Cada vez queda más clara la influencia de la saga Persona, sobre todo en el mundo de los JRPG aunque no exclusivamente. He visto unos cuantos juegos más allá del género que se han fijado atentamente en lo que hizo el P-Studio y la clave de su éxito. Pero, ¿cuál es exactamente esa clave del éxito? Yo creo que una gran mayoría (aparte de su fantástica música, estilo y combates) es que tiene alma. Logra que sus temas, sus personajes y las relaciones que hay entre ellos te importen.
Hace un tiempo, por eso de haber sido muy aficionado a PS Vita y, sobre todo, a sus joyas ocultas, descubrí un juego llamado The Caligula Effect. Diría que, lamentablemente, no pude jugarlo en su momento, pero creo que hice bien, ya que a la pobre Vita le costó un poco de más moverlo decentemente. Años después salió Overdose, su versión remasterizada y con nuevos contenidos para PC, PS4 y Switch, y ahora también ha llegado con una versión de PS5. Tras mis primeras horas, lo cierto es que veo en él un juego con un diseño algo irregular, pero que sin duda tiene buenas ideas tanto en su premisa como en su sistema de combate.
La historia de The Caligula Effect
La historia comienza cuando nos damos cuenta de que algo falla en el instituto. Empezamos a ver que algunos alumnos y profesores no parecen del todo reales, y su rostro se representa como un error digital. Poco a poco descubriremos que nuestro instituto no es real, sino una representación virtual realizada por una jpop idol (sí) que se encuentra en proceso de desarrollo, con el fin de mantener a sus alumnos a salvo de los peligros y decepciones del mundo real, en un lugar donde puedan ser jóvenes y felices eternamente.
Esta idea es interesante y demuestra uno de los conflictos más profundos de la sociedad japonesa. Si os preguntáis por qué hay tantos mangas y animes de niños, jóvenes, colegios e institutos, es porque una gran parte de su sociedad vive una profunda pérdida de la inocencia a partir de este momento. Podemos pensar que es algo que ocurre en todo el mundo, pero los japoneses han idealizado mucho más sus años de educación debido al gran cambio (y a veces traumático) que les supone la incorporación al trabajo. La cantidad de horas que le dedican a la actividad laboral y la dedicación a la cultura empresarial les hace tener la sensación de que su vida se ha detenido, con poco tiempo para la conciliación familiar o mantener sanas sus amistades más allá de la gente del trabajo.
Es, por tanto, lógico que se idealice esta etapa de la vida, hasta el punto de que en The Caligula Effect se cree esta suerte de mundo virtual escapista, que te permita vivir siempre en ella sin tener que afrontar la etapa adulta. Pero claro, como protagonistas, tendremos que luchar contra esta idea, aunque sea solo por defender nuestro libre albedrío. Y así haremos frente a una gran cantidad de enemigos que pretenden impedir que nuestro club Go-Home, creado para encontrar la salida de este mundo virtual, cumpla su misión.
Y lo hace con un sistema de batalla que, la verdad, es bastante interesante por lo novedoso que es. En vez de ejecutar nuestras acciones turno por turno, tenemos que planificarlas y comprobar su ejecución en semi-tiempo real. Es decir, como si fuera una línea de tiempo de un programa de edición o una partitura musical, vamos formando nuestros ataques o defensas y vemos la reacción del enemigo a nuestros movimientos, por lo que podemos modificar nuestra estrategia para hacerla perfecta una vez la ejecutemos.
Quizá el problema es que, pese a su frescura, es un sistema algo lento y que en un juego con tantos combates como Caligula se hace algo repetitivo. No ayuda el hecho de que sus mazmorras sean repetitivas y también demasiado largas. Pueden recordar también a las de Persona 4, por ejemplo, que guardan siempre una temática pero cuyas paredes no son capaces de camuflar ese laberinto cuadriculado que son en realidad.
También recoge de Persona los social-links, una dinámica que sin duda fue uno de los aspectos cruciales del éxito de la saga y que The Caligula Overdose lleva al extremo. En vez de poder mejorar nuestra relación solo con nuestro equipo, aquí podemos hacerlo con todo el colegio virtual, con un total de 500 personajes secundarios. El número suena muy atractivo, ¿verdad? Pero la ejecución, sin embargo, es más pobre.
Me recuerda a cuando soñábamos con esos horizontes hermosos en muchos videojuegos y, ahora que tenemos enormes mundos abiertos, nos damos cuenta de que si no hay artesanía y atención al detalle en ese terreno, las grandes distancias no sirven de nada. Aquí ocurre lo mismo. Sí, podemos ir conociendo las historias de los alumnos, pero creo que preferiría un grupo más reducido de relaciones y mucho más trabajadas, incluso aunque fuera en detrimento de la dificultad. Tampoco ayuda una planificación de escenas algo descuidada, en la que a veces la cámara parece colocarse en cualquier sitio sin intención alguna con planos lánguidos y poco inspirados.
En resumidas cuentas, había escuchado de todo sobre The Caligula Effect, pero creo que con su versión Overdose se han subsanado muchos problemas en el diseño y en el apartado técnico que lo hacen más jugable. Aun así, dista mucho de ser perfecto, ya que sus buenas ideas siempre tienen algo que arrastran. Su buena premisa no siempre está igual de bien desarrollada, y el combate puede perder ritmo en ocasiones; pero si eres aficionado al género y aún sigues con hambre de JRPGs después de Final Fantasy XVI, creo que merece la pena darle una oportunidad.
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