Me parece que es una pena que existan videojuegos muy interesantes que al final caigan un poco en el olvido (o la indiferencia). Creo que es un poco lo que le ocurrirá a Doomblade, un metroidvania que no parece haber levantado mucha expectación, pero que ya os adelanto que no tiene desperdicio. Sí, sé que el género no está poco explotado, y probablemente su planteamiento no sea rompedor, pero hace lo suficiente como para aportar su granito de arena (que no es poco dadas las circunstancias).
El estudio de desarrollo es pequeñito. En realidad, el equipo de Muro Studios está formado por dos finlandeses que se conocieron en la universidad y decidieron hacer videojuegos. Su primera obra fue un tal Shadow Bug, un juego que inspira -por cierto- la principal mecánica de este nuevo proyecto, y es que el protagonista se desplace a toda velocidad atacando a los enemigos. En este sentido, es un plataformas de acción en que apuntas a los rivales y te desplazas automáticamente hasta su posición. Funciona… y muy bien de hecho.
Un metroidvania muy rápido y ágil
El planteamiento de Doomblade es bien sencillo. Controlamos a Lugubricia, un extraño ser que un buen día es empujado a empuñar Tormentoja, una siniestra espada que le promete venganza y pasar un buen rato a su lado. Y no le engaña. El juego es una suculenta combinación entre exploración y combates que tiene al típico esquema metroidvania como referente principal. Con la excusa de devolver los poderes a nuestra querida arma, vamos obteniendo la capacidad de realizar impulsos en el aire, caídas en picado y un largo etcétera.
El resto ya lo sabéis: recorrer entornos laberínticos en que cada habilidad desbloquea caminos que antes no podíamos visitar. Todo mientras sorteamos plataformas colocadas con mucho talento, y nos enfrentamos a no pocos enemigos (también jefes finales). La dificultad no es inhumana y la duración tampoco es elevadísima, aunque lo suficiente como para dejar un buen sabor de boca. Hay variedad, situaciones interesantes y algún que otro puzle. No está mal el enfoque, sobre todo por una característica que es lo que de verdad cambia el panorama con respecto a otros juegos del estilo.
Me refiero a la técnica de sobrevolar el decorado con simplemente apuntar a un enemigo lejano y pulsar un botón. Solo tienes que mover el cursor con el stick derecho, y cuando una cruz apunte al rival, apretar el gatillo. Lo mejor es que esta acción puede repetirse en el aire tantas veces como quieras, dando lugar a combos espectaculares. Tanto es así que la descarga de adrenalina es brutal cuando hay muchos enemigos en pantalla. Existe mucho "flow", y lo mejor es que la acción también puede aprovecharse para la parte plataformera.
Por ejemplo, hay enemigos colocados en el escenario de tal forma que debes impulsarte hacia ellos para alcanzar una determinada plataforma. Es un diseño de juego muy inteligente, que se inspira en el trabajo previo del estudio, ahora apoyado por un esquema de juego profundo y que da lugar a unas mecánicas sólidas y bien resueltas. El control tiene una genial respuesta y la agilidad en la manera en que se activan las animaciones resulta sobresaliente.
Por ello, creo que Doomblade se merece una oportunidad, especialmente si te gusta este tipo de juegos. Tal vez no llega tan lejos como Hollow Knight o Dead Cells, pero para mí ha sido un pequeño descubrimiento (como lo fue hace poco Have a Nice Death). Además, tiene subtítulos en español -muy bien traducidos- y goza de un apartado audiovisual de lo más competente, con un trabajo detrás con el que cuesta creer que haya habido tan pocas personas implicadas.
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