Crimson Tactics: The Rise of The White Banner es una mezcla de Final Fantasy Tactics, Tactics Ogre y Fire Emblem. Es un juego que deja clarísimo que a Black March Studios, el estudio de desarrollo, le apasionan estos títulos. Este SRPG sigue a pies juntillas todo lo propuesto por estas aventuras. Los combates son tal cual de Tactics Ogre, hasta las posibilidades de mover la cámara o la forma de entender sus clases. Cuenta con un sistema de monturas que recuerda a Fire Emblem, y podría seguir así todo el día, enumerando sus parecidos. El motivo es que su personalidad es la de ellos.
El gran mérito que ha tenido Black March Studios es que la unión entre todas estas partes no está del todo mal. Crimson Tactics: The Rise of the White Banner sabe devolverte a esas batallas eternas de Tactics Ogre, te obliga a medir tus golpes y a calcular cada uno de los pasos que das. Por eso, a los nostálgicos de este género seguro que les gustará… Si no les da por rascar demasiado en la superficie.
Porque el problema es que no estamos hablando de imitar a unos cualquiera. Estos tres juegos y sagas tienen una jugabilidad pulidísima, cuentan con unas historias fantásticas y unos personajes con los que te casarías. Y es aquí donde Crimson Tactics falla. El tremendo parecido jugable y de tono te traslada a esos grandes títulos, pero no es capaz de ofrecer algo tan excelente como ellos. A cambio, comete errores o propone soluciones poco finas. Al principio del juego no lo notas, pero sí cuando la dificultad sube en los últimos compases y los sistemas de juego no acompañan como deberían.
Crimson Tactics a veces consigue parecerse mucho a quien imita, pero cae en errores de bulto
El principal problema que he tenido como Crimson Tactics es su ritmo. El juego está plagado de tiempos de carga, sus diálogos son lentos y afectados, y nunca consigue llevarte a ningún lugar interesante o nuevo. Se pierde en conflictos civiles, en la corrupción de los dirigentes… y se olvida de escribir a buenos personajes que amar desde el primer segundo.
En los combates ocurre lo mismo. El juego se ha fijado demasiado en el ritmo de juego de Tactics Ogre. Este título de estrategia de Square Enix, al que tuve la suerte de volver con su versión Reborn hace poco, es excelente. Es un juego lento, pero porque los niveles están muy bien diseñados, también el sistema de subida de niveles, la forma en la que posicionas y se posicionan los enemigos, etc, etc. Es decir, tiene motivos más que de sobra para que esa lentitud funcione. Pero Crimson Tactics no es tan acertado en el diseño de sus sistemas. Ni las fases, las clases o las escaramuzas tienen el mismo nivel de majestuosidad. Por eso se hace muy lento.
Le habría venido bien acelerar la partida como hacen los Fire Emblem actuales, porque ayudaría a no verle tanto las costuras al juego. De Tactics Ogre también se queda con sus movimientos de cámara para poder interpretar el combate como prefiramos, pero hay un problema. El juego de Square Enix es pixelado, por lo que estos movimientos eran suficientes para verlo bien todo. Sin embargo, Crimson Tactics es cellshading. Al girar la cámara de plano cenital a lateral, no conseguimos toda la información que nos gustaría. Los personajes son demasiado redondeados, y si hablamos de las monturas que ocupan varias casillas, la cosa empeora.
Le hace falta mejorar mucho su ritmo de juego
Además, hay un exceso de situaciones extrañas relacionadas con quién puede hacer críticos, en qué situaciones se pueden seguir ejecutando esquivas pese a estados alterados, incongruencias o incomodidades relacionadas con el uso de monturas… Son un montón de pequeñas cositas que no funcionan y que molestan, y que se acumulan a medida que juegas y juegas. En ese sentido, necesitaba ser tan claro y tan legible como los títulos en los que se inspira, y no lo es. Y creo que debe revisar su curva de dificultad, pues tiene unos desequilibrios importantes.
Además, su interfaz es muy incómoda y aparatosa. Cuesta mucho esfuerzo que el personaje haga lo que quieras,y hay que hacer demasiados clics en todo para las acciones más sencillas. Este problema se suma al de la lentitud natural del juego, y acaba exasperando.
Es decir, se nota que le falta muchísimo pulido. No es que el juego esté del todo mal, pero es como si hubieran recortado cosas o si hubieran decidido dejar de refinar algunos elementos del juego. Llevo jugándolo a ratos durante todo este mes, y lo cierto es que el título ha ido recibiendo varias actualizaciones. Sin embargo, creo que aún le falta trabajo para ser perfecto. Eso no quiere decir que las batallas no acaben siendo entretenidas, que lo son, pero la sensación de que estás jugando a un juego que imita a otro, pero sin llegar a su nivel y que es peor es constante.
A Crimson Tactics le falta trabajo
Eso también se nota en el final, que llega de sopetón y corta la narración del juego abruptamente. He ido a mirar a la página de Steam por si el juego era por capítulos, y he descubierto que ha sufrido review bombing. Los desarrolladores lo han sacado de early access sin todo lo que prometieron. Ahora aseguran que seguirán parcheándolo y que habrá un nuevo capítulo en el futuro que solucionará la narrativa.
Ante esta situación, me resulta imposible recomendar el juego. Insisto que no es un título terrible, pero le falta muchísimo trabajo por delante para ser lo que desea ser. Un juego de estrategia se convierte en un éxito o en un fracaso por cómo se comportan sus sistemas de juego tras 20 horas, por su flexibilidad y por la relación que acabas construyendo con tus personajes. Creo que de todo eso peca este juego. Tiene una buena superficie, pero le falta trabajo. Seguiré pendiente de Crimson Tactics por si resucita pero, por ahora, no me ha convencido.
Crimson Tactics tiene muy buenas intenciones y una buena superficie. Pero lo engorroso de su interfaz, problemas en el pulido de sus sistemas o la sensación de que hay mucho contenido recortado, impiden que te enamores de su alma. Es una carta de amor a los grandes clásicos del SPRG, pero eso no es suficiente para lanzar un buen juego.
Comprar Crimson Tactics: The Rise of The White Banner- Es un juego muy heredero de los clásicos SJRPG.
- Cuenta con varias opciones de dificultad para facilitarte la vida.
- Por desgracia, viene completamente en inglés. Y hay mucho texto.
- La historia flojea, y a los personajes les falta carisma.
- Tiene picos de dificultad locos que pondrán a prueba tu instinto.