Ver a un hombre lanzando botellas al mar tal vez te lleve a pensar que se trata de algún loco con una extraña obsesión por contaminar las costas, pero en realidad la historia de Park Jung-oh es tan noble como reseñable. Se trata de un activista que, botella a botella, intenta ayudar a sus vecinos de Corea del Norte con algo más que buenas palabras.
Este héroe sin capa empezó a enviar botellas rellenas de arroz desde Corea del Sur en 2015 tras terminar conmovido por las noticias que le llegaban sobre la situación de sus vecinos. Con la intención de que las botellas llegasen a manos de los norcoreanos, Park Jung-oh estudió las mareas y el comportamiento de las aguas en costas cercanas para asegurar que llegasen a su objetivo.
Salvar vidas en Corea del Norte a base de botellas con arroz
En realidad no es sólo arroz lo que incluye en el interior de estas botellas. Tal y como recoge en declaraciones a la BBC, también añade memorias SD y tarjetas USB con información sobre el mundo exterior, un dólar que pueda ser intercambiado para intentar mejorar la economía personal de quien lo consiga, y durante la pandemia también envió mascarillas y medicamentos con la intención de aportar su granito de arena en aquella situación tan compleja a nivel mundial.
"Una vez escuché que una norcoreana sospechó del arroz, así que lo preparó al vapor y se lo dio a un perro. Como estaba bien, lo probó y pensó que la calidad era muy buena. Acabó vendiéndolo a buen precio y compró una gran cantidad de cultivos más baratos".
Realizando un trayecto de cuatro horas hasta llegar al otro lado de la frontera, lo cierto es que más allá de su indudable solidaridad, Park Jung-oh no tiene la seguridad de que todas sus botellas caigan en buenas manos, pero asegura que algunos de los receptores que posteriormente han podido escapar del país han conseguido hacerle llegar su agradecimiento.
Imágenes | Kuen Saem
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