En un momento en el que la sociedad y ciertos rincones de nuestra cultura comienzan a volver la vista atrás a la wicca, el dios cornudo, los cultos ancestrales y todo tipo de neopaganismos, era inevitable que surgieran propuestas cinematográficas que mezclaran estas ideas, siempre camufladas en el folclore, con la curiosa situación actual del ser humano. Hoy, exponemos nuestra vida al público para ser estudiados por todo tipo de extraños, desde los reality shows hasta las redes sociales. Mezclar estas dos ideas resulta una premisa fascinante, pero Los Vigilantes logra sacarle muy poco partido.
Perdidos en el bosque
Si algo ha aprendido el ser humano a lo largo de su historia es que los bosques parecen ser sitios con una energía propia, lugares en los que no somos bienvenidos y donde es peligroso salirse del camino. Hansel y Gretel lo saben bien. Y, a las malas, Dakota Fanning lo aprende en esta película. Los Vigilantes adapta la novela de A.M. Shine y nos presenta a Mina, interpretada por Fanning, una joven americana de 28 años que vive en Irlanda trabajando en una pequeña tienda para animales, rumiando sus día a día y sus traumas familiares. Tras un problema con su coche, se encuentra perdida en un vasto y misterioso bosque del oeste de Irlanda. Mientras busca salir de allí, Mina se da cuenta de que el bosque parece tener una voluntad propia, llevándola de vuelta al mismo punto una y otra vez. Cuando cae la noche, encuentra refugio en un extraño refugio, donde conoce a otros tres personajes igualmente atrapados: Ciara (Georgina Campbell), Madeline (Olwen Fouéré) y Daniel (Oliver Finnegan). Cada noche, deben presentarse ante "Los Vigilantes", unas fuerzas misteriosas que los observan desde la oscuridad.
Mantente siempre en la luz
Desde un punto de vista técnico, Los Vigilantes es una película visualmente impresionante. La directora Ishana Night Shyamalan (seguro que te suena el apellido) demuestra una notable destreza detrás de la cámara, utilizando la fotografía, con una composición y uso del color notable, para crear un ambiente inquietante y misterioso. Los paisajes del bosque irlandés son capturados de manera magistral, aportando una atmósfera claustrofóbica y opresiva que se siente casi palpable.
Dakota Fanning realiza una actuación sólida, manteniendo la atención del público a lo largo de la película. Su interpretación de Mina, una mujer atrapada tanto físicamente en el bosque como emocionalmente por su pasado, es convincente y conmovedora. Estos dos elementos, la estética y el trabajo de la actriz principal, son los elementos más destacables de una película que se pierde en sí misma para no volver a encontrarse.
El principal problema de Los Vigilantes radica en su guion. La historia, que comienza con una premisa intrigante, pronto se desinfla debido a una serie de inexplicables decisiones narrativas que restan fuerza al conjunto. Aparte de Mina, el resto de personajes son tan huecos como arquetípicos. Las interacciones entre ellos son superficiales y muchas veces forzadas, lo que impide que el espectador se sienta realmente involucrado en su destino.
Además, la película comete el error de desvelar demasiado pronto los misterios que rodean a los Vigilantes. Y tampoco es que lo haga de una manera especialmente hábil. En lugar de mantener la tensión y el suspense, la revelación de estas entidades y sus motivaciones carece de la amenaza y el misterio necesarios para sostener el interés. En el momento de dar explicaciones la película se zambulle de lleno en la charca de la serie B de gran presupuesto, pasando de puntillas por cosas que a lo mejor no debería haber tratado de explicar siquiera. Como resultado, la segunda mitad de la película se vuelve aburrida, tonta y predecible, perdiendo el impacto que la primera mitad había logrado construir.
El clímax de la película es el momento en que todo endeble castillo de naipes argumental colapsa sobre sí mismo. La trama se enreda en su propia mitología, perdiendo coherencia y sentido. Los intentos de ofrecer un giro sorprendente al final resultan forzados y poco satisfactorios, dejando una tremenda sensación de frustración. Se esfuerza tanto por encadenar un golpe de efecto tras otro que es como ver descarrilar un tren a cámara lenta.
Ishana Night Shyamalan demuestra tener potencial como directora, especialmente en términos visuales, pero necesita encontrar un mejor equilibrio entre estilo y contenido en sus futuros proyectos. Algunas veces, menos es más. Los Vigilantes sirve como un recordatorio de que los golpes de efecto no son suficientes para salvar una historia con poco fondo. Para aquellos interesados en explorar esta propuesta, Los Vigilantes se estrena en cines el 7 de junio.
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