Hay algo bueno en empezar a ver la cuarta temporada de The Boys con la certeza de que esta serie, y sus principales historias, tiene "fecha" para su final. Sus defectos, que empiezan a notarse, se ven con otra mirada y aprendes a disfrutar mucho más de esos momentos donde el éxito de Prime Video nos recuerda por qué es el mejor show de superhéroes actualmente en televisión. Carnicero, Patriota, sus socios y sus enemigos, están de vuelta, y tras ver sus tres últimos episodios en el servicio de Amazon es hora de prepararse para decirles adiós.
Todas las cartas en The Boys ya están sobre la mesa
Con su estreno hace ahora cerca de cinco años, The Boys supo insuflar un poco de aire fresco al género de superhéroes, excesivamente volcado en ser un disfrute para las masas, apostando por ser un show violento y sangriento con un toque de comedia negra donde la sutileza no estaba, precisamente, invitada a la fiesta. Pero, además, el programa de Eric Kripke supo también diseñar y darle mucho protagonismo a un grupo variopinto de personajes que ha sabido desarrollar a lo largo de varias temporadas, tanto que, en mi opinión, muchos de ellos ya han tocado fondo, ya sea por que se han redimido de sus pecados o porque han encontrado su sitio, y deberían encaminarse hacia un desenlace, del tipo que sea.
La sátira social pierde un poco de su encanto en este arranque de temporada y se vuelve muy paródico
El ejemplo más visible de esto que os cuento lo tenemos con Patriota (Homelander). Más allá de todos los problemas de lidiar con la fama a los que se ha enfrentado, en las anteriores tres temporadas le vimos buscarse la pérdida de cualquier ser que pudiera considerar importante en su vida. Ahora, solo le queda su hijo, pero hasta eso empieza a desquebrajarse en esta cuarta temporada y lo único que retenía un poco su cordura, ese deseo de la aprobación del público, empieza a ponerse en cuestión. Queda claro que pronto le veremos perder los papeles a lo bestia, bestia. La pregunta es a cuántos se llevará por delante.
Y claro, todo conduce a un enfrentamiento final. Siempre pensamos que este iba a ser con Carnicero, pero a pesar de una tercera temporada donde se nos dejó ver un poco de esto, lo cierto es que el regreso de la ficción nos ha presentado a un Billy Butcher mucho más calmado y con los pies en la tierra que nunca. Claro, que no le ha quedado otra tras perder el respeto de sus socios. Me intriga saber si el personaje de Karl Urban se mantendrá así durante toda la temporada, sobre todo teniendo que él, más que nadie, sí que tiene fecha de caducidad.
Las novedades no me terminan de convencer
De momento, donde Patriota sí que tiene un duelo es con Luz Estelar. Este conflicto, que busca ser también un reflejo de la tensa realidad social que se vive en Estados Unidos estos últimos años, y también en otros puntos del mundo, personalmente me parece mal llevado. Casi caricaturesco, con una nueva incorporación, Firecracker (Valorie Curry), con un pasado en común con otro personaje que le hace ser algo viperina y poco interesante, y también poco divertida, para el espectador, soltando discursos de odio y negación en cuanto le ponen un micro en la mano. Hasta el propio Patriota la ve una inútil, pero es lo que hay, Los Siete necesita sangre nueva tras las últimas pérdidas y marchas.
The Boys se centra en sus personajes, pero sus momentos grotescos siguen estando ahí
Sí me agrada el desembarco de Sister Sage (Susan Heyward), "la persona más inteligente del mundo". En cómics, personajes como Lex Luthor, Ozymandias o Mr. Fantástico han demostrado cuán poderoso puede ser usar un poco la cabeza en un mundo con seres con increíbles talentos físicos. Aquí, en el universo de The Boys, Sister Sage parece ser la principal aliada de Patriota. Solo Eric Kripke sabe del peligro de una combinación tan poderosa como esta. Veremos cómo acaba. Hay más novedades, como la de Jeffrey Dean Morgan como Joe Kessler, un agente de la CIA, pero de él, lo mejor que podemos decir ahora, es que le rodea una capa de misterio. Siendo el actor que es, esperamos grandes cosas de él en un espectáculo como este.
The Boys, aunque está más centrado que nunca en el drama de sus personajes y la disputa social que sus choques han provocado, no se olvida de tratar de hacernos reír y de incluir algún que otro momento grotesco. Los hay, de ambos. Este programa sigue sorprendiendo, soltando una burrada cuando menos te lo esperas que consigue ganar tu atención, y aunque su ritmo quizás es algo lento, y varias de sus tramas se sienten algo estancadas, creo, como decía en el primer párrafo, que poder ver ya la línea de meta al final hace de este viaje algo más placentero. The Boys empezó siendo una salvajada y lo sigue siendo hoy.
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