Llevo una semana con PS VR 2, ¿merece la pena por los 600 euros que cuesta la nueva realidad virtual de PlayStation?

Estos últimos años no han sido los mejores para la realidad virtual. Pese al despunte que hubo con el lanzamiento de varios dispositivos, como Oculus (ahora Meta) Quest 2, las Valve Index, o las recientes PICO 4, así como juegos de la talla de Half-Life: Alyx, Resident Evil 4 VR o Lone Echo II, por ejemplo, veo un futuro complejo en esta forma de jugar que tantos momentos impresionantes me ha dado desde, se dice pronto, hace diez años que las probé por primera vez. Parte de este mal contexto viene de la propia Meta. De crear unas gafas con la mejor calidad/precio que podíamos encontrar, a subir 100 euros el dispositivo, producto de la inflación. De apostar al máximo por la realidad virtual y el metaverso... a abandonarlo ante las pérdidas millonarias que estaba suponiendo a la compañía.

En este contexto, se presentan unas PSVR 2 muy esperadas, que apuestan por hacerse un hueco entre la cada vez más grande oferta del mercado, y haciéndolo con unas prestaciones de producto de gama alta. Por fin he podido probarlas durante muchas horas, pero antes de ofrecer impresiones... ¿Qué es lo que ofrecen estas PSVR2?

A diferencia de un lanzamiento tan improvisado como el del primer modelo de PSVR, que se tuvo que apoyar en la tecnología antigua de PS Move (aunque no salió mal parada para tan osado movimiento), PSVR 2 llega con la forma de jugar ya establecida. Esto significa que posee mandos propios especializados que usan trackers de luz directos a las cámaras que posee el casco, en vez de confiar en cámaras o dispositivos externos como antaño.

En esta ocasión, además, las gafas se conectan con un solo cable. Al conectarlo por primera vez, te vienen pesadillas de lo que era conectar el primer modelo, con la cantidad de cables y adaptadores que había que enchufar antes de ponerte a jugar. Todo ahora es más limpio, sin duda, y mucho más acorde en su diseño con el propio de PlayStation 5. Todo lo que viene en la caja de PSVR 2 es este cable de las gafas y otro USB-C para cargar los mandos. Nada más.

Técnicamente, las gafas ofrecen un panel muy bueno con tecnología OLED HDR y 2000x2040 de resolución en cada ojo, que permite tasas de refrescos de entre 90Hz a 120Hz y un campo de visión de 110º. Son muy buenas prestaciones, sin duda. Pero, ¿cómo se traducen a la experiencia de juego?

¿Cómo es la experiencia de jugar con PSVR 2?

En primer lugar, se ve un producto consistente, hecho con plástico, pero con buenos materiales de fabricación, que permiten aguantar las condiciones duras a las que se va a enfrentar. Porque sí, tened en cuenta que es un accesorio que no solo tiene que mantener una cierta flexibilidad, para amoldarse a la cabeza, sino además enfrentarse al sudor y la humedad tanto por parte del plástico y las gomas, como por el visor interno.

Se nota que Sony ha optado por un diseño que permita adaptarse al máximo al jugador, con una evolución de su particular aureola del primer modelo, que se ajusta a la frente y sostiene el peso de las gafas en sí. También posee un botón para alejar o acercar las gafas (igual que PSVR1) y una rueda para ajustar la distancia intraocular. PSVR2 ha reducido 50 gramos el peso del primer modelo aunque, aun así, me siguen pareciendo algo grandes. El formato aureola está hecho para que tu cara no sujete el peso de las gafas, pero si tienes que reducir la distancia intraocular, pueden reposar algo sobre el puente de la nariz y, al no poseer espuma como otros modelos, notas su dureza. Se puede solucionar apretando más la aureola sobre la frente, pero deja marca en la piel.

Una de las características tecnológicas que merece mención aparte es la tecnología Eye-tracking, o de seguimiento ocular. No es nueva, ya que productos como la versión Pro de Quest 2 la tienen, pero es la primera vez que la pruebo y el resultado es casi de ciencia-ficción. Con solo mover los ojos de un lado a otro de la pantalla puedes ver cómo un cursor sigue tus movimientos instantáneamente. Es casi como si te leyera la mente cuando te desplazas por menús, por ejemplo. No solo es una función mecánica, sino que esta tecnología permite el renderizado foveado (el nombre no me lo he inventado yo). Básicamente, ayuda a aumentar la resolución en el lugar donde se concentra el ojo, bajándola donde no está prestando tanta atención y no lo necesita. Es realmente una tecnología sorprendente, pero de la que aún necesitamos ver ejemplos más concretos de cómo se usa en juegos, más allá de los menús.

PSVR 2 cuesta 600 euros. ¿Merece la pena?

Aquí llegamos al punto más cuestionable: el precio. PSVR 2 cuesta 600 euros. ¿Están justificados? Probablemente sí, y digo probablemente porque nos encontramos en un momento de inflación en el que muchos dispositivos tecnológicos han tenido que subir los precios. La tecnología que posee, como por ejemplo el mencionado seguimiento ocular, es sin duda algo que sube el precio final, mientras que el panel OLED HDR de alta resolución también aporta a esos 600 euros. Pero es que, en mi opinión, la pregunta no es si el precio está justificado. La pregunta es: ¿es necesario todo lo que lleva?

Y aquí las cosas no las tengo tan claras. Si bien son de agradecer sus especificaciones, en el día a día no he notado tantas diferencias con productos mucho más asequibles como las Quest 2, que ahora mismo cuestan 150 euros menos y en su momento, antes de la subida, eran 250 euros de diferencia. No solo la experiencia en los juegos es similar si conectas Quest 2 a un PC, sino que además estas son unas gafas inalámbricas que te permiten ejecutar juegos (de menor potencia) sin cable alguno, y además reproducir otros desde el PC mediante Wi-Fi con unos resultados que ya son más que estables en su tecnología Air Link.

No solo eso. A nivel de comodidad, el tamaño y peso reducido de las Quest 2 también me han cansado menos en partidas largas, encontrándome más cómodo con las gafas puestas. Los mandos, si bien hacen el mismo trabajo, también contienen diferencias. PSVR 2 apuesta por una aureola más grande. Sé por qué lo hace, para mejorar el tracking lumínico, pero genera ciertos problemas. Primero, son más engorrosos al cogerlos. Tened en cuenta que muchas veces tendrás que ponerte primero las gafas y luego coger el mando, así que no tienes tanta pericia como con un mando normal. Después, la aureola es más incómoda. A menudo me ha pasado que se han chocado mandos entre sí, porque tu cuerpo es capaz de comprender la referencia de tus manos, pero no de esta aureola que las recubre. Y el último problema es quizá el peor de todos: la batería. Durante todas mis pruebas con el dispositivo, he cargado los mandos tres o cuatro veces. Esas son las mismas que he cambiado la pila de Quest 2 en todo el tiempo que tengo las gafas conmigo, con un uso abundante de juego. Y sí, se entiende que estos mandos, al igual que el casco, poseen la nueva tecnología de vibración háptica que Sony implementó en el DualSense, pero incluso sin ella la batería tiende a durar poco.

Y este creo que es el problema de PSVR 2. Es un muy buen dispositivo, que no solo recorre el trabajo necesario para presentar unas buenas gafas, sino que va un poco más allá. La cuestión es: ¿realmente necesitamos ir más allá? Creo que el sector de la realidad virtual lo que necesita es, ante todo, salud. No lujos. Necesita una relación calidad/precio muy ajustada, para mantener el precio atractivo y que más usuarios se vean atraídos a esta forma distinta de jugar. Porque sin usuarios, no hay apoyo a la plataforma. Y sin apoyo, no hay juegos. Y sin muchos juegos, ¿de qué sirve tanta tecnología avanzada? Es la pescadilla que se muerde la cola.

El futuro está en los juegos

Una de las fortalezas de PSVR 2 es, sin duda, tener la marca PlayStation detrás. Esto significa juegos propios, cuidados e incluso exclusivos. Y Horizon: Call of the Mountain es sin duda una buena muestra de ello. Más allá de Horizon tenemos Switchback VR, que es el homólogo a Rush of Blood en PSVR 1, un rail shooter divertido de los creadores de Until Dawn. Tenemos también las interesantes actualizaciones de Resident Evil 8 y Gran Turismo 7 que, lamentablemente, todavía no he podido probar.

El resto del catálogo, sin embargo, no es muy original. Sony parece haberse nutrido del ya existente, sacando ports de juegos multiplataforma como Moss o Star Wars: Tails From the Galaxy's Edge o que están por llegar como el atractivo The Walking Dead: Saints and Sinners Chapter 2 - Retribution. Los juegos que ya poseías de PSVR 1, además, no son compatibles de forma nativa, y necesitan una versión de PS5 cuya actualización tienes que pagar aparte.

Con todo, mi primer acercamiento a PSVR 2 ha sido bueno, pero no sorprendente. La tecnología de realidad virtual ya está instaurada desde hace años y las aportaciones de PSVR 2, como su vibración háptica o el seguimiento ocular, son interesantes, pero no definitorias y encarecen el producto. Lo que lleva a pensar si no hubiera sido más interesante arañar al máximo posible el precio, con un modelo más competitivo, que atraiga más el interés de los jugadores y permita un parque de dispositivos más amplio. Sin duda, esto ayudaría a que hubiera más juegos, que es donde PlayStation supo competir con el primer modelo, llegando a acuerdos y aportando títulos de su propia cosecha.

PSVR 2 es un producto consistente, y que me va a dar muchas horas de diversión. También es difícil vaticinar su éxito, ya que habrá que dar tiempo para ver cómo Sony lo cuida en su primer año, pero ahora mismo tengo la sensación de que la compañía ha apuntado demasiado alto, quizá porque no preveía este periodo de inflación y recesión que han podido encarecer el producto. Creo que se podían hacer cosas para subsanar el efecto. Por ejemplo, las gafas cuestan 600 euros, más que una PS5. ¿Por qué no incluir en el pack Horizon: Call of the Mountain, en vez de hacer pasar por caja otra vez al usuario con otros 60 euros más? Todo ello es lo que me hace ahora mismo ver un futuro que puede ser interesante, pero que me es por el momento incierto. Y creo que la clave está en los juegos. Estos son la mejor forma de demostrar el apoyo a la realidad virtual una forma de jugar que me sigue cautivando como el primer día.