Si te hablo de la posibilidad de crear una ciudad cuyas casas parezcan un pequeño castillo Disney, con una urbe este rodeada de grandes atracciones como un parque acuático, centros deportivos, restaurantes de lujo y un gran centro comercial, probablemente creas que es un negocio en el que me parece la pena invertir. En el caso de Burj Al Babas, en Turquía, no todos opinaron igual.
No están ni los centros deportivos, ni los comerciales, ni el parque acuático, pero sí cientos de casas con forma de castillo que, acercándose a la estética de los suburbios de las típicas parcelas de Estados Unidos, hoy dan forma a uno de los pueblos fantasma más surrealistas que te puedes echar a la cara.
La ciudad llena de castillos vacíos
La cruda realidad se llevó por delante a estas majestuosas casitas con torreones que parecen sacadas de un cuento de hadas o de la decoración de Disneyland, pero que en realidad están inspiradas en algo mucho más cercano a su ubicación, la Torre Galata de Estambul.
Pese a lo prometedor de la idea, en cierto punto del desarrollo, y con casas prácticamente terminadas y a punto de ponerse a la venta a disposición del público, la empresa detrás del proyecto, el Grupo Sarot, se quedó sin financiación y tuvo que detener la obra.
Declarados en bancarrota y con una deuda de 5 millones de dólares, las 732 villas de lujo de tres pisos que estaban planeadas para dar forma a esta curiosa urbanización de la ciudad de Mudurnu, se quedaron en apenas 587. Ninguna terminada al 100%, y muy pocas de ellas con la fase de paisajismo iniciada.
Pese a que el proyecto no está completamente olvidado, y tanto el alcalde de Mudurnu como inversores locales buscan la oportunidad de continuar con la construcción buscando financiación, la venta de las pocas casas que están en las últimas fases del desarrollo parece poco probable.
Nadie en su sano juicio querría irse a vivir a una zona completamente abandonada y con un aspecto tan perturbador como el de Burj Al Babas. Menos aún por un precio cercano al que en su día pedían por ellas, de entre 344.000 y 493.000 euros. Allí sólo acuden algunos turistas por mera curiosidad, y artistas que ven en el lugar la ocasión perfecta para filmar un videoclip o realizar un reportaje fotográfico.
Visitas de poco más de un día que consiguen aportar algo de vida a una zona muerta construida a base de cemento e ilusiones que, pese a querer simular cierto atisbo de magia y lujo en el pasado, ahora está más cerca de la pesadilla más perturbadora que puedas tener.
Imagen | Yves Zumbach
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