Si has estado prestando atención a Twitch y Steam en los últimos días, seguro que no se te ha escapado el exitazo que está teniendo Sons of the Forest entre los jugadores. La secuela de The Forest se ha posicionado como el videojuego del momento, atrayendo a millones de personas hacia él y creando un fenómeno que ha acaparado todas las miradas. Pero, ¿qué tiene para haber conseguido tal hito? Tras ver los numerazos que ha conseguido y con esa pregunta en mente, me decidí a adentrarme en su premisa, y, francamente, no podía estar más contento con haberme decidido a probarlo.
Voy a ser sincero: no soy el público objetivo del juego de Endnight Games. El género de los survival es uno que, pese a llamar mi atención, nunca ha podido mantenerla durante largos periodos de tiempo. Valheim me gustó, pero no llegó a atraparme, y Green Hell tenía toda mi atención hasta que demostró ser demasiado para mí. Sí, es un tipo de obras que aprecio, pero de los que nunca me había costado despegarme. Todo eso ha cambiado con Sons of the Forest.
Mis primeras horas perdido por esta isla fueron unas llenas de fascinación y descubrimientos, pero también de accidentes, muertes y duras lecciones. El título no se complica con extensos tutoriales y periodos de adaptación, y prefiere que aprendas por las malas. Aun así, he de decir que es muchísimo más permisivo de lo que pensaba. La necesidad de comer, beber y dormir no monopolizó mi atención en ningún momento, tratándose más de algo que tener bajo control paulatinamente, en vez de ser un lobo feroz que tocaba a mi puerta regularmente. Esta dinámica es algo que se puede sentir durante todo el tiempo de juego: Sons of the Forest aprieta, pero no ahoga.
Caníbales, mutantes y el terror en un bosque
Una vez dominadas las bases del juego, tocó empezar a disfrutar de la miga del título: la isla, sus peligros y misterios, y la manera de prevalecer en ella. Poco tardé en descubrir que no estaba solo allí. Aparte de mi compañero Kelvin, un aliado indispensable creado para hacer más amena la experiencia de un solo jugador (aunque si quieres prescindir de él, solo tienes que mancharte las manos un poquito y acabar con su vida), también estaba rodeado de los nativos de la isla. Las dos tribus que allí habitan al principio me trataron con curiosidad, aunque no dudaron en defenderse una vez la cosa empezó a escalar. Lección aprendida: no meterme en más peleas de las que pueda ganar. Una vez comencé a tomarme las cosas con más calma, me di cuenta de que los nativos eran más curiosos que hostiles, al menos durante los primeros días. Sin embargo, esto no era nada más que el principio, y todavía me quedaban horrores y enigmas por descubrir.
Aquí no hay diálogo ni consideración que valga, solo la violencia más medida consiguió librarme de las garras de la muerte
Es verdad que los nativos de la isla se van convirtiendo en un peligro muy a tener en cuenta con el paso del tiempo, pero los mutantes, aquellos enemigos humanoides y terroríficos que aparecen en los tráilers, son absolutamente devastadores desde el principio. Habitando en cuevas y otras instalaciones al comenzar mi aventura, pusieron a prueba toda mi proeza y acabaron por causar más de una muerte. La combinación de la tensa oscuridad de su hábitat junto con su naturaleza salvaje, visceral y horrorífica los convierte en enemigos tan fascinantes como aterradores. Aquí no hay diálogo ni consideración que valga, solo la violencia más medida consiguió librarme de las garras de la muerte mientras exploraba las grutas de Sons of the Forest. Y créeme, vas a necesitar hacer esto si quieres sacarle todo el jugo al título.
Sabiendo cómo moverme por los primeros compases del juego, decidí construir mi primera base, y entiendo por qué este es uno de los principales reclamos del videojuego. Tienes dos modos para poder crear estructuras: uno que te permite simplemente seguir una plantilla y que solo requiere de ti que traigas los materiales, y la construcción libre. Esta, dándote una base de datos de elementos básicos a construir, deja volar tu imaginación, y también te permite involucrarte del todo con el crafteo de tus bases y elementos. Vas a tener que cortar y trocear tú mismo la madera, elegir dónde y cómo ponerla, y pensar en cómo utilizar las diferentes opciones que tienes disponibles para poder plasmar la edificación que quieres. Es muchísimo más lento, sí, pero también es tan satisfactorio como inmersivo, y este último elemento es uno que permea todo el videojuego desde el momento 1.
Y es que la inmersión es una parte crucial de este título. Caminar por el bosque se siente genial, y me atrapó desde el comienzo. Si bien es verdad que sus gráficos no son los de God of War Ragnarok, el apartado estético cumple con creces, y puso ante mí unos escenarios densos, llenos de vegetación que no hicieron más que disparar mi paranoia y francamente bonitos de ver. Una contradicción entre la belleza natural y el riesgo que me rodeaba. Eso sí, no todo va de aspecto visual aquí, y es que el diseño de sonido de Sons of the Forest ayuda muchísimo a crear esa atmósfera tan espesa y efectiva, incluso llegando a convertirse en uno de sus aspectos más terroríficos. Vendavales que te impiden oír lo que hay a tu alrededor, gritos ensordecedores que te avisan de un peligro que no puedes ver y hasta canciones lejanas que rompen la monotonía salvaje para sugerirte resquicios de civilización fuera de lugar… El paisaje sonoro del juego ha sido uno de los aspectos que más me han gustado y metido dentro de la acción.
El aspecto de esta civilización aparente dentro de tierras supuestamente no colonizadas da pie a crear una sensación de misterio que acabó por recordarme mucho a la serie Perdidos. Sin entrar en el terreno de spoilers, vas a encontrar estructuras fuera de lugar que darán paso a la trama principal del juego, sus entornos están plagados de instalaciones que descubrir, y el impacto de llegar a estas es considerable: esta no es una tierra asalvajada sin más, sino que oculta muchos enigmas. Puede que este título de survival no tenga una enorme carga narrativa, pero los momentos en los que esta hace clic, te deja con ganas de descubrir más y seguir explorando cada rincón del mapa para saber qué es lo que está pasando.
Aquí es donde más se nota el elefante en la habitación del juego: su acceso anticipado. Estando casi completamente privado de diálogo, con poco desarrollo y casi sin hilo conductor, la historia del título se puede completar a día de hoy, pero nos deja, primero, con más preguntas que respuestas, y segundo, con la sensación de que falta algo entre medias para hacer una exposición coherente. Si bien puede que esto no cambie antes del “lanzamiento oficial” del juego y que sea una decisión estilística más, creo que no será el caso y veremos cómo se le va añadiendo miga y, sobre todo, pulido con el paso de las actualizaciones. En general, el survival es muy jugable ahora mismo, pero estoy impaciente por ver cuáles son las novedades que traerán sus siguientes meses de vida y parche, ya que tiene mucho por donde expandirse. Más enemigos, tipos de construcciones y una trama con desarrollo son las tres cosas que le pido a Endnight.
Aun así, si sumamos todo lo que Endnight Games ha aprendido desde que lanzó The Forest con las novedades que trae su secuela, nos damos cuenta del potencial. Contando con una historia tan curiosa como llena de incógnitas y unos momentos creados de manera orgánica que me han tenido más tenso que muchos triples A y sus setpieces scripteadas, esta es una obra que ya es potente de por sí. El acceso anticipado no hace que sienta que a Sons of the Forest le faltan cosas, sino que demuestra lo potente que puede ser una vez termine de crecer. Tras haberme empapado de él, creo que tiene papeletas para convertirse en otro referente del género de los survivals.
Sons of the Forest no es el juego draconiano que me esperaba, y deja mucho lugar para pifias
Como conclusión, diré que Sons of the Forest no es el juego draconiano que me esperaba, y deja mucho lugar para pifias y recuperarte de estas. Me ha parecido una gran puerta de entrada al género de los survivals para novatos. Pese a esto, los más veteranos no quedáis fuera de la ecuación. Jugué en modo normal, pero también hay uno difícil, además de diferentes opciones para modificar su dificultad de manera granular. Con la manera en la que lo nuevo de Endnight lleva su barrera de iniciación, es candidato a hacer las delicias tanto de los más nuevos que, como yo, están pensando “Hey, ¿por qué de repente está reventando todos los récords este juego?”, como de aquellos que disfrutan de la supervivencia más hardcore y severa. Si estás pensando en entrar a Sons of the Forest, desde mi experiencia personal, no puedo más que animarte a ello y desearte que lo disfrutes tanto o más que yo.
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