Hay juegos que te calan sin razón, simplemente te ganan desde la primera partida y terminan provocando que sumes miles de horas de juego pese a que alternativas similares te cansan con facilidad. En el otro extremo están los que hacen eso mismo pero además hay una explicación muy clara detrás de ese fenómeno. En mi caso con MultiVersus, la razón detrás de esa pasión que pocas veces se entiende cuando hablo de él en el Twitch de 3DJuegos, está en mis hijos.
No fue el primer juego que tocaron, ya tienen mucho recorrido y empiezan y terminan sus propias aventuras virtuales por su cuenta, pero sí fue el juego que nos unió a pelear entre nosotros en local y en cooperativo con un pique y entusiasmo que no habíamos disfrutado con otros juegos como Smash Bros o Mario Kart porque el nivel que había entre ellos y yo era un abismo. Aquí todos empezamos desde cero, y es una de las experiencias más bonitas que hemos vivido juntos a los mandos.
Ahora la buena noticia no es sólo que, por fin, MultiVersus vuelva a nuestras vidas. Tras lo probado durante los últimos días toca celebrar que, además, nos va a dar más opciones para disfrutarlo juntos en el sofá mientras soltamos codazos traicioneros en momentos de debilidad. Ya les he puesto Matrix para que sepan lo que les espera con el Agente Smith. Ese es el nivel.
Cómo es volver a MultiVersus después de un año
Cerca de un año después de que MultiVersus cerrase sus servidores limitando la experiencia a entrenar en solitario o local, el juego de Warner vuelve a la vida para, esperemos, mantenerse en activo mucho tiempo más. Se han escrito ríos de tinta sobre por qué el juego tomó esta decisión, pero para alguien que estuvo ahí desde el primer día, parece evidente que pese a que en lo jugable era imposible ponerle pegas, a nivel de ritmo de actualización y contenidos la experiencia dejaba bastante que desear.
Es lo que terminó provocando que el grueso de jugadores en activo cayese paulatinamente hasta niveles preocupantes para cualquier juego como servicio que se precie, y es también el clavo ardiendo al que ahora nos agarramos para celebrar su vuelta. Con esta nueva primera temporada marcada por un pase de batalla de ocho semanas, que ya tengamos en camino tres nuevos personajes para ese periodo (cuatro si contamos también al Guardia Banana) es todo lo que le podríamos pedir en ese sentido.
Gozar de un catálogo lo más variado posible de personajes fue siempre una de las grandes bazas de MultiVersus y, a la espera de ver hasta qué punto son capaces de revolucionar el fandom de nuestras sagas favoritas de la mano de personajes de Harry Potter y El Señor de los Anillos, las nuevas incorporaciones han resultado ser de lo más divertidas.
El formidable Joker es el equivalente de DC a Bugs Bunny que guarda bajo la manga los ataques más rastreros que te puedas echar a la cara, una gozada cuando estás a los mandos pero una pesadilla cuando te toca enfrentarte a él. Guardia Banana es uno de esos luchadores equilibrados que vendría a ser lo que Fin fue durante los primeros compases de la beta de MultiVersus.
Y Jason es uno de esos tanques que parece lentísimo pero no tardas en cogerle el truco y entender hasta qué punto puedes aprovechar su agilidad en ciertos ataques para sumar unos guantazos de campeonato que resultan de lo más satisfactorios. Al Agente Smith, lamentablemente, no he tenido oportunidad de catarlo.
En cualquier caso lo importante es que a unas sensaciones que ya eran espectacularmente buenas en lo jugable, ahora toca sumar mejoras visuales, una cámara más cercana que choca al principio pero a la que no tardas en encontrar valor, y unas animaciones que, pese a tener cierto regustillo a que me han arruinado jugar con Velma, es cierto que resultan más legibles y claras cuando estás en plena acción. 0 quejas ahí, francamente. Es un más y mejor de manual.
Los grandes cambios de MultiVersus y su juego como servicio
Toca ceder hueco a todo aquello que, pese a resultar hasta cierto punto comprensible, me genera más dudas. No es el caso de las recompensas por volver tras el periodo de la beta, que entre personajes asegurados y pases de batalla de regalo, además de otro buen puñado de sorpresas, nos tiene bien servidos y, esperemos, también recompensados. Mis miedos van en otra dirección.
Principalmente en su sistema de monedas, que aunque mantiene el Gleamium para las compras de cosméticos, emotes, pases de batalla y demás cucamonadas de la tienda, se deshace del oro en favor de tres nuevas monedas. Los perks para desbloquear eso mismo en cada personaje, las fichas de luchador para desbloquear personajes, y las fichas de prestigio que te dan acceso a contenidos premium en un apartado concreto de la tienda y que conseguirás a base de desbloquear cosméticos del juego por otras vías.
Siendo el Gleamium la única moneda que puedes adquirir con dinero real, además de a través de eventos y con el pase de batalla, me parece un pifostio de monedas considerable que, pese a tener cierto sentido respecto a la economía interna del juego, me resulta excesivamente retorcido y complejo. Algo habrán visto durante las pruebas que les haya llevado hasta este punto, pero de entrada no he conseguido ver la lógica detrás de la jugada.
Sí me parece tan reseñable como aplaudible que, conscientes de hasta qué punto a la gente se le puede llegar a atragantar el PvP de MultiVersus cuando esto se llene de pros haciendo combos loquísimos, ahora han añadido un modo aventura en solitario o cooperativo en el que ir superando pantallas que van desde luchas con ciertas condiciones como saltos infinitos, hasta minijuegos y jefes finales mucho más inspirados de lo que creía antes de ponerme a los mandos.
El vicio al PvP puede apartarme del reto de querer superar los desafíos disponibles en todas sus dificultades hasta que lleguen nuevas opciones y propuestas a lo largo de la temporada, pero puedo ver cómo mis críos caen aquí con facilidad a base de pegar cañonazos y romper dianas. Lo importante, en cualquier caso, es que esta es una muestra más de hasta qué punto MultiVersus viene con ideas frescas y energías renovadas, para, ojalá, no tener que irse nunca más por la puerta de atrás.
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