Han pasado ya unas semanas y sigo pensando en Resident Evil 4. Creo que Capcom ha encontrado el equilibrio perfecto entre traer de vuelta momentos clásicos, otros completamente nuevos y otros revisados. Aunque, como comenté en su análisis, hay algunos que seguimos echando de menos. Entre los revisados, está uno que en el original no es que fuera malo, pero no transmitía toda la tensión de los mejores momentos del videojuego. Sí, hablo de la pelea final contra Krauser.
Antes de nada, creo que este remake ha hecho mejor el trabajo al presentar al personaje. Hasta se ha permitido sacarlo en la propia introducción para entender mejor la relación entre el ex militar de las fuerzas especiales que entrenó a Leon para pasar de ser un policía novato en Resident Evil 2 a ese experto en cuchillos y patadas voladoras que vemos en esta cuarta entrega. Lo introduce todo, poco a poco, acompañando los momentos anteriores a su pelea con un encontronazo previo y unos documentos que explican mejor el pasado del villano.
Cuando llega el combate, las cosas no parecen muy distintas al del original, pero pese a seguir luchando en unas ruinas de una antigua civilización, todo el fondo de la pelea es distinto. Mientras la juegas, es imposible no pensar en Metal Gear. Pero, ¿por qué sucede esto? ¿Es que acaso tienen algo que ver la obra de Kojima con la de Capcom? Sí, si lo miramos desde el punto de vista de diseño y narrativa:
The End en Metal Gear Solid 3: Snake Eater
¿Cómo es un jefe de Metal Gear?
El escenario es también protagonista. Las mejores peleas de Metal Gear se recuerdan no solo porque tengan jefes carismáticos, sino porque el lugar donde suceden es también importante. ¿Quién no recuerda la pelea contra Raven en un campo nevado lleno de minas en el primer Metal Gear Solid? ¿O la de The End en un bosque de varios escenarios en Snake Eater? Aquí, el escenario no nos deja ver ni a nuestro enemigo ni las trampas que deja en él.
Los discursos. Pocas cosas resuenan más a Metal Gear que esas palabras iniciales que preceden a la batalla y que te dejan claro los motivos por los que lucha el jefe de turno. A menudo es el trauma el que se esconde detrás de la locura y de las razones que esgrimen, y Krauser no es una excepción. Allí, en mitad de la jungla durante una de sus operaciones, es cuando se dio cuenta de que el poder es lo único que importa.
Cambio de juego. Una de las cosas que más me gustaba de Metal Gear era que, cuando llegaba un enemigo, no solo la tensión subía, sino que también variaba la fórmula jugable. Mientras que tu avance solía ser lento y sigiloso, metódico si es posible, aquí se cogían las mecánicas y se retorcían para averiguar el punto débil del enemigo. Resident Evil 4 es un shooter, pero con Krauser no te servirá disparar en muchas ocasiones, sino defenderte y atacar con el cuchillo. Aquí entra, además, esa mecánica de parry que tan bien le ha sentado el juego y Krauser es el responsable de llevarla hasta el extremo, tanto que a veces te parecerá que estás jugando a Sekiro.
Metal Gear Solid Twin Snakes: Psycho Mantis
Puede haber sido solo un instante, pero me ha servido para darme cuenta lo mucho que añoro Metal Gear. Y, en el fondo, sé que nunca volverá. Al menos como antaño, porque Kojima continúa su camino independiente de Konami y, la verdad, así lo prefiero aunque no llegase a salir nunca un nuevo juego de la saga. Pero había algo en su fórmula que me gustaría ver actualizado. Había en juegos como Snake Eater visos de lo que podría ser una fórmula moderna, no solo mundo abierto como The Phantom Pain, sino de supervivencia sigilosa en la jungla, buscando tus propios recursos, que creo que podría ser vigente hoy día.
Resident Evil 4 Remake
De hecho, es curioso que sea Metal Gear Solid 3 el que más se está rumoreando sobre un posible remake en el futuro. La precuela de Big Boss no fue la entrega que más vendió, pero sí la que más ports tuvo y una de las más queridas por los aficionados. Quizá, de ser cierto, sería el primer paso de Konami ante un intento por reflotar la saga y crear algo nuevo, tal y como parece estar haciendo con el futuro de Silent Hill y el remake de su segunda entrega. Mientras mantenga sus valores, como los citados en sus jefes, no me importaría ser testigo del experimento, incluso aunque saliera mal, porque no solo echo de menos la saga, sino que tengo la sensación de que empieza a caer en la irrelevancia para las nuevas generaciones.
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