Podría decir que llevo media vida esperando por él pues, ciertamente, hablamos de 20 años desde el estreno del alucinante Homeworld 2, por lo que para mí este no es otro lanzamiento más; no es otro simple juego que llega para dar color a tu colección de Steam. Es la continuación de una de las sagas de estrategia de mi vida; la secuela de dos absolutas obras maestras tan únicas, tan especiales, que incluso después de todos estos años siguen siendo casi irrepetibles. Por eso me resulta tan difícil escribir estas líneas. Homeworld 3 es un gran juego de estrategia espacial, de esos capaces de sorprenderte con su espectacular puesta en escena y la gran variedad de batallas en las que te sumerge; pero a su vez, como fan, también cuesta no sentirse algo decepcionado con lo que ofrece.
En algunos aspectos el juego se ha simplificado en exceso, perdiendo por el camino opciones tácticas que verdaderamente aportaban un gran valor estratégico a todas tus decisiones como comandante de la flota. Sigue habiendo combates increíbles y momentos épicos, claro, pero nada muy distinto de lo que ya vivimos en el pasado ni, sobre todo, nada que lo mejore de forma significativa. Seguramente no es la secuela que soñé, pero como verás en este análisis de Homeworld 3, si le das una oportunidad a este RTS tan único y especial vas a disfrutar de un auténtico espectáculo audiovisual capaz de hacerte vibrar de emoción con muchas de sus grandes batallas estelares, que en algunos casos, por estética y música, te harán sentir casi como si estuvieras dentro de la genial serie Battlestar Galactica. Y esto no ha hecho más que empezar.
El regreso de un clásico de la estrategia
Sobre el papel todas las mejoras y novedades que introduce Homeworld 3 están destinadas a crear una experiencia de juego más espectacular y satisfactoria que la de sus predecesores. De entrada, los escenarios. Ahora son campos de batalla más interactivos que huyen de los gigantescos -pero muy bonitos- espacios vacíos a los que estábamos acostumbrados, lo que se traduce en imágenes que quitan el hipo con toda esa chatarra espacial, y todas esas mega construcciones flotando en el vacío. Son verdaderamente espectaculares, con un diseño y puesta en escena tan colosales que hasta te hacen sentir pequeño.
Pero más allá de la estética, lo importante es que estos nuevos mapas son también más interactivos. Te permiten usar toda esa chatarra espacial a modo de coberturas improvisadas, o incluso ahora también instalar torretas para crear trampas mortales de las que ni la flota más poderosa pueda salir indemne. Hay en concreto una misión del modo campaña que ejemplifica a la perfección el potencial de estos nuevos recursos bélicos, pues literalmente te permite desatar un infierno de fuego y destrucción sobre toda una flota enemiga, asediada además por tus propias naves. Es un combate brutal e intenso, como la gran mayoría de las 13 misiones que conforman el modo historia de Homeworld 3. Intenso, también algo corto, pero indudablemente divertido.
El modo campaña de Homeworld 3 se esfuerza constantemente por sorprender con nuevos desafíos
El modo campaña de Homeworld 3 se esfuerza constantemente por sorprender con nuevos desafíos para que cada misión se sienta única. Y lo consigue. Hay batallas multitudinarias que cuando crees tener ganadas culminan con una devastadora lucha por la supervivencia; misiones que debes cumplir sin apenas recursos, con unas pocas naves bajo tu mando y ni tan siquiera opción de pedir refuerzos; y hay incluso escenarios como un campo de asteroides, en los que tu principal cometido es escapar evitando que tus naves sucumban a toda esa basura espacial. Hay muy buenas ideas en el diseño de estas misiones, pero no todas se han ejecutado con el grado de excelencia que esperas de un nuevo Homeworld. Por ejemplo, los túneles “ocultos” que puedes usar para sorprender a tus rivales atacando desde el interior de las superestructuras metálicas. Suena genial, es super cinematográfico, pero en la práctica también es algo decepcionante. Más que una nueva forma de hacer la guerra parecen una imposición. "O los usas, o estás muerto". Y no creo que esa fuera la intención con la que se diseñaron.
Además estos túneles maximizan los problemas de la inteligencia artificial de tus naves, que por desgracia, tienen serios problemas para seguir las órdenes marcadas en espacios tan reducidos. Tampoco son muy dadas a esquivar el fuego enemigo, moviéndose casi como dianas voladoras que esperan ser abatidas por un cohete. Si no estás atento, puede que cuando quieras reaccionar a un ataque enemigo, la mayoría de tus cazas hayan sucumbido al no tener activa una actitud agresiva / defensiva más activa. Aunque lo más frustrante es cuando no sabes por qué actúan cómo lo hacen. Es decir. Son fragatas que disparan desde muy, muy lejos, ¿por qué entonces avanzan hacia su objetivo en lugar de pulverizarlos con un rayo láser? O ¿por qué son incapaces de ir a por el enemigo de forma directa, en lugar de pasearse por delante de todos los destructores rivales?
La sensación general es que el juego se ha simplificado en favor de la acción más directa
Esta clase de situaciones terminan afectando a unas batallas que visualmente son verdaderamente espectaculares, pero quedan lejos de la caótica precisión con la que todo funcionaba en los clásicos de Relic Entertainment. No siempre tienes la sensación de tener todo bajo control, ni tan siquiera con la muy agradecida pausa táctica, y ciertamente se echan en falta opciones de sus antecesores como la posibilidad de dañar partes concretas de las naves rivales para entorpecer su maniobrabilidad o quitarles incluso la opción de usar ciertas armas.
A cambio todas tus naves tienen ahora una habilidad especial, bastante útil, aunque poco original; lo que no impide que la sensación general sea que el juego se ha simplificado en favor de la acción más directa. Lo que no repercute positivamente en una mejor experiencia de combate. Es muy vistoso, es emocionante, pero te quedas con ganas de más. Falta una mayor variedad de naves, que haya más diferencias entre las dos facciones rivales, y que realmente las formaciones de combate sean vitales para alcanzar la victoria en las escaramuzas más duras. Y no siempre ocurre así. También se echa de menos alguna opción más para especializar tus naves, o al menos, que estas conservarán ese grado de “veteranía” con el que se recompensaba a los supervivientes tras completar misiones en los clásicos. No hay nada de eso por lo que al final, aunque duele, te importa menos enviarlas al matadero. ¡Ya construirás otras nuevas!
Un viaje por las estrellas con altibajos
Si bien el diseño de las misiones y el ritmo de los combates es espectacular, no lo es tanto la historia de Homeworld 3. Lejos de ese espíritu grandioso y épico de los dos primeros juegos de la saga, en los que literalmente la vida de todo tu pueblo pendía de un hilo, esta continuación apuesta por una historia más personal y melodramática, e indudablemente menos atractiva. Aunque el arranque es prometedor, con una nueva amenaza capaz de destruir mundos enteros, esta odisea por el espacio se pierde rápido en una sucesión de acaloradas discusiones con una villana, por momentos bastante ridícula, cuyo plan no se sostiene por ningún lado. Siendo como es una secuela directa de Homeworld 2 (afortunadamente el juego incluye un resumen animado de la historia de toda la saga), si esperabas encontrar otro relato de ciencia ficción tan genuinamente único y enigmático, tan épico y dramático, siendo decirte que te vas a llevar una gran decepción.
No hay nada tan emocionante como la total aniquilación de Kharak, ni momentos tan mágicos como el primer encuentro con los Bentusi, o su trágico desenlace; ni por supuesto hay villanos tan potentes como lo fueron lo Vagyr o el imperio Taiidano. Y es una pena. A cambio, eso sí, Homeworld 3 nos regala una campaña variada, divertida y sobre todo muy intensa en la que apenas tienes un segundo de respiro. La dificultad es algo baja, es verdad, pero nada que no se pueda corregir con actualizaciones. ¿Qué más tienes una vez superada la campaña? Pues más allá de las tradicionales batallas contra la IA y otros jugadores, Homeworld 3 da la bienvenida a un nuevo modo de juego cooperativo que tiene potencial para convertirse en una pieza clave de su futuro.
Aunque puedes disfrutar de Juegos de Guerra en solitario, este modo roguelike brilla con luz propia cuando te alías con dos jugadores más y haces frente a sus desafíos en los niveles de dificultad más elevados. La premisa es sencilla: sobrevivir a interminables oleadas de naves enemigas mientras cumples los objetivos de cada misión, tomando el control de una pequeña flota de naves que deben complementarse con las de tus aliados. Esto es. Uno puede dedicarse a luchar contra las naves más pequeñas, mientras otro centra sus esfuerzos en atacar a las fragatas y corbetas. Sin opción de usar la pausa táctica, estos combates son brutalmente intensos, y también adictivos, pues en cada ronda puedes desbloquear mejoras aleatorias para potenciar características claves de tu flota. Así cada partida es distinta a la anterior.
La puesta en escena es espectacular, y la banda sonora está a un nivel altísimo
En cierto modo, Juegos de Guerra me ha hecho rememorar los buenos tiempos con otro clásico de la estrategia como Warhammer 40K: Dawn of War - Retribution, que también introducía un divertidísimo modo cooperativo por oleadas, llamado La Batalla Final. A medida que juegas subes de nivel, desbloqueando nuevas opciones para disfrutar de batallas diferentes. Por ahora no hay muchos escenarios en los que guerrear, pero Blackbird ya ha confirmado que en las próximas semanas tendremos nuevos contenidos gratis para ampliar la acción de Juegos de Guerra, así que como decía antes, el futuro es prometedor. Máxime si tenemos en cuenta que los clásicos Homeworld tienen montones de mods que te permiten luchar con naves icónicas de Star Wars, Star Trek, Galactica, etc., y que es de esperar, paulatinamente lleguen también a este nuevo juego de la serie.
Un RTS espectacular
Desde el primer Homeworld, esta serie de ciencia ficción ha destacado por su espectacular apartado audiovisual, enfrentándonos a batallas especiales que quitan el hipo. Y esta secuela no es una excepción. Los escenarios son imponentes y las naves lucen francamente bien, aunque su diseño es algo menos inspirado y más cuadriculado que el de sus antecesores; pero el colosalismo de sus escenarios y esa sensación de estar perdido en un vacío infinito está muy conseguida, y ayuda a disfrutar todavía más de la frenética acción de Homeworld 3. Como también son espectaculares esos momentos en los que una gran nave estalla en mil pedazos, lanzando un cegador haz de luz que finaliza con una estruendosa explosión. Atentos al sonido, porque es bestial, con especial mención para la banda sonora, compuesta por el autor de la música original.
Homeworld 3 también se esfuerza por facilitar al máximo que cualquier jugador pueda enfrentarse a sus combates espaciales. No es fácil moverse por un entorno completamente tridimensional, y aunque al final he optado por un esquema de control como el de la gran remasterización de Homeworld 1 y 2, es de agradecer que haya tantas alternativas a la hora de configurar la interfaz y los controles del juego. ¿Tiene fallos? Sí; y está claro que el juego necesita mejorar la inteligencia artificial de enemigos y aliados para crear una mejor experiencia de combate. Pero incluso con sus defectos, y aún estando lejos de ser la secuela que esperaba como fan de Homeworld, he disfrutado de este nuevo viaje por las estrellas, y me ha impresionado mucho vivir alguna de sus batallas más multitudinarias.
Si llevabas 20 años soñando con Homeworld 3, lo más probable es que te sientas algo decepcionado con lo que ofrece este nuevo juego de estrategia espacial. La acción es más simple, tienes menos naves entre las que elegir, y la historia está lejos de alcanzar la épica y dramatismo de los juegos originales. Y sin embargo, es un RTS que merece la pena jugar. Como los clásicos, es prácticamente un juego único en su especie, y si te gusta la ciencia ficción, hay pocas experiencias más placenteras que destruir toda una flota espacial. Su campaña, si bien es corta, es bastante intensa y muy variada en el diseño de sus misiones; a lo que debes sumar un buen multijugador y el novedoso modo Juegos de Guerra, que tiene los ingredientes necesarios como para atraparte durante una larga temporada. Ha costado lo suyo, pero tras toda una eternidad esperando por él, al fin podemos decir que Homeworld está de vuelta, y deseo que por muchos años más.
- Los dos primeros juegos de la saga fueron creados por Relic Entertainment, autores de Company of Heroes
- Su modo campaña es muy variado y espectacular, aunque la historia no está al nivel
- Hay dos facciones enfrentadas con pequeñas diferencias entre naves
- Juegos de Guerra es un modo roguelike para tres jugadores que también puedes disfrutar en solitario
- Como los clásicos, Homeworld 3 está abierto al uso de mods
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