de millón de dólares, el cartel de Hollywoodland se montó en un proceso que duró 60 días y en el que tuvieron que utilizarse mulas de carga para poder completarlo. Pero lejos de ser una obra artística, en realidad estaba destinado a promocionar una urbanización de lujo en las colinas de Los Ángeles.
Cómo el cartel de Hollywood se convirtió en un monumento
Por aquel entonces la ciudad angelina ya se había convertido en la cuna del mundo del cine y arrastraba cientos de personas para dar vida a sus estudios, así que varios empresarios de renombre de Estados Unidos decidieron unirse para crear en las colinas de Hollywood un suburbio de semilujo al que poder arrastrar a gran parte de aquella ciudad hasta sus modernas y cosmopolitas casas.
La forma más simple de captar su atención era llenar los periódicos de anuncios e invitar a los posibles compradores a mirar hacia las colinas sobre las que se posarían sus casas. Para que no hubiese duda de la altura en la que se situarían y el paisaje que disfrutarían, se colocó un inmenso cartel con 13 letras de 15 metros de alto por 9 de ancho con 4.000 bombillas que captaría sus miradas durante el día y la noche.
Tal y como ha ocurrido con la Torre Eiffel, lo que debía ser una construcción que desaparecería tras apenas 18 meses, posteriormente se convirtió en un símbolo de la ciudad, así que en vez de desmontarlo, el cartel de Hollywoodland se quedó ahí mientras el paso del tiempo, la intemperie y varias generaciones de vándalos robaron parte de las letras y dejaron semidestruida la estructura.
Pese a que a finales de los 40 se decidía deshacerse de la última parte de la palabra para dejar sólo Hollywood, no sería hasta 1978 cuando la ciudad de Los Ángeles, con apoyo de varias personalidades que vivían en la zona como Hugh Hefner y Alice Cooper, se unieron para renovar toda la estructura y los carteles para cambiarlos por una estructura de acero.
Pese a que los vándalos siguieron haciendo de la suyas, en la actualidad el cartel de Hollywood es una zona protegida con seguridad permanente, cámaras de vigilancia, sensores de movimiento y alambres de espino, para que nadie pueda volver a pervertir la archiconocida valla publicitaria que se convirtió en monumento.
Imagen | Roberto Nickson
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