Es una lástima cuando encuentras una buena idea en una película y una vez que terminan los créditos te quedas sentado en la butaca compartiendo el cubo de palomitas con la indiferencia. En ocasiones, nos topamos con estas propuestas que, si bien arrancan con fuerza y prometen llevarnos a terrenos desconocidos, se disipan en el camino, dejándonos con una sensación de desaprovechamiento. Es el caso de Respira, la última incursión en la ciencia ficción protagonizada por la carismática Milla Jovovich, que, a pesar de contar con un interesante punto de partida argumental, lamentablemente no logra alcanzar su pleno potencial.
Un desganado futuro postapocaliptico
El argumento de Respira nos sumerge en un mundo devastado, donde la falta de oxígeno y la extinción de la vida vegetal han convertido a la Tierra en un lugar inhóspito. En medio de este paisaje desolador, seguimos la historia de una familia preparacionista que lucha por sobrevivir en un búnker, enfrentándose a los desafíos de un entorno hostil. Su monótona supervivencia se rompe con la llegada de un grupo de desconocidos que ponen en peligro su seguridad. Sin embargo, lo que comienza como una premisa prometedora, pronto se desvanece en una narrativa inconsistente y carente de profundidad. No sé si es justo pedirle más al debut cinematográfico para la gran pantalla de Stefon Bristol.
La película no está mal, pero tampoco bien. Y eso me parece un problema mucho peor que el de lograr una respuesta negativa, ya que al menos eso significa que ha habido un esfuerzo por crear algún tipo de reacción. La que sea. El arranque de esta historia es tremendamente prometedor, con una ambientación cuidadosamente diseñada y un grupo de protagonistas que despiertan nuestra curiosidad. Sin embargo, a medida que avanza la trama, es imposible no notar cierta falta de trabajo al desarrollar las motivaciones de los personajes o sus personalidades más allá de lo superficial. Incluso los giros argumentales y las sorpresas desfilan por la pantalla con un preocupante tufo de indiferencia, dejando al espectador desconcertado y desapegado de lo que ocurre en pantalla.
Un drama sin explotar
Resulta curioso cómo Respira pone sobre la mesa un montón de buenas ideas que trata y desarrolla con una falta de pulso palpable. Ya sea por un fallido intento de naturalizarlas dentro del desarrollo del argumento, o por una torpeza al sacarles partido en pantalla de una manera que resulte cinematográficamente interesante. El resultado es una película que no logra conectar emocionalmente con el espectador. No es un rollo, pero tampoco emociona. Aunque la premisa de la escasez de oxígeno y la lucha por la supervivencia podría haber sido explorada de manera más intensa y desgarradora, la película opta por un enfoque más templado y, en última instancia, menos impactante. No es una mala elección de primeras, pero no logra justificar esa decisión con una carga dramática con suficiente pegada. Y eso que el drama y el trauma está ahí, pero si no se explota, no sé, al menos que exploten coches, o que vengan los aliens, o cualquier otro recurso artificioso y típicamente hollywoodiense. No sé, algo.
Es una pena que haya que destacar al sobreactuado Sam Worthington (protagonista de Avatar), cuyo personaje tal vez pretenda ser ese revulsivo dramático, ese motor de caos en la trama que llama a la incertidumbre. Por desgracia en algunos momentos resulta tan exagerado como antinatural y artificial en una película monocorde en la que nada pinta ese histrionismo injustificado que tan poco aporta a la trama. Para compensar, tengo que destacar muy positivamente el trabajo de Jennifer Hudson y Quvenzhané Wallis. Si algo resulta especialmente interesante en la película, es su relación madre e hija.
Un final sin personalidad
Si bien es cierto que Respira tiene momentos muy disfrutables y logra mantener el interés del espectador durante gran parte de su metraje, todo el entusiasmo acumulado se diluye llegados al final. Tal vez estamos tan acostumbrados a escenarios futuristas negativos y deprimentes en los que la ciencia ficción es una pesimista advertencia, que cuando el género pretende tender la mano a cierta esperanza, nos parece algo completamente anodino y aburrido.
Respira merece sin duda un visionado y una reflexión, pero su falta de intensidad la relega al terreno de lo anecdótico
Y no es tanto un problema del evidente espíritu ecologista de la película, sino de un "buenrollismo" de tintes familiares que, visto el panorama social y político que se dibuja en el horizonte del mundo real, resulta completamente ingenuo. Si alguien duda de que el futuro que se nos viene tiene más de Max Max que de utopía, por favor, que se pase por las portadas de los principales periódicos del mundo. Respira merece sin duda un visionado y una reflexión, pero la falta de intensidad en una película que debería estar ahogándote en todo momento la relega al terreno de lo anecdótico.
Es una lástima que esta película haya terminado cayendo al cajón del "no está mal", especialmente considerando el potencial que tenía para ofrecer una experiencia cinematográfica impactante y memorable, incluso con los mismos elementos. Simplemente, hay que sacarles un poco más de partido. Si quieres darle una oportunidad, Respira se estrena el 14 de junio en cines.
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