La condición normal de un jugador de videojuegos es esperar. Ver un montón de tráiler y ansiar por que la fecha de lanzamiento de esa saga llegue cuanto antes. También es así para mí, pero en lo que respecta al JRPG, lamentablemente, la paternidad y las responsabilidades me han pasado por encima como un camión. Ya no tengo tiempo de dedicarle todas las horas que me gustaría al género, y menos aún cuando las horas de un JRPG se han multiplicado exponencialmente las últimas décadas. Porque sí, ¿recuerdas esos JRPG clásicos de los 90? Eran muchísimo más cortos de lo que parecía, sobre todo en comparación con las casi 100 horas que duran algunos juegos del género (como Persona 5) hoy día.
La saga que me trae por el camino de la amargura es The Legend of Heroes. Veréis, a diferencia de Final Fantasy, aquí es necesario, y mejor si es por orden, jugar a todos los Trails antes de ponerte con el último (bueno, miento, los más antiguos y alguno más apartado no hace falta). Lo ideal, entonces es empezar con Trails in the Sky y sus tres juegos, pasar a los dos formados por Zero y Azure, y luego seguir con Cold Steel, que son cuatro juegos. Eso te prepara bien para poder jugar al que por fin sale ahora, Trails into Reverie, y que es una entrega especial ya que por fin vamos a ver unidos a muchos de los personajes de cada entrega.
Porque The Legend of Heroes es realmente grande. Lo que hace cada uno de estos nombres es contar unos acontecimientos clave de una nación en el continente de Zemuria. Sky ocurre en Liberl, Zero y Azure en Crossbell y Cold Steel en el imperio de Erebonia. Es, probablemente, uno de los ejercicios de worldbuilding más bestias que vas a encontrar en el mundo de los videojuegos, y que lleva creándose durante décadas. Un poco como The Elder Scrolls, pero con más de diez juegos a sus espaldas y el mismo marco temporal.
Lo de ser padre y los JRPG, o los juegos largos en general, da para hablar en otro artículo
Por supuesto, el fan incondicional ha hecho los deberes y espera Reverie como el comer. Yo miro las imágenes con cuidado de no spoilearme y siento envidia. Nihon Falcom ha ido mejorando su motor y ya en Cold Steel III se notaba un buen cambio, pero, como decía al principio, no me es posible subirme a este barco volador (aquí también los hay) todavía. Aún me quedan tres juegos por jugar (Azure y los dos últimos Cold Steel. Sí, alteré un poco el orden), y no tiene ningún sentido ponerse con Reverie hasta que lo haga. Y con un segundo niño en camino, no puedo asegurar que sea pronto. Lo de ser padre y los JRPG, o los juegos largos en general, da para otro artículo.
Nihon Falcom: la gran superviviente por una razón muy lógica
Pero no solo es culpa mía. Es que lo que hace Falcom no tiene sentido alguno. Esta compañía fue fundada en 1981 y lleva muchísimos años capeando el temporal de las generaciones, los presupuestos desorbitantes y las crisis sin despeinarse. ¿Cómo? Haciendo lo que saben hacer, con mucha prisa por sacar juegos, pero ninguna en sumarse a la carrera desmesurada de los gráficos. Conocen a su nicho y saben que les da igual. Es el caso contrario de lo que ha ocurrido recientemente con Daedalic. Empezaron siendo una compañía que hacía aventuras gráficas, pero querían más de lo que podían masticar, y ahora cerrarán como desarrolladora. Mientras tanto, Falcom si no está sacando un Trails está sacando un Ys. Conocen su público y sus limitaciones.
En 2011 con Azure todavía usaban su motor que mezclaba entornos tridimensionales con sprites. Cold Steel supuso el salto al 3D, pero uno que se podía mover decentemente en una PS3 y una Vita. Han ido a la retaguardia de la tecnología, y eso les ha permitido sacar un nuevo juego cada uno o dos años que hace que el fan siempre tenga alimento. Aunque aquí hemos tardado más en ver algunas versiones por lo difícil de su traducción al inglés, ya que son juegos de miles y miles de palabras. Y sí, reaprovechan muchos assets de una primera a una segunda parte, pero al aficionado le da igual porque se reencuentra con lugares y personajes que hacen el mundo más vivo y complejo.
Si no has jugado a The Legend of Heroes todavía, no te voy a engañar: el viaje es largo. Cada juego te puede durar en torno a las 40 o 60 horas, dependiendo de la rama, y si vas muy muy rápido; pero es difícil no entretenerse hablando con sus personajes y realizando misiones de todo tipo. Si te pesan los gráficos, los cinco primeros pueden hacerse algo cuesta arriba, aunque yo opino que tienen un estilo visual precioso. Ahora bien, si superas toda esta cuesta, la recompensa es también muy grande. Es uno de los ejercicios dentro del JRPG más ambiciosos que he visto, más cuidados en cuanto a su construcción de mundos, con un elenco de personajes más grande que el de Juego de Tronos y un lleno de giros, momentos tiernos y emocionantes. Vamos, que aunque tenga que esperar a mi jubilación, sé que algún día terminaré este viaje.
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