Tras la muerte de la madre de J. R. R. Tolkien, un sacerdote nacido en el Puerto de Santa María, en Cádiz, se convirtió en tutor legal del escritor de El Señor de los Anillos. Aunque en Birmingham se le conocía como Francis Xavier Morgan, el que sirvió de guía, educador y, por supuesto, también inspiración, en realidad era el español Francisco Javier Morgan y Osborne.
Si te hablo de un hombre alto y sabio vestido con una larga capa, capaz de asustar a los niños con su presencia y rectitud para luego demostrar que era tan entrañable como imponente, bajo el contexto de El Señor de los Anillos probablemente pienses en el mago Gandalf, pero en realidad me estoy refiriendo al padre Francis.
De padre galés y madre española, y nieto del fundador de las Bodegas Osborne, de niño fue a estudiar a Inglaterra donde se ordenó sacerdote. Fue allí donde conoció a Mabel Tolkien, que había enviudado poco antes y sufría dificultades económicas que provocaron que no pudiese pagar el prestigioso colegio al que iban sus hijos. Fue entonces cuando el padre Francis los acogió en su congregación para que los religiosos se encargasen de la educación de ambos críos: Hilary y John Ronald Reuel Tolkien.
El tutor legal de J. R. R. Tolkien era español
Poco después de aquello, Mabel Tolkien contrajo una diabetes severa que le impedía llevar una vida normal y el sacerdote le consiguió dos habitaciones en una casa de campo en Rednal, al sur de Birmingham, donde varios asistentes podrían cuidar de ella y de los críos. Una preciosa casa de retiro en la campiña inglesa que posteriormente serviría a Tolkien de inspiración para la creación de Rivendel.
Por lo complejo de su situación, a finales de 1904 Mabel Tolkien falleció en Rednal asistida por el padre Francis, a quien nombró tutor legal de sus dos hijos en su testamento. Francis Xavier Morgan se ocuparía de su educación y bienestar, así que se los llevó con él a su congregación para vivir juntos.
Fue precisamente en la biblioteca que tenía el sacerdote donde Tolkien aprendió español y, mezclando el idioma original de su tutor con otros, dio forma a su primer idioma inventado: el naffarin (por nazareno) que luego serviría de estructura para la creación del élfico.
Entre aquellos libros encontraría también otras inspiraciones, como la de la famosa adivinanza de Gollum en El Hobbit, que resulta muy similar a la aparecida en los Cuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares de Fernán Caballero, pseudónimo de la escritora Cecilia Böhl que fue tía abuela del sacerdote.
No fue lo único que aportó el padre Francis a la mitología de Tolkien con su educación. Fue gracias a su guía y recursos económicos que terminó licenciado con honores en Oxford hasta convertirse en escritor, le inspiró su pasión en los viajes, y además de esa eterna relación paternofilial entre los personajes, desde Bilbo y Gandalf con Frodo, hasta este último con Gollum, incluso sería fácil relacionar el modo de vida de los hobbits con la tranquilidad y pasión por la fiesta gaditana de la que le hablaba su tutor.
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