No sé si es consciente, producto de los nuevos tiempos o simplemente dejadez por parte de las compañías, pero sí, jugar en físico es cada vez más difícil o incómodo. El acto de conservar un puñado de datos en un soporte que puedas tocar, vender, intercambiar o hacer lo que quieras con él es algo que (sabemos de sobra) molesta a las compañías que se quieren deshacer de este tipo de soporte en pos del digital. Al final, yo mismo me he acostumbrado al juego en digital, no quiero demonizarlo, porque el problema no es este soporte. Pero muchas de las razones es por la falta de cuidado del formato físico. Sin ir más lejos la reciente edición definitiva de Cyberpunk 2077 solo contiene en el disco la expansión en la versión de Xbox. En mi caso, de hecho, una de las cosas que no estoy soportando esta generación es la poca calidad de las unidades de disco y el terrible ruido en su lectura.
Y aunque, como digo, sea cómodo en ocasiones, siempre defenderé que tener el juego en tus manos es también ejercer tus derechos de consumidor. En primer lugar, hay buenas ofertas de lanzamiento, pero más importante aún es que ese juego es tuyo y no solo una licencia prestada. Puedes venderlo, intercambiarlo, regalarlo, prestarlo o tirarlo a la basura. Y eso te da poder como consumidor.
Pero últimamente la cosa está tan mal con el formato físico que hasta el propio jugador se siente responsable de la preservación del mismo. Lo habréis notado tanto en nuestro medio, pero también en el cine, donde parece que lo que no está en un canal de streaming no existe. Te apetece ver... no se, La Vida de los Otros y te encuentras que no está disponible en ninguna plataforma. O la compras o te pones otra cosa, y probablemente caigas en lo segundo que es más fácil. En el videojuego ocurre lo mismo, hasta el punto de que juego que no está disponible en compra digital desaparece del mapa y del conocimiento de los jugadores. Te sorprendería la cantidad de juegos, y buenos, que hoy no puedes jugar sin recurrir a la piratería.
Guardianes de la cultura… porque no nos queda otra
En este contexto, leí el otro día un tuit de Guillermo del Toro que decía lo siguiente: "El formato físico se ha convertido en una responsabilidad al nivel de Fahrenheit 451 (donde la gente memoriza libros enteros y ellos mismos se convierten en el libro que aman). Si tienes una película que te encanta en 4K HD, Blu-ray, DVD, etc., eres el guardián de esas películas para las generaciones venideras".
La alusión de Del Toro viene de la novela de Ray Bradbury, una sociedad distópica en la que los libros están prohibidos y se queman con una brigada especial de bomberos. Terminamos descubriendo que hay personas que han memorizado el libro completo y se han convertido en ellos, haciéndose llamar igual que el título y transmitiendo ese conocimiento de generaciones en generaciones escondido en su interior.
La reflexión es bonita, pero me preocupa, porque significa que se vierte en nosotros la misma responsabilidad que en una sociedad que ha perdido toda esperanza en que sus autoridades preserven el conocimiento. Y yo me pregunto: ¿Por qué tendríamos que asumir nosotros esa responsabilidad? Antes de tirar la toalla, antes de tener que asumir nosotros ese rol de guardianes, deberíamos de intentar luchar porque sean los organismos los que preserven lo que es en el fondo cultura y que haya regulaciones para que no solo no se pierda, sino que sea de fácil acceso. Una película como La Vida de los Otros debería estar siempre disponible en una importante plataforma de streaming, al igual que muchos videojuegos que son pilares de los géneros y tendencias actuales deberían estar siempre disponibles en las tiendas de todas las consolas, y no solo ordenadores.
De esa manera, sería menos importante que el formato físico fuera el último bastión cultural del consumidor. Pero no, cada año nos suele dejar ya un anuncio de una tienda que cierra y de la que muchos juegos se perderán para siempre, a la espera de que la compañía de turno decida relanzarlos. Si es que pueden. Más a menudo de lo que creemos, algunos títulos se encuentran en un limbo de derechos de autor o de incompatibilidades que los hace demasiado incómodos para ser relanzados.
Por tanto, no quiero que este texto sea solo una defensa del formato físico, sino de la preservación total del videojuego. La solución no puede pasar por, como dice Del Toro, convertirnos en iconos culturales con patas (el que tiene una copia original de x juego). La cultura del videojuego, del cine o de lo que sea debe ser preservada porque es nuestro legado. Dicen que la piratería es delito, pero lo que tiene delito es que una persona se preocupe más de que puedas jugar a un clásico inaccesible a través de un Google Drive, que la propia compañía que tiene su licencia olvidada en un cajón porque no sabe qué hacer con ella.
En 3Djuegos | El formato físico en los videojuegos no debe morir
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