Este es uno de esos juegos que corren el riesgo de generar unas expectativas equivocadas. Another Crab's Treasure se presenta con un mundo lleno de colores y la promesa de ofrecer una experiencia amable protagonizada por un cangrejo ermitaño, pero cuando nos ponemos a los mandos se convierte en un 'soulslike' que castiga tanto como el que más. Todo para transmitir un mensaje ecologista y una crítica al capitalismo que solo se hace más evidente conforme avanzamos en una partida en la que yo me sumergí durante 20 horas (y 42 minutos) con una excusa que, para mi, no es nada nueva: "es que está en Game Pass".
Un juego que hace más grande el mundo de los 'soulslike'
Inspirado al mismo tiempo por Sekiro: Shadows Die Twice y Donkey Kong 64, Another Crab's Tresasure está protagonizado por Krill. Se trata de un cangrejo ermitaño que descansaba tranquilamente en una poza de marea hasta que se entera de que su territorio ha sido anexionado por una especie de reino submarino que le exige pagar impuestos. Como no tiene forma de hacer frente a estos pagos es, en cierto modo, desahuciado. Un usurero se lleva la concha que utiliza como hogar y también para refugiarse de los depredadores. Así, comenzaremos una aventura que tiene como objetivo recuperar la caracola.
Este mundo colorido de premisa absurdísima no tarda en sentirse como uno de FromSoftware. El videojuego está orientado principalmente a ofrecernos una experiencia de combate en la que avanzamos de hoguera en hoguera (o mejor dicho de caracola en caracola) tratando de completar zonas plagadas de enemigos en las que cada rival supone una amenaza. El gran giro con respecto a la fórmula souls es, además de la estética, el hecho de que somos un cangrejo ermitaño. Estos crustáceos se caracterizan por cambiar de concha varias veces a lo largo de su vida. Una cualidad que, claro, se exagera en el videojuego de Aggro Crab.
Krill no tiene grandes cualidades de combate cuando empieza la aventura de Another Crab's Treasure, pero sí tiene el 'superpoder' de cambiar de concha y aprovechar al máximo su entorno. A falta de su amada caracola, diferentes objetos que han llegado al fondo del océano por culpa de la contaminación, como una lata de refresco vacía o una pelota de tenis destrozada, pueden hacer el apaño. Basta con pulsar un botón cuando estamos cerca de un objeto que podamos utilizar como concha para introducirnos en él de un movimiento (dejando de lado el que llevásemos equipado antes) lo que tiene varios efectos a la hora de jugar.
Tiene el 'superpoder' de cambiar de concha y aprovechar al máximo su entorno
Cada concha tiene una barra de vida que determina su durabilidad, una talla de la que dependen los ‘frames’ de invulnerabilidad al rodar o la velocidad y una habilidad mágica que nos permite llevar a cabo diferentes movimientos en combate. Al equiparnos una lata de refresco podemos lanzar unas burbujas que infligen daño a los enemigos y con una cápsula de café vacía tendremos acceso a un hechizo que aumenta mucho nuestra velocidad de ataque, por citar dos ejemplos. Todo a cambio de un pequeño coste de Umami (equivalente al maná) que recuperamos a base de golpear enemigos.
Toda la capacidad defensiva de Krill depende de disponer de una concha y la mayoría de estas se rompen de fácilmente. Esto hará que necesitemos cambiar de refugio de forma muy habitual, de modo que tendremos que adaptar constantemente nuestra jugabilidad. Así se genera una capa de improvisación y jugabilidad emergente muy interesante. Además, descubrir y coleccionar caparazones es un desafío interesante para alargar la vida del juego. Dicen que Another Crab's Treasure dura unas 13 horas, pero las ganas de explorar han hecho que mi primera 'run' se vaya por enigma de las 20.
Another Crab's Treasure brilla cuando centramos la atención en los elementos que lo hacen único, pero falla en muchos aspectos compartidos con otros 'soulslike'. La progresión es poco satisfactoria y se basa en ocultar detrás de habilidades desbloqueables elementos tan fundamentales para la jugabilidad como el 'parry'. Además, no existe ninguna forma verdaderamente significativa de personalizar nuestro desempeño en el combate ni podemos utilizar objetos. A veces da la sensación de que los desarrolladores no terminaron de decidirse. Siendo fantástico, el juego no le da la importancia a los bloqueos de un Sekiro ni ofrece la precisión en la esquiva de un Dark Souls. Sobre todo al comenzar, es difícil averiguar cuál es la forma correcta de jugar.
Bugs ocasionales y ángulos de cámara a veces más peligrosos que los propios enemigos completan el apartado negativo de un juego cuyo combate a veces exige más de lo que ofrece. El género 'soulslike' es uno de los más difíciles de trabajar de todos ya que requiere tanta precisión de los jugadores como de los desarrolladores. Una mala decisión de diseño hace que una zona genial pase a ser demasiado frustrante y eso es algo que acabe sintiendo un par de veces a lo largo de la aventura. No hay nada que me haya hecho 'odiar' Another Crab’s Treasure durante la partida, pero sí cosas que me hacen dudar de si merece la pena ir ya mismo a por la segunda vuelta para completarlo al 100%.
Me he quedado con ganas de vivir en este mundo de criaturas marinas parlanchinas
A su favor hay que decir que me he quedado con ganas de vivir en este mundo de criaturas marinas parlanchinas, ya que tanto sus personajes como el universo en sí mismo son de sobresaliente. El juego, además, ofrece mucho material para desafíos autoimpuestos y se puede romper de formas inimaginables (en el buen sentido) para animarse con los speedruns. Además, me ha quedado pendiente probar una construcción basada únicamente en el uso de magia para comprobar si es verdaderamente viable.
En cualquier caso, Another Crab's Treasure es un juego interesante. En una época con tantos debate respecto a la suscripción, para mi este es uno de los juegos que le da sentido a Game Pass. No solo es un servicio en el que disfrutar de los grandes lanzamientos de Microsoft o de superproducciones estrenadas el año pasado, también una forma de animarse a probar títulos que a veces puede dar un poco de miedo comprar por separado. Es la excusa perfecta para dejarse sorprender. Esto también hace que la recomendación sea muy sencilla: cualquier suscriptor de la plataforma debería probarlo sin dudar, sea o no fan de los 'souls like'.
En cuanto a Aggro Crab, lo cierto es que me encantaría que trabajasen en un Another Crab's Treasure 2. La historia tiene potencial para una continuación y hay un potencial de mejora increíble con solamente solucionar unos pocos errores. Tendremos que esperar para saber a que se dedicarán, pero parece una idea con la que todos saldríamos ganando.
Another Crab’s Treasure se ve como un videojuego para niños, pero cuenta una historia para adultos y se juego como un Dark Souls. Es una mezcla encantadora con la que resulta fácil congeniar y que va más allá de ese efecto sorpresa inicial. Jugablemente ofrece una experiencia sólida y desafiante, aunque no tan profunda como a muchos aficionados de los ‘soulslike’ le hubiera gustado. En su contra juegan algunos bugs y fallos de diseño que hacen algunos (pocos) combates un tanto estomagantes.
Comprar Another Crab’s Treasure- El juego ha recibido (y seguirá recibiendo) parches para solucionar bugs y otros errores
- La ambientación amable juega con nuestras expectativas de forma muy interesante
- Cuenta con muchas opciones de personalización que hacen la experiencia más fácil
- La historia se cuenta de forma mucho más directa que en otros ‘soulslike’
- La mecánica de los caparazones le da una profundidad extra y algo más de rejugabilidad
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