Me gustan los videojuegos de granjas. Los llevo jugando desde que probé por primera vez el Harvest Moon original de Super Nintendo. Sin embargo, he de reconocer que empezar uno siempre me ha dado muchísima pereza. El motivo es que suelen ser lentísimos, excesivamente estrictos, muy encorsetados a horarios, herramientas y a que hagas las cosas de una forma muy concreta.
Siempre me ha parecido que el gran escollo para disfrutar uno de estos juegos es la fluidez de la experiencia. Me gustan los juegos que arrancan como Super Mario Bros., sin tutoriales, y venga, a correr y saltar. Pero claro, lograr eso es muy difícil en estos títulos por culpa del millón de sistemas de los que depende su jugabilidad y que hay que explicar.
Para mi alegría, Fae Farm apuesta por ser ágil, rápido, accesible y sacrificar ese puntito de simulación que a mí me agobia tanto a cambio de ser más “arcade”. Y eso no quiere decir que el juego no sea complejo. Podemos cultivar, decorar, pescar, combatir, cazar bichos y también seguir una historia que se desarrolla por capítulos; y eso es solo la punta del iceberg. A medida que jugaba hora tras hora para hacer este avance, el título me permitía hacer cada vez más cosas, pero también cada vez de forma más sencilla.
Fae Farm es un juego de granjas ágil, y se agradece
He escrito “arcade” entre comillas porque me refiero a que se concentra en premiarte, darte puntos y en lograr que hagas las actividades que te gusten, bien, y de forma dinámica; que te preocupes más en el fin que en los medios, vaya. Es más, Fae Farm quiere que pienses más en ti mismo que en la propia granja. Tú eres el importante, y en eso es en lo que me ha recordado mucho a Skyrim. Este verano he regresado al juego de Bethesda, y he de reconocer que me encanta su forma de subir niveles. A medida que haces actividades concretas, subes esas de nivel y no otras. Y eso es genial, porque te permite rolear a tu héroe como quieras.
Fae Farm hace algo parecido. Al cazar bichos subes ese talento de nivel, al talar subes ese poder. De repente, te encuentras con un tronco demasiado duro para tu hacha poco robusta, y el juego te pica para que la mejores. Y acabas consiguiendo hechizos y poderes para cultivar, cosechar, recoger y hacer tareas más rápido y mejor, lo que te da tiempo para hacer otras cosas. Esta agilidad y flexibilidad hace que sea muy dinámico ocuparse de una granja y centrarse en lo divertido, en la gestión estratégica de recursos, pero aliviando las acciones mecánicas relacionadas con ella.
Es decir, tú eres el que importa, y creces de forma rápida y cómoda al ir trabajando en tus cultivos y en todo lo que le rodea. Mi compañero Jose Mateo pudo probar Fae Farm durante el pasado Summer Game Fest, y comentó algo que tenía muchas ganas de probar: los sistemas de decoración del juego. Los he disfrutado un montón porque conectan con el concepto troncal de la aventura
Como él mencionaba, son sensacionales. En función de cómo vayas decorando la casa, tus variables de salud y energía mejoran porque eres más feliz viviendo en ella. Esto te anima a recolectar más madera, arcilla y tela. Ya no lo haces solo porque quieres tener el hogar más cuqui del reino, sino para mejorar como granjero y también como guerrero.
Los sistemas de Fae Farm son su mayor fuerte
Esta frescura a la hora de abordar un juego de granjas se nota también en las acciones de nuestro protagonista. Puede saltar, dejarse caer por riscos y hasta subirse a los tejados de las casas de la gente. Y en esto también me ha recordado a Skyrim porque, al cabo de pocas horas, me di cuenta de que no me estaba tomando Fae Farm como un juego de cultivos, sino como un título en el que vivir, subir de nivel, dejar todo mi alrededor a mi gusto y luego lanzarme a hacer misiones. Es un título que te deja siempre con ganas de mejorar un poquito más.
Fae Farm también tiene combates. Podemos acceder a una serie de ruinas con pisos. Sus diseños combinan zonas de saltos con peleas y mucha recolección de objetos. El sistema de batalla recuerda al de Diablo, es decir, tienen un toquecito rolero y otro de acción estratégica. Descendemos por estas áreas consiguiendo recursos, internándonos más y notando cómo se eleva la dificultad al hacerlo. Es cierto que el mismo talento que noté en lo relativo a la granja y la recolección no lo sentí aquí. Digamos que las batallas son algo más estándar, pero se agradece muchísimo su presencia para darle más enjundia a su bucle de juego.
Si hubiera que definir Fae Farm con una palabra, esa sería “fluido”, porque es un juego con una experiencia de juego muy sólida y bien diseñada. Fluyes como jugador; las ideas que digo que me recuerdan a Skyrim funcionan genial para que lo hagas, y se fusionan a la perfección con lo que se espera de un juego de granjas. Por ahora, tan solo he hecho unas cuantas misiones, aún he empezado a trabajar en mis tierras, y solo he comenzado a descubrir todo lo que el combate tiene para mí. Todavía tengo que testear su cooperativo y ver cómo se desarrolla su relato. Me queda mucho para traeros mi análisis definitivo, pero he de decir que el juego me está gustando. Es de esos que empiezas y que cuesta dejar.
Técnicamente es correcto. Se ve a muy buena resolución incluso jugando en una Switch en modo portátil que no es OLED. Eso sí, los tiempos de carga se me hacen algo excesivos y el juego da algún que otro tironcito puntual. Cuando compruebe que pasadas treinta horas, Fae Farm no se hace repetitivo y que esta agilidad no se pone en su contra, os traeré mi valoración final. Por ahora, creo que puedo decir que tanto los amantes de los juegos de granja como de los títulos de rol, han de tener a este juego en su radar. Que no os confunda su estilo kawai, aquí hay profundidad.
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