Aunque a veces pueda resultarnos excéntrico en sus ideas, creo sinceramente que la industria del videojuego tiene más atractivo con alguien como Hideo Kojima. Lo hemos vuelto a comprobar con un tráiler de Death Stranding 2 en que saca a relucir su estilo más inconfundible. Además, tenemos la promesa de que recibiremos la que califica como "la culminación de su trabajo", que será algo así como un Metal Gear, un juego de acción y espionaje con unos altísimos valores de producción.
Mientras seguía con interés todas estas noticias, no paraba de pensar en lo traumática que fue su salida de Konami y que existió un peligro real de que dejara de hacer videojuegos (o al menos los que conocemos como triple A). Ya sabéis que la empresa japonesa decidió hacer un cambio de rumbo en su estrategia empresarial, algo que tuvo un impacto directo en proyectos tan interesantes como Silent Hills. Seguro que algunos recordaréis los "fuck Konami" de Guillermo del Toro y los miles de mensajes de seguidores enfadados por la situación. No era para menos…
El fan que salvó la carrera de Hideo Kojima
En aquellos momentos, con 53 años cumplidos, Kojima no las tenía todas consigo. A pesar de su reputada fama mundial como creador de videojuegos, las dudas asaltaron al creador. Pensó que tal vez era demasiado mayor para aventurarse en crear un nuevo estudio y hacer un juego de mundo abierto (probablemente lo más costoso en esta industria). Su propia familia dudaba sobre si debía dar un salto tan importante, básicamente porque no contaba con el dinero suficiente y supondría muchos quebraderos de cabeza.
Hay ejemplos de desarrolladores que tras dejar sus respectivas empresas pudieron crear un estudio de éxito, como fue el caso de Hideki Kamiya (Devil May Cry) con Platinum Games. Sin embargo, también pueden darse fracasos, como fue el de Michel Ancel (Rayman) al tratar de iniciar un camino en solitario. Otros creativos como Patrice Désilets (Assassin's Creed) o Ken Levine (Bioshock) siguen en activo, pero con muchas complicaciones para crear proyectos de gran envergadura.
Kojima era consciente de lo complicado que sería seguir creando grandes juegos: "Hay diseñadores de fama mundial que se independizaron, pero no consiguieron llegar lejos". ¿El problema? El dinero. Crear un estudio no se hace de la noche a la mañana, y además es algo que requiere de un fortísimo endeudamiento (y en este caso sacrificio personal). Kojima relata que fue de banco en banco pidiendo créditos, pero a pesar de reconocer su popularidad y lo que había hecho, siempre le rechazaban por una cuestión: no tenía resultados que mostrar.
Sin embargo, la fortuna sonrió a Kojima. Un empleado del banco más grande de Japón (que durante mucho tiempo ha sido el Mitsubishi UFJ) conocía el trabajo del gurú, y no solo eso, sino que era un gran seguidor. Gracias a esto, consiguió el préstamo y se puso manos a la obra para levantar una oficina en Shinagawa, un distrito conocido por albergar las oficinas de algunas de las empresas más importantes de Japón, como es el caso de Bandai Namco.
Si contemplas imágenes de las oficinas de Kojima Productions, te darás cuenta de que no es un estudio de desarrollo cualquiera. Tiene una amplia zona de trabajo, salas de reuniones, una zona de cafetería y comedor, una sala para tomar el té con vistas a los rascacielos de la zona, un pasillo de trofeos, un estudio de captura de movimiento, una sala de edición… Es impresionante, porque trata de mantener algo de la esencia japonesa, pero la combina con un aspecto interior muy futurista y que a veces incluso recuerda al interior de un cine.
Kojima quería que los empleados se vieran atraídos por su compañía, que tanto ellos como sus familiares sintieran que iba a ser una empresa de éxito. Por eso, buscó emplazamiento en uno de los lugares más privilegiados de Tokio. No obstante, nadie conocía Kojima Productions, hasta que tuvo otra vez la suerte de encontrar a un miembro de la dirección del edificio Shinagawa Season Terrace. Era un fan suyo, algo que de nuevo le abrió las puertas. No era tan importante como el préstamo que le concedieron, pero sí crucial para que se unieran cerca de un centenar de empleados.
Por supuesto, el acuerdo con Sony y colaborar con PlayStation Studios trajo el sustento financiero necesario para desarrollar Death Stranding, pero nada de esto hubiese sido posible sin la ayuda de unos fans que adoraban el trabajo de Hideo Kojima. ¿Fue suerte o habría podido abrir el estudio de cualquier otra forma? ¿Qué te parecen los proyectos que lleva desarrollados fuera de Konami? Cuéntame en los comentarios cómo ves el futuro de Kojima y si crees que todavía puede seguir sorprendiendo con sus videojuegos.
Ver 3 comentarios