Harvestella es uno de esos videojuegos cuyas partes por separado no tienen nada de especial, pero sí cuando las juntas. Despertamos en un mundo fantástico lleno de seres extraños, y un ente nos da la bienvenida. Por supuesto, tenemos amnesia. Acto seguido, una doctora que parece una versión dulce de la de Persona 5 nos acoge, nos cede una casa, una granja y nos dice que el resto es cosa nuestra. El viento se levanta y hay que intentar vivir. Sin embargo, el juego no va de ser granjero. El territorio está gobernado por cuatro poderosos lumiciclos, que son algo así como los cristales de Final Fantasy. El problema es que rigen las estaciones y están fallando. La aventura comienza viajando a cada uno de ellos, a ver qué les pasa.
Con este punto de partida entraremos en un bucle de juego en el que cosecharemos ingredientes para hacernos pociones, venderlos para mejorar nuestro equipo y mejorar nuestras instalaciones. Saldremos de viaje y llegaremos a mazmorras, las recorreremos y combatiremos, haremos amigos, crearemos una party y subiremos de nivel. El mundo está regido por un reloj, nos despertamos al amanecer y a las doce de la noche tenemos que irnos a dormir. Nuestro protagonista también tiene un medidor de vigor. Por cada acción que hace, este se va gastando. Por lo que, día a día, nos tocará comer para no consumirlo demasiado rápido y medir bien lo que vamos a hacer.
Harvestella hace poco, pero lo hace madurar para que sea suficiente y divertido
Lo cierto es que la parte en la que somos granjeros no tiene nada a destacar como tal. Es muy Harvest Moon de primera generación. Aramos, plantamos, regamos, esperamos y colocamos lo que cosechamos en una caja para que nos paguen al día siguiente. Fabricamos nuevos aperos y máquinas para procesar lo que obtenemos, y de ahí sacamos pócimas y demás útiles. Conseguimos animales, ampliaciones y nos vamos volviendo cada vez más eficientes. Sencillísimo pero adictivo.
El bucle de juego de Harvestella engancha
El combate y la exploración tampoco son nada del otro mundo. Las peleas se basan en trabajos. A medida que nos encontramos a nuevos personajes, el protagonista se inspira en ellos para aprender a ser guerrero, mago, etc. Cada clase tiene una serie de habilidades especiales cuyo uso consume vigor y tienen tiempo de recarga; muy a lo MMO. La gracia es que podemos cambiar entre trabajos en tiempo real y combinar varias habilidades especiales, pero no es hasta que avanzas bien en el juego hasta que se le saca todo su juego. Llegados a un punto, usaremos las habilidades de un job para romper la guardia, cambiaremos a la siguiente para aumentar el daño en ese instante, otra para defendernos y otra… Es decir, aunque Harvestella hace poco, lo sabe, y hace madurar "ese poco" para que sea suficiente y divertido.
La exploración consiguió arrancarme una lagrimita de nostalgia porque me recordó muchísimo a Etrian Odyssey. Y menudos juegazos los Etrian. El mapa es mudo, y se dibuja mientras lo recorremos. Hay muchas zonas en las que, al interactuar, las investigamos. Al hacerlo, se inicia una pequeña narración a lo "Elige tu propia aventura": "te encuentras algo que brilla, ¿lo coges? ¡Oh, no! Era un monstruo y tienes que luchar". Y también están los "Miedo", criaturas con muchísimo nivel que tendremos que aprender a evitar.
Su trama es una japonesada desmelenada muy brava
Estas mazmorras no son por casillas, sí tienen pisos y muchos secretos. El desplazamiento es libre pero estamos limitados por el tiempo del mundo. Al final de cada una de ellas suele haber un jefe final que añade una particularidad jugable para que pelear contra él sea sorprendente. Caminamos, batallamos, pescamos, construimos atajos para ir más rápidos por ella al día siguiente y regresamos a casa. Y si nos sobra tiempo, viajamos a los distintos pueblos del juego y hacemos alguna que otra misión secundaria. Muchas de ellas nos pedirán regresar a estas mazmorras una vez superadas, por eso lo de hacer atajos es importante.
Harvestella recuerda a Etrian Odyssey, Atelier, Persona y Harvest Moon
Como veis, suena todo bastante común. Entonces, ¿por qué me ha tenido tan enganchado durante más de cuarenta horas? Pues, para empezar, porque su historia es una locura. Harvestella no tiene una narrativa especialmente trabajada, pero su trama es una japonesada desmelenada muy brava. Crees que todo es dulce y cariñoso, pero Harvestella se pone extraño muy rápido. No teme tomar caminos oscuros, desconcertantes y a romper sus propias reglas. Y esto ocurre tanto con su misión principal como con sus secundarias. Estas saben contarte cosas, desarrollar bien el lore de su mundo y darle mucho trasfondo a sus personajes. Os recomiendo que no leáis nada sobre lo que trata. Si os interesa el juego, jugadlo vírgenes.
El ejemplo más claro de su cara siniestra está en la quietud. Entre las estaciones, se produce una de muerte que lo liquida todo, mata a las personas y arruina las cosechas. La quietud está asumida por el universo de juego; sus gentes saben que existe pero viven tan contentos, y su poder ha motivado la formación de un culto religioso bastante particular. La quietud afecta a la granja, pues te obliga a volver a plantarlo todo, afecta a la exploración de las mazmorras y, finalmente, también a la historia del juego. Es algo así como cuando llegan las 0:00 a Persona 3.
Harvestella - Switch - Formato : Nintendo
Para mí este ha sido el pilar por el que Harvestella me ha convencido. Yo necesitar saber qué demonios era el mundo al que había llegado, quién era mi personaje o qué carallo estaba ocurriendo a mi alrededor, no pude parar de jugar hasta el final para averiguarlo. Eso es el pegamento que hace que cosechar, combatir y explorar funcionen mejor pese a sus propias limitaciones.
Va bien en Switch, con bajadas en la resolución
La historia hace que te encariñes de tus compañeros y disfrutes pelear a su lado. Recibes nuevos trabajos, y te esfuerzas en conseguir la mejor build para ahorrar más tiempo en tus incursiones. Eso te lleva a querer mejorar tu granja, cocinar y optimizar a tus monturas para viajar más rápido por el mapamundi. Y, cuando todo eso emulsiona, Harvestella te hace clic y todo es maravilloso pese a sus problemas.
Porque ojalá la granja estuviera más trabajada, el combate estuviera más desarrollado y las mazmorras fueran más interesantes. Es decir, el juego me ha fascinado, pero esas asperezas siguen estando ahí. No molestan, no hacen daño, pero en todo momento te da la sensación de que el juego podría ser más de lo que es.
Su apartado técnico también es muy humilde. Las animaciones son escasitas, no hay actuación de voz y todo es muy rígido. En Nintendo Switch, Harvestella es correcto, pero tiene un poco más de duración en sus tiempos de carga de la que me gustaría, la resolución cae en zonas abiertas y da algún que otro tironcito, pero la experiencia es perfectamente solvente y disfrutona. Por fortuna, tanto su arte como su banda sonora sí acompañan y ayudan a compensar estas carencias.
Si te gustan los juegos muy japoneses, Harvestella es para ti
En resumen, Harvestella es un videojuego con el que me lo he pasado muy bien porque ha conectado mucho conmigo. Sus historias tienen ese puntito loco de los mejores spin-off de Square-Enix, en especial de las infravaloradas continuaciones de Final Fantasy XIII. Sus sistemas de granja, combate y exploración se complementan bien entre sí, y acabarás adorando a sus personajes secundarios. Me ha gustado encontrarme con destellos de los Atelier de Gust en su cotidianeidad, con detallitos de los Persona en las relaciones entre sus personajes, y también en la forma en la que crece la historia y su mundo.
Sin embargo, le falta un puntito más de todo lo que ofrece para que lo pueda recomendar con los ojos cerrados y darle su correspondiente sello. Para mí es uno de los juegos del año, pero lo es porque amo las japonesadas frescas e intensas. Yo vivo para ellas, son el alfa y el omega de mi vida como jugador. Sin embargo, el que busque un simulador de granja lo verá muy simple. La persona que quiera encontrar aquí un JRPG profundo tampoco se sentirá del todo satisfecho, y lo mismo para el que desee un buen simulador de vida o de exploración de mazmorras. El juego solo funciona en la convergencia de todas sus partes, sabe crecer, evolucionar y atrapar con su historia y secundarias, pero le falta más trabajo para encandilar a cualquier amante de las aventuras.
Por eso, ojalá un Harvestella 2 con más medios y más decisión. Square Enix ha encontrado aquí una base sobre la que trabajar muy interesante. Por ahora, quédate con eso: si la mezcla entre Persona 3, Atelier, Etrian Odyssey, spin offs de Final Fantasy XIII (el prota hasta adopta la misma postura de Lightning en el combate) y Harvest Moon te gusta, da un pasito p’alante. Si buscas un juego que sea absolutamente bueno en todas sus partes de forma individual, da un pasito p’atrás, María.
Harvestella parece diseñado al milímetro para un tipo de jugador muy concreto, aquel al que le van los slice of life con mazmorras y giros de guion muy locos y muy japoneses. Es precisamente por eso por lo que el juego me ha gustado, pero también por lo que no enamorará a todo el mundo. Tiene una muy buena base de partida, pero le falta más trabajo en cada una de sus patas. Caminan bien en conjunto pero tropiezan al analizarlas por separado. Pero si lo que quieres es jugar a un JRPG fresco y con ideas, Harvestella te cautivará. En Switch podría ir mejor, pero se deja jugar sin problemas. La versión de Steam Deck tiene que ser un lujo.
Comprar Harvestella- Es más juego de mazmorras que de granjas
- Si te dejas líar por las secundarias, Harvestella tiene duración de sobra
- La versión en Switch va bien, pero tiene algo más de tiempos de carga y peor resolución
- Le falta más pulido a sus sistemas, pero funcionan bien juntos
- Sus problemas técnicos los compensa su bonito arte y BSO
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