La explosión de los vehículos eléctricos se ha visto desde el principio como una de las alternativas más urgentes de cara a reducir las emisiones de CO2 y disminuir la contaminación del planeta. El problema es que, pese a que ya sabíamos de antemano que su construcción y carga no eran inocuas, un nuevo estudio de la Universidad de Texas Tech demuestra que algunos de los materiales usados en la creación de sus baterías son una creciente fuente de contaminación del aire y el agua de la mano de tóxicos eternos de difícil solución.
Los han dado a conocer como un nuevo tipo de PFAS, una nueva subclase de perfluoroalquilos y polifluoroalquilos, sustancias químicas de origen humano que llevan estudiándose desde hace más de 50 años y que, con un enlace flúor-carbono, han demostrado causar problemas en la reproducción, tiroides, sistema inmunitario y el hígado, en pruebas realizadas con animales. Ahora, las baterías de ion-litio utilizadas en dispositivos como nuestros móviles o los coches eléctricos también están en el punto de mira.
En busca de una energía verdaderamente limpia para nuestras baterías
Según apunta Jennifer Guelfo, profesora de ingeniería ambiental y autora del estudio, "reducir las emisiones de dióxido de carbono con innovaciones como los coches eléctricos es fundamental, pero no debería tener como efecto secundario aumentar la contaminación por PFAS". La experta certifica que debemos perseguir una combinación en la que ni la fabricación ni su posterior reciclaje impliquen liberar este tipo de contaminantes.
El problema es que, tal y como han demostrado las pruebas en el caso de estas sustancias, estamos ante una toxicidad que, por su persistencia y capacidad de daño ambiental, en realidad van de la mano de los peligros de otros compuestos antiguos frente los que ya se ha luchado para regular su uso.
En la búsqueda de un equilibrio, queda claro que pese a las bondades que pueda demostrar una alternativa, hay que pararse a estudiar sus implicaciones antes de abrazarla por completo. De lo contrario sólo estaríamos incrementando lo que ya es un problema en el 70% del agua dulce de todo el planeta.
Imagen | Dreame2024 en Midjourney
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