Aunque todos vemos a Game Freak como "el estudio que hace los RPG de Pokémon", en realidad los nipones manejan un catálogo ligeramente más diverso dentro y fuera de los dominios de la gran N. Uno de estos títulos es Bushi Seiryūden: Futari no Yūsha (SNES, 1997) que tiene una traducción bastante enrevesada. Como puedes ver en los paréntesis, llegó a tiendas justo tras Rojo / Verde, las ediciones originales de Pocket Monsters; y aunque tenía un prisma bastante distinto al de aquellas, con la friolera de seis años trabajando en el proyecto anterior, era inevitable que ciertas ideas transpirasen.
Tanto es así, que en el ADN de Bushi Seiryūden se habían imprimido nada menos que cinco generaciones de Pokémon; aunque siendo justos, lo más normal es que en Game Freak no fueran conscientes de ello en aquel momento. A fin de cuentas, la continuidad de los juegos de GameBoy no estaba escrita en piedra hasta que llegó la fiebre de Mew, y el consiguiente fenómeno sociocultural que ya todos conocemos a estas alturas. Pero para entender cómo funciona ese legado, primero tenemos que hablar del personal de la empresa.
Pokémon y Bushi Seiryūden, unidos por la música
El caso es que la plantilla de trabajadores que firmaba Bushi Seiryūden era muy parecida a la de Pokémon —fíjate que el arte lleva el estilo inconfundible de Ken Sugimori, por ejemplo— porque ambos juegos se habían desarrollado casi a la par. Otro de los principales creativos involucrados en aquel berenjenal era el compositor Junichi Masuda, que tal vez reconozcas como el productor de varios de los títulos más modernos de Game Freak.
Y no sé si será un caso fortuito o un maquiavélico ejercicio de creatividad inconmensurable, pero como iba diciendo más arriba, en la banda sonora del juego de 1997 Masuda había dejado plantadas las semillas de muchas de las aventuras más memorables que hemos vivido hasta la era de Blanco / Negro (NDS, 2011). En concreto, te hablo de numerosas pistas musicales y beats que terminaron repitiéndose en, por ejemplo, el combate contra Magno y Aquiles de RSE. ¿Que por qué no hemos visto esto antes? Pues porque sencillamente, Bushi Seiryūden nunca salió en Occidente: se quedó en las SNES japonesas.
El amigo Masuda ni siquiera fue sutil con el tema, no. Los créditos de Bushi Seiryuuden suenan igual que la intro de Pokémon Oro y Plata, mientras que el tema del combate contra el Dios del Océano es calcado a los que suenan contra los legendarios de la cuarta generación. De forma similar, la musiquilla del título de BS también coincide con la ruta 11 de Kanto. La lista sigue y sigue hasta el punto de que aproximadamente dos tercios de la BSO se me hace reconocible: te haces a la idea de que aquí hubo un reciclaje de manual.
Ahí ya entra la lectura de cada uno sobre si tiene mérito rescatar ciertas piezas o no, aunque en mi humilde opinión, esto de reusar materiales va de la mano de la industria del videojuego en general y no es nada nuevo ni especialmente rompedor en el apartado de la música en particular. Bien es sabido que Toby Fox, por ejemplo, recupera a menudo patrones de Undertale en su biblioteca; y en el caso concreto de Masuda, algunos de los temas que se repiten guardan cierto vínculo a nivel narrativo que es bonito de apreciar.
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