Ante la buena acogida que tuvo el primer Hot Wheels Unleashed, no es extraño que Milestone haya repetido la jugada. Había algo atractivo en su sistema de derrape y el caos que formaban sus circuitos. Un caos que a veces favorecía el componente aleatorio y otras hacía muy difícil dominar la carrera en su totalidad, pero que convertía la experiencia en un arcade competente y con ideas propias.
Hot Wheels Unleashed 2 Powercharged no está aquí para reinventar la rueda en absoluto. De hecho, entra más en la línea de una secuela conservadora que de una revolucionaria. Su objetivo no es otro que añadir más vehículos, más circuitos y algún que otro modo de juego a la ecuación, pero sin variar mucho su sistema. Se nota solo con realizar las primeras carreras: su estilo de derrape y de conducción no ha sido alterado ni un ápice, con todo lo bueno y lo no tan bueno que eso implica, pues como señalé en su anterior entrega, los derrapes de Hot Wheels son muy divertidos. Entran dentro de esa categoría del game feel que produce un pequeño placer cada vez que los clavas. Pero su control también es tosco en ocasiones, sobre todo cuando el vehículo se queda atorado en los bordes de la pista o da un salto en el aire, con resultados que no siempre puedes prever.
Uno de los puntos que necesitaba mejorar era el modo campaña. Era algo desangelado y proponía una serie de competiciones sin mucho orden ni concierto. En esta segunda parte han querido crear una experiencia más cohesionada y para ello han recurrido a una serie de escenas animadas que, la verdad, no van a convencer mucho como una narración que vaya a ninguna parte. Son casi más sketches sin ninguna pretensión, pero fácilmente ignorables. El resto coge mejor forma al presentar una mayor variedad de pruebas que van un poco más allá de las clásicas carreras y contrarrelojes, con pruebas eliminatorias, de derrape y también de puntos de control en escenarios más libres. Las pruebas contra jefes siguen estando presentes, ahora también teniendo que chocarnos contra ciertos elementos en el circuito para diferenciarlos más de las carreras tradicionales.
Se han añadido también algunos movimientos extra, como la posibilidad de empujar a nuestros rivales a izquierda y derecha del circuito y también saltar en momentos puntuales para esquivar obstáculos o bien adecuarnos a las condiciones del circuito. Pistas que son un poco más elaboradas, ya que disponen de atajos que podremos aprovechar si saltamos o nos desviamos en el momento adecuado.
Carreras en miniatura
Pero los protagonistas siguen siendo los vehículos clásicos de Hot Wheels. Aunque las pistas están bien recreadas y logran trasladar correctamente esa fantasía de una larga y compleja pista de la marca a escenarios realistas, son los coches los que siguen presentando un gran lujo de detalles y, sobre todo, la variedad que esperan sus aficionados. Se ha encontrado un buen equilibrio para conseguir dos cosas: que cada uno de ellos tenga sus características y que puedas ir mejorándolos si te encariñas de uno, para que puedas seguir utilizándolo en diferentes categorías. Además, cada mejora del vehículo suele estar equilibrada con una reducción del turbo, o viceversa, de manera que nunca sea demasiado poderoso.
Además de las mejoras, no solo se han añadido un buen puñado de coches míticos, sino que hay nuevos tipos como las motos y los ATVs. Tienen un control algo distinto, mucho más ligero que los coches y con mayor aceleración, aunque personalmente me han gustado menos que los coches, ya que se sienten demasiado ligeros para un juego que es ya muy arcade.
El resto de elementos siguen exactamente como su primera entrega: el editor de circuitos se convirtió en una pieza importantísima que no solo alargaba la vida del juego, sino que entraba en sintonía con la filosofía de Hot Wheels de construir tus propias pistas, además de poder descargar las creadas por otros usuarios. El modo multijugador vuelve a ofrecer una modalidad en línea o a pantalla partida, con la particularidad de que esta vez se añade la posibilidad de jugar independientemente de la plataforma en que adquiramos el juego.
Con todo, lo cierto es que Hot Wheels Unleashed 2 Turbocharged tiene claro el público al que va dirigido. Por un lado, quiere contentar tanto a los más pequeños que disfrutan de los juguetes físicos como a esa base de fans más adulta que se enganchó a las carreras de su primera entrega, sabiendo que no necesita muchos cambios en su fórmula para hacerlo. Eso lo convierte en una secuela de manual, que sigue apostando por la diversión algo caótica, pero satisfactoria en sus derrapes y en el uso de su turbo, mientras añade más contenido, vehículos y algún que otro modo de juego. Es fácil saber lo que vas a encontrar en él.
Hot Wheels Unleashed 2 Turbocharged no pretende reinventar la rueda, dado que su fórmula arcade alocada les funcionó perfectamente en su primera parte gracias a un uso divertido de los derrapes y el nitro. Por ello, aquí no encontrarás tanto una renovación como una mayor cantidad de contenido en forma de nuevos coches, circuitos y modalidades de juego. En su estilo de conducción no hay refinamiento, pero sí algún añadido como la posibilidad de saltar o embestir a los rivales a nuestro lado. Lo suficiente para el fan de estos vehículos en miniatura que sigue beneficiándose de un completo editor de pistas y carreras multijugador.
Comprar Hot Wheels: Unleashed 2 - Turbocharged- Sus derrapes siguen siendo muy divertidos.
- Se añaden nuevos movimientos como embestidas y saltos.
- Nuevos modos de juego y un modo campaña algo más cohesionado.
- Se añaden motos y ATVs a una mayor cantidad de vehículos.
- Pocos cambios en la fórmula y en el refinamiento de la conducción.
