Convertirse en el Gran Faraón del Antiguo Egipto… o bien arrasar todo a tu paso para crear un nuevo imperio. Sea cual sea el camino que elijas, lo que te puedo decir tras jugar varias horas a la campaña de Total War: Pharaoh es que el nuevo juego de estrategia de Creative Assembly está realmente bien. Han sido 60 turnos de guerra, comercio, traiciones y alguna que otra mala jugada que me da vergüenza contar, porque básicamente mis enemigos arrasaron con todo. ¡Eso me pasa por codicioso! Pero siendo como soy un enamorado del Egipto de los grandes faraones me cuesta horrores contener la emoción cada vez que pienso en nuevas formas para hacerme con todo el poder. Al final esta es la gracia de Pharaoh. Juega como quieras y sobrevive como puedas a la cainita lucha por el trono que ha dividido al país, en un momento además en el que enemigos del exterior amenazan con destruirlo todo a su paso. "Creemos firmemente que dar libertad de elección a los jugadores ayudará a crear experiencias únicas y memorables", explican los responsables de este juego de estrategia histórico que para más alegría, ya tiene fecha de lanzamiento.
La acción del nuevo Total War tiene lugar en torno al año 1.200 a.C, que fue un período especialmente catastrófico para los imperios antiguos. Tanto que el único que se mantuvo en pie fue Egipto, y no sin dificultades. Así que pelear en el final de la Edad de Bronce es particularmente emocionante. De las novedades de las batallas en Total War: Pharaoh ya os hablé hace unas semanas, por lo que hoy me centraré en el mapa de campaña que además de bonito, es francamente divertido de explorar. En este modo historia hay tres grandes culturas en guerra: los egipcios, hititas y cananeos; cada uno de ellos con rasgos únicos y tropas especiales que hacen que cada partida sea distinta dependiendo de a quién elijas. Pero es que incluso en una misma civilización existen importantes diferencias según el líder de facción por el que apuestes, con ocho entre los que elegir. Guerra total, diplomacia, comercio… y lo que más me gusta, las conspiraciones.
Nadie está a salvo en Egipto
En Pharaoh encarnas a un aspirante al trono que no está solo en esa lucha por el control del imperio, así que más allá de la guerra o de acumular grandes riquezas, tu bien más preciado en este nuevo juego de Creative Assembly es la Legitimidad, una moneda difícil de ganar que se consigue conquistando las tierras sagradas de la cultura que quieres gobernar, además de construyendo monumentos en tu honor. Pero claro. Cuanta más legitimidad acumulas más enemigos tendrás, por lo que a medida que pasan los turnos la acción se va volviendo más y más peligrosa hasta el punto de desatarse una guerra civil. Lógico cuando el actual Faraón ve cerca el final de su reinado. Y si no es él, será cualquiera de los nombres que vive por y para ponerse la corona sobre su cabeza. Así que la política es fundamental para entender la acción de Pharaoh.
Recrea muy bien la fantasía de luchar por el trono de Egipto
Cada seis turnos, lo que equivale a un año, tiene lugar el Shemsu Hor, que es el viaje que tradicionalmente hacía el Faraón en el Antiguo Egipto para revisar sus tierras e imponer nuevos impuestos. Aquí, lo que verás es el desenlace de todas las tramas políticas en las que puedas estar involucrado como los chantajes, los intentos de asesinato, los sobornos, etc. Como ves, con tu legitimidad puedes influir en esta corte de muchas formas distintas pero también sufrir castigos que compliquen tu futuro en el mundo de los vivos. Incluso si llegas a convertirte en Faraón, estas tramas políticas no desaparecen sino que evolucionan con más opciones en tanto tú, como líder supremo, desbloqueas cinco poderes reales que te van a permitir, por ejemplo, anexionar otras facciones, forzar la emigración de trabajadores o eliminar las restricciones de construcción en una provincia determinada.
Pero no te confíes porque la amenaza de los asesinatos y los complots está siempre muy presente en el nuevo juego de la saga Total War, que introduce otras opciones tan curiosas como la importancia del vestuario que porta tu líder ya que cada prenda, corona o bastón que luzca en público le hará ganar y perder unas u otras ventajas. Ropajes que por cierto, sólo consigues tras superar ciertos desafíos. Es un elemento muy rolero que le sienta genial a un juego en el que cada decisión, por pequeña que parezca, parece tener una importancia capital en el curso de la partida. Hablo por ejemplo del legado, que son grandes hazañas que lograron gobernantes del pasado y que tú mismo puedes tratar de emular para aumentar tu prestigio y ganar importantes recompensas. En la práctica, elegir uno de estos legados te permitirá personalizar todavía más tu imperio y la forma de expandirte por el mundo. Tal vez lo tuyo sea la guerra y quieras emular a un conquistador dominando por la fuerza a tus rivales; o tal vez, si optas por seguir los pasos del gran Faraón Keops, tu máxima prioridad sea construir grandes monumentos y pirámides (son increíblemente caros, por cierto).
Sea cual sea el camino que elijas el juego te desafiará de tal modo que sientas que siempre tienes opción de salir adelante creando tu propia historia. Yo empecé usando la guerra para expandirme por el Nilo pero muy pronto descubrí por las malas que mis enemigos, cuando se alían, pueden ser devastadores. En otra partida no dejaron de complicarme la vida en la Corte hasta tal punto que acabé aliándome con los hititas, convirtiéndome entonces en aspirante al trono de otra nación. Esa es la libertad de Total War: Pharaoh. “Queríamos ofrecer una visión realista de lo que podría haber sido esa época y permitir a los jugadores dar forma a sus propias historias en un mundo antiguo dinámico, y visualmente impresionante”, explicaron durante una presentación.
Cada facción cuenta además con poderes únicos que pueden usar en el mapa de campaña en cualquier momento, o bien reservarlo para cada Shemsu Hor obteniendo otras ventajas. Ramsés por ejemplo puede lograr que todo su ejército ataque en posición de marcha, con todas sus energías intactas, o bien esperar y adquirir a los poderosos Medjay para que luchen junto a sus tropas.
La religión en Total War Pharaoh
Aunque el juego apuesta por el realismo de forma decidida, sus autores no podían pasar por alto la importancia que tuvo la religión en la vida de los egipcios. Esa es la razón por la que hay 19 deidades de Anatolia, Canaán y Egipto a las que podemos adorar para obtener diversas ventajas o unidades exclusivas. Puedes elegir entre varías (tres simultáneas) incluso de distintas religiones, erigiendo templos y monumentos en su honor para ganar su favor. Importante esto último porque de igual forma que te ayudan, también pueden “castigarte”.
“Queremos retratar el impacto de la religión en las sociedades de la Edad de Bronce sin dejar de lado el realismo”, explica Creative Assembly. Sus templos, como otras estructuras dedicadas a la administración o el ejército, pueden erigirse en los llamados “puestos avanzados” que ahora puedes construir en cada provincia. Es otra forma de personalizar tu imperio entrando más en detalle en cada territorio, pues dependiendo de donde estés puede haber unos u otros recursos clave, o tal vez te interese potenciar el comercio frente a la religión. Hay un gran poder de decisión y eso me gusta. Tanto es así que incluso hay ciudades sagradas que reciben el máximo favor de los dioses, así que hacerse con ellas nos puede brindar grandes recompensas si somos devotos de esa deidad.
Esto me lleva a hablar de los pilares de la civilización, que es otro concepto muy interesante que introduce Pharaoh. Como te contaba, este es un período histórico catastrófico que se llevó por delante a grandes imperios, y esto se ve reflejado en el juego con una era de esplendor que finalmente desemboca en los tiempos oscuros. Si juegas bien tus cartas y mantienes el equilibrio puede que vivas mucho tiempo en ese estado de prosperidad, pero la destrucción de una ciudad sagrada, las guerras constantes u otras catástrofes puede terminar por sumirse el mundo en un período oscuro donde todo se vuelva más difícil. O tal vez puedas beneficiarte de ello y arrasar a tus enemigos. Todo depende de ti. “Las catástrofes naturales se harán más frecuentes, los nómadas agresivos y las facciones de los pueblos del mar invadirán con mayor virulencia” cuando llegues a este punto, comentan.
La idea me encanta, aunque no he tenido tiempo de experimentar bien todos estos cambios más allá de lo puramente visual, que por cierto, no está nada más. El mundo, literalmente, cambia cuando llegas a una de estas etapas brillando con luminosidad en los tiempos de prosperidad, o sumiéndose en la oscuridad si ha llegado el particular apocalipsis de la Edad de Bronce. El mapa también muestra las crecidas del Nilo y cómo estás cambiaban la vegetación a su alrededor. Todos los menús cuentan además con abundantes motivos religiosos, muy llamativos, que sirven además para representar las escenas narrativas donde debes tomar decisiones. Por todo lo demás, como ya te conté en las impresiones de las batallas, el juego es un espectáculo; pero es que además sabe darle un punto épico a la historia cuando ocurren cambios importantes en el reino como el fallecimiento del faraón, que viene precedido por una cinemática muy cuidada.
En definitiva, esta primera toma de contacto con el mapa de campaña de Pharaoh me ha dejado muy contento. El juego recrea muy bien la fantasía de luchar por el trono de Egipto potenciando aspectos como la política o la personalización de tu imperio. Tiene detalles que me encantan como la importancia de los dioses y los abalorios del monarca, además de una buena cantidad de tutoriales para que incluso aquellos que llegan a Total War por primera vez puedan disfrutar de toda su acción sin problema alguno. Con una fecha de lanzamiento prevista para el 11 de octubre, tengo unas ganas tremendas de iniciar ya mi conquista de Egipto.