La continuación de Goat Simulator lo tenía difícil. El primero era un divertido juego meme en el que hacer el idiota con las físicas manejando a una cabra, y eso era suficiente. Pero a la hora de hacer una secuela hay que subir el listón, aportar ideas nuevas y frescura. La decisión de Coffee Stain North ha sido la de llevar a su cabra a un mundo abierto repleto de misiones, coleccionables, eventos y torres en las que sincronizarse.
Hay equipo que encontrar y comprar que nos concederá una buena lista de aspectos tontorrones y divertidos, pero otros nos otorgarán poderes. El equipo de desarrollo también ha llenado este escenario de minijuegos para disfrutar con amigos mientras juegas en cooperativo online, y varias formas de conseguir distintos puntos y monedas del juego para coleccionar, avanzar y canjear. A la postre, lo que el estudio ha conseguido con esto es replicar una estructura de juego a lo Skyrim o Assassin’s Creed. Haz el loco, sube tus puntos Illuminati con misiones, mejora tu torre cabra y desbloquea la puerta.
Coffe Stain North es muy consciente de que ha convertido a su absurda cabra en un personaje encargado de viajar sin rumbo, subir de nivel recogiendo cosas y cumpliendo encargos con la promesa de una recompensa mayor. Porque si hacemos todo lo que el juego nos pide seremos capaces de abrir una mística entrada y descubrir que… bueno, eso os lo dejo a vosotros porque la broma está graciosa.
Es una divertida crítica a los juegos de mundo abierto
Como digo, Coffe Stain North sabe lo que ha hecho, por lo que lo ha aprovechado para introducir un montón de chistes a costa de estos juegos. Hay muchas pullas a muchos sandbox famosos, y la verdad es que con muchas te ríes bastante. La clave de Goat Simulator 3 es la misma que la de Skyrim: nos llevan a un sitio en carromato, nos liberamos y salimos a explorar.
Coffe Stain North ha convertido cada pequeña parcela del terreno en un evento
La ciudad de juego no es demasiado grande; de hecho, en unas cinco o seis horas lo habrás visto todo, pero sí que está plagada de detalles. Coffe Stain North ha hecho algo que me ha gustado mucho: ha convertido cada pequeña parcela del terreno en un evento, en una situación en la que ocurre algo y tú puedes intervenir. Por ejemplo, vas paseando y te encuentras una fiesta de cumpleaños en una casa. Tú entras saltando la verja y entonces se activa un evento. Se llama: la tarta es la fuerza.
Tu misión es comprender qué tienes que hacer para superarlo; es decir: sabiendo el nombre del evento, ¿qué he de hacer? Vas probando cosas hasta que le lanzas una tarta a la cara a un invitado, y este reacciona convirtiéndose en un Power Ranger al que te tienes que enfrentar a coces. Superas esa misión, sigues avanzando y encuentras un parque acuático. En lo más alto de la más alta atracción está una anciana que no se atreve a lanzarse, y tú sabes dar cabezazos, ¿qué ocurrirá cuando lo hagas?
Las misiones secundarias de Goat Simulator 3 son divertidas
Y mientras avanzas encontrarás un sombrero con forma de ala delta, te lo equiparás y ahora tu cabra podrá planear. Más adelante localizarás unas zapatillas que te permitirán propulsarte a reacción y lo mismo. Es decir, lo divertido de Goat Simulator 3 es avanzar y descubrir cómo el juego reacciona a lo que haces y comprobar qué tiene preparado para ti.
El problema es que esto tiene la mecha corta. Empecé Goat Simulator 3 sin ganas, luego me pasé una hora entera fascinado por el excitante nivel de mamarrachismo del juego. Todo era divertido y loco. Encontré un paquete de dinamita y acabé volando por los aires hasta la estratosfera, caí sobre un hippie abrazado a un árbol y al rato estaba conduciendo un camión que lanzaba rayos láser. Pero al cabo de dos horas de juego sentí que ya había tenido bastante.
Porque tu cabra solo puede coger cosas y dar golpes, por lo que las misiones y los eventos, aunque sean divertidos, suponen poco reto, poca participación por mi parte o el uso de poco ingenio. En ocasiones, Goat Simulator 3 te transporta más allá de la ciudad a lugares que sí son más jugablemente desafiantes, pero no acaba de explotar esta posibilidad.
Por lo que al par de horas ya estaba haciendo lo mismo que en otro juego de mundo abierto más: abriendo el mapa, ver dónde estaba todo lo que tenía que hacer, buscar el equipo para llegar hasta el siguiente destino más rápido y cumpliendo con las tareas. Y fue en este instante cuando Goat Simulator 3 dejó de hacerme gracia, cuando se convirtió en un sandbox más. El instante en el que se transformó en la víctima de sus propios chistes.
Es un videojuego que parece pensado para usarlo en Twitch
Eso no quiere decir que el juego sea malo. Me parece un título muy divertido para jugar streameándolo; de hecho, parece pensado para eso, para que tú y otros cuatro creadores de contenido exploréis la ciudad, os peleéis con los alocados minijuegos y grabéis vuestras reacciones. También creo que ese ratito en el que su magia te atrapa es de mucha calidad. Técnicamente, el juego va muy justo y tiene algún que otro bug. He acabado atrapado en el interior de edificios en los que no podía entrar más veces de las que me hubiera gustado, le cuesta cargar a tiempo todos los elementos del escenario, y la IA de todo es rarísima; aunque entiendo que esta es parte de la gracia. La BSO es sosilla, pero solvente.
Con todo, lo bueno y lo malo, Goat Simulator 3 se queda en un juego simpático para echarte unas risas durante un par de tardes si lo juegas solo. Las situaciones que te encuentras en su mundo son muy graciosas y su humor, cuando funciona, es tronchante. Sin embargo, ser sandbox no siempre le sienta bien, el control se me ha hecho algo durillo, y cuando ya has oído su chiste un par de veces ya te quedas saciado de por vida. Eso sí, si buscas un juego para trabajar con él en Twitch, prueba con este. Si buscas uno para jugar tú, solo o con amigos desde el anonimato de vuestras casas, se queda algo corto.
Goat Simulator 3 es un cruce entre las misiones de un GTA y Destroy All Humans solo que con una cabra chalada. Es divertido al principio pero no ha conseguido engancharme durante demasiado tiempo. Sin embargo, creo que da lo que el que se acerca a este juego pide. Si te acercas a Goat Simulator 3 es para que te cuenten un chiste, y el de este es gracioso mientras dura. Guay para Twitch, eso sí.
Comprar Goat Simulator 3- Es un videojuego que parece pensado para Twitch.
- Tiene algunas situaciones totalmente hilarantes.
- Podrás conducir, volar por los aires, dar coces y expresar emociones.
- Y grindar por cables, saltar… Descubrir todo esto es lo mejor que tiene.
- Y sí, también tiene una pequeña historieta que disfrutar.
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