Mi ordenador es una patata. ¿Merece la pena un PC de alta gama si puedo tener todas sus funciones en la nube?

Mi PC ya no es lo que era. Hace ya tiempo que dejó de ser un buen ordenador para convertirse, simplemente, en algo funcional. No puedo jugar a los últimos lanzamientos y ni siquiera tiene una gráfica RTX, así que lo tengo relegado a juegos menos ambiciosos y tareas de edición de vídeo. A menudo he pensado en cómo (y cuándo) mejorar el ordenador, pero el futuro no se me presenta muy esperanzador, con las GPU pasando de la escasez a unos precios desorbitados que me hacen pensar que voy a seguir mucho tiempo disfrutando de las consolas.

Sin embargo, como siempre he estado ligado al mundo del PC, sé que nunca lo abandonaré del todo. Por eso, en este impasse, he decidido probar una plataforma en streaming. Sí, una especie de GeForce NOW o Stadia (ahora abandonado), pero que te ofrece todo un ordenador completo, en vez del acceso exclusivo a los juegos. Es una idea interesante que sirve a aquellos que tenemos un perfil mixto y no solo queremos un PC para jugar, sino también para aplicaciones demandantes como software de edición de vídeo, foto, programación o modelado 3D.

Me ofrecieron una prueba de Shadow, un servicio en la nube francés con el que ya estaba familiarizado pues durante la pandemia fue uno de los que sirvió a algunas compañías para poder mostrar sus juegos vía streaming mientras el mundo de los viajes y las presentaciones se detenía en seco. Lo que ofrece la compañía es acceso a un PC remoto de alto rendimiento. Se nota que la máquina está configurada para el tipo servidor, y de ahí que cuente con un AMD EPYC 7543P y una RTX A4500 en vez de los clásicos componentes como los procesadores Ryzen o la RTX 3080, que sería un poco su equivalente. La cuestión es que con estas especificaciones no vas a tener ningún problema con el hardware.

¿Un PC completo para trabajar en la nube?

Pero claro, en todo lo que tiene que ver con los servicios en la nube, los componentes no son lo único importante, sino la calidad de la transmisión. En el caso de Shadow, la experiencia con un PC de gama alta en la nube ha sido buena, pero no perfecta todavía. He podido probar juegos como Cyberpunk 2077 o la reciente Edición Completa de The Witcher 3 para exprimir el ordenador, Doom Eternal para el tiempo de respuesta e incluso instalé el software de edición Da Vinci Resolve para imaginar cómo sería editar directamente en la nube. Tras las pruebas, me queda claro que la tecnología está ahí, es funcional, pero todavía no llega a los estándares de calidad y comodidad que busco en ella.

Imagen: Nvidia.

Al igual que en otros servicios de streaming que he probado, a veces no importa que la máquina sea de alta gama, pues los artefactos de compresión pueden hacer perder algo de calidad a diferencia de un hardware nativo. Aun así, el servicio de Shadow tiene una buena representación de imagen, he incluso tiene la opción de activar la compresión h265 para una mejora de calidad a costa de tiempo de respuesta, si te lo puedes permitir. En mi caso, mi conexión no era un problema, con 600Mb simétricos por cable, pero aun así había un cierto retardo algo incómodo de unos 25-30 milisegundos, ocasionado probablemente por la distancia de los servidores. Shadow es una compañía francesa y, según la procedencia de la señal, el servidor está situado en París.

Este tipo de circunstancias son claves y son las que hacen que la experiencia pueda pasar de excelente a aceptable, pero algo incómoda. Podía jugar a Cyberpunk con todos los parámetros al máximo, pero se provocaba una sensación incierta a los mandos en los momentos en que necesitabas mayor precisión. Doom Eternal, jugando con ratón y con sus cientos de frames por segundo bailando en el contador, era jugable, pero daba la sensación de estar jugando a unos 35-40 fps. La propia respuesta de control en el cursor de Windows parece buena, pero en el momento en que la imagen varía y te dedicas a tareas algo más precisas, es donde esa pérdida de control se acentúa.

Imagen: Shadow PC

Creo que la tecnología está ahí, y sin duda es el momento de que las compañías apuesten por ella. Con un ordenador así, cuando todos estos pequeños factores como los artefactos de compresión o el tiempo de respuesta lleguen a ser imperceptibles, me veo utilizando estos servicios ocasionalmente, pagando una mensualidad. Para un momento en que quiera jugar a un juego de PC en la mejor de las condiciones o incluso para un proyecto en el que necesites un empuje en el renderizado. Quizá incluso, al precio adecuado, se pueda aplicar al día a día.

De momento, creo que estamos un poco lejos de ello. Es interesante tener un ordenador que, además, puedes ejecutar desde cualquier sitio, ya sea un Windows, Mac, Linux, Android o iPhone. Seguro que, si me pongo, lo podría mover desde mi Steam Deck. Pero, a estos inconvenientes, se le suman otros que no lo hacen todavía muy accesible a profesionales. A la hora de copiar material, por ejemplo, no es tan fácil como enchufar un USB, sino que tienes que usar algún servicio de almacenamiento en la nube (Shadow tiene uno incluido) y también he tenido algunos problemas para instalar aplicaciones, como GOG Galaxy, por ejemplo.

De momento, esta nueva prueba en la nube me sirve para pensar que estos servicios son ambiciosos y nosotros también tenemos que serlo. No solo para exigir que sigan progresando hasta conseguir una experiencia casi indistinguible de la nativa, sino para abrir nuestras miras y no conformarnos solo con un servicio de juegos, sino un ordenador completo que sea capaz de suplir al nuestro. Quien sabe, quizá el día de mañana no tenga que volver a mirar el precio de una GPU y desesperarme.