Son momentos extraños para The Witcher, con el anuncio del abandono de Henry Cavill después de la tercera temporada y el cambio en la cuarta por Liam Hemsworth. Desde el momento en que Netflix reveló todo lo que quería contar con The Witcher: El Origen de la Sangre, sabía que este spin-off lo iba a tener muy difícil. Narrar los eventos de La Conjunción de las Esferas, la llegada de los humanos y los monstruos, los inicios de la magia en el continente y origen del primer Brujo, todo mezclado, parecía una tarea titánica para un spin-off. Cuando vi que eran solo cuatro capítulos para esta miniserie, tenía claro que era algo imposible.
Y ese es el principal problema de esta nueva serie basada en el universo de The Witcher, que nos sitúa 1.200 años antes de los acontecimientos narrados en la historia principal: los showrunners se han propuesto tragar más de lo que son capaces de masticar, creando problemas estructurales a lo largo de estas escasas cuatro horas para intentar abarcar desde la perspectiva de siete héroes hasta impactantes cambios en todo un imperio.
Podríamos decir que la historia se divide en dos: lo que sucede con el grupo de héroes y la trama política que sucede en la formación del Imperio Dorado. Todo precedido de un prólogo en el que un atolondrado Jaskier se encuentra con un misterioso ser que decide contarle esta historia para que el bardo la cante y se dé a conocer el relato de estos héroes olvidados. De todos ellos, la serie se centra en dos: Éile (Sophia Brown), apodada la Alondra, una elfa del clan cuervo que ha abandonado su clan y ha abrazado también la vida del bardo; y Fjell (Laurence O’Fuarain), un elfo guardaespaldas del clan del perro exiliado por romper las normas. Se les unen otros personajes que, en muchas ocasiones, parecen estar incluidos para cumplir una sola función muy específica y poco más.
La trama política es quizá la que más problemas tiene, al intentar abarcar todo un complot para transformar por completo el reino de los elfos en el poco tiempo del que dispone. Pero aún más rocambolesco es la forma que tiene la serie de enfrentar estas dos líneas argumentales y lo inverosímil que resulta en ocasiones.
Una ejecución apresurada de una buena idea
Por todo ello, la pregunta es simple: ¿era necesario? ¿Era necesario incluir a siete héroes, de los cuales algunos no tienen apenas tiempo ni siquiera para salir en pantalla, o es que los guionistas querían rendir un homenaje a Los Siete Samuráis de Akira Kurosawa? ¿Era necesario no solo narrar eventos tan transformadores en este universo de fantasía, sino incluir también el nacimiento del primer brujo? Sea como sea, el resultado queda claramente desdibujado mientras piden permiso para acaparar algunos minutos. Los personajes están desdibujados y, como espectador, no paraba de hacerme preguntas tratando de comprender las justificaciones atropelladas de las acciones de los personajes y cómo era posible que las tramas políticas dieran tales bandazos de un lado a otro del poder.
El Origen de la Sangre es tan relevante como el paso de una edad a otra en El Señor de los Anillos
Es una lástima, porque lo que cuenta El Origen de la Sangre es tan relevante como el paso de una edad a otra en El Señor de los Anillos. La idea de hacer una serie al respecto, relatando eventos tan transformadores, me parece muy buena y está completamente dirigida al aficionado no solo de la serie, sino que conoce al dedillo este universo y a algunos de sus personajes clave. Que detecta automáticamente que la antigua ciudad imperial de Xin'trea es la Cintra actual de los Reinos del Norte. Porque sí, aparecen algunos personajes legendarios que ya poblaban este mundo, aunque quizá no lo hagan siempre de la manera que el aficionado imagina. De nuevo, con la cantidad de personajes en el reparto, no hay mucho tiempo para que los secundarios puedan lucirse.
Creo que El Origen de la Sangre acierta cuando apuesta por localizaciones reales. Los vastos paisajes de Islandia sirven perfectamente para imaginar un Continente primigenio, más virgen y ausente de la mano del hombre. Las cosas funcionan mucho peor cuando intervienen los efectos especiales para recrear la ciudad de Xin'trea o los decorados un poco de cartón piedra de algunos de sus interiores. La acción, sin alardes, está bien coreografiada y se lleva un gran protagonismo gracias a los diferentes estilos de cada uno de los elfos. Aquí destaca sobremanera la aportación de Scian (Michelle Yeoh) y su manejo de la espada.
El resultado puede entretener porque los showrunners se preocupan de que no falte la acción
Está claro que el agravio comparativo no le hace ningún favor a The Witcher: El Origen de la Sangre. Después de la sorpresa que fue La Casa del Dragón y que Los Anillos de Poder, pese a sus muchos problemas, al menos ofrecía una fantasía técnicamente bien producida, este spin-off se nota que es un producto mucho menor. Realmente solo animaría a verlo a aquellos que se consideren muy aficionados al universo de The Witcher, porque, aunque no lo hará sin críticas, al menos podrá ver representados en pantalla algunos eventos clave de la obra de Andrzej Sapkowski, que yo la verdad es que nunca imaginé que vería en una pantalla. Visto así, el resultado puede entretener porque los showrunners se preocupan de que no falte la acción ni siquiera contra los clásicos monstruos de la saga. Pero, lamentablemente, lo que tampoco falta es esa estructura y guion apresurado que desdibuja a sus protagonistas y no les da tiempo a crecer, establecer y desarrollar sus conflictos para que todo resulte más impactante y emocionante.
Era la oportunidad era perfecta para desarrollar la imaginación, ya que los eventos que narra no han sido muy expandidos por el escritor polaco ni tampoco por los libros, por lo que había espacio para la creatividad sin preocuparse tanto por el lado canónico. En vez de aprovecharlo, Netflix parece que solo quería algo sencillo (y quizá barato) que rellenara estas navidades hasta la espera de la tercera temporada de la serie.
The Witcher: El origen de la sangre es un producto menor que se nota que está dedicado solo a los aficionados más acérrimos del universo. En ningún momento se le ve con la ambición de ser una serie que destaque por luz propia, sino de vivir a la sombra de la serie principal. El principal problema es que los showrunners han decidido contar una historia de proporciones verdaderamente épicas y transformadoras, el momento más crucial del universo The Witcher (La Conjunción de las Esferas) y hacerlo en cuatro capítulos. Añade además un elenco muy grande de personajes que, por el tiempo limitado, quedan desdibujados y algunas de sus acciones harán que el espectador arquee una ceja, lo mismo que sucede con sus efectos especiales. Es entretenida en sus escenas de acción y por la curiosidad de ver este fenómeno tan importante, pero poco más se puede sacar de ella.
- Se trata de un spin-off de The Witcher que narra la historia de El Continente 1.200 años antes de la serie principal.
- La trama cuenta el evento de La Conjunción de las Esferas y sigue a siete héroes que lucharán contra el nuevo imperio formado.
- Se narra también la creación del primer brujo.
- Quiere contar tantas cosas en tan poco tiempo que el resultado es apresurado y desdibujado.
- Los paisajes de Islandia son hermosos y acertados para un Continente primigenio, pero los efectos especiales no están a la altura.
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